Rutas de senderismo

Camino de Santiago | Vía Arán-Pirineos, etapa 5: Viella-Refugio de Conangles

Vistas desde el Puerto de Viella / Emilio J. de los Santos

Llega la etapa reina. La jornada entre Viella y el Refugio de Conangles no es la más larga, pero sí la más dura (y con diferencia) de toda la Vía Arán-Pirineos. El puerto de montaña que vamos a ascender tiene 2.444 metros de altura y cuenta con un desnivel de subida de 1.548 metros en 9 kilómetros. Es el techo de esta variante y de todas las rutas jacobeas en la Península Ibérica.

Toca armarse de paciencia en esta etapa y planificarla bien. Si la meteorología es adversa (lluvia intensa, niebla o nieve), lo mejor es evitarla, siendo la única alternativa tomar un autobús o un taxi que nos lleve por el túnel al otro lado de la montaña. El perfil tiene una pendiente pronunciada a partir del tercer kilómetro, con tramos de peligro. La bajada tampoco es fácil, con alguna parte bastante resbaladiza. No hay servicios ni poblaciones intermedias.

Las primeras subidas no serán fuertes. Las primeras subidas no serán fuertes.

Las primeras subidas no serán fuertes. / Emilio J. de los Santos

Efectivamente, vamos subir y bajar. Tras coronar el puerto, tendremos que descender unos 945 metros de altura hasta colocarnos en el valle del río Noguera Ribagorzana, ya al otro lado de la montaña. En total son 16 kilómetros. Parecen poco, pero nos ocuparán bastante tiempo: la media para recorrerlos es de unas 7 horas y cuarto.

La etapa discurre siguiendo las marcas del GR-211.5. Unos postes de madera nos irán indicando la dirección cada 500 metros aproximadamente, incluso en las zonas más elevadas. Cuando alcancemos la salida del túnel en la cara sur, casi al final, conectaremos con el GR-11 o Ruta Transpirenaica.

Veremos muchos postes como estos en la etapa. Veremos muchos postes como estos en la etapa.

Veremos muchos postes como estos en la etapa. / Emilio J. de los Santos

Lo primero que tendremos que hacer es salir de Viella. Tomamos como punto de partida el Antiguo Puente Medieval, en la Plaza San Antonio. En esta jornada, nos despedimos del río Garona al fin: ahora remontaremos el Nere enfilando la Calle Mayor. No tiene pérdida, pues ya empezaremos a ver señales verticales indicando la distancia y la dirección. A los pocos metros, doblamos a la izquierda para pasar a la otra margen por un puente. Así, avanzamos por la Carrer Sarriulèda hasta dejar atrás las últimas casas. Todo esto lo recorremos muy rápido.

Andamos por el Camino del Puerto (Camin deth Pòrt), una pista de cemento en la que notaremos ya un ligero desnivel. De momento, estamos calentando para lo que viene. Eso sí, es interesante echar la vista a nuestro lado derecho de vez en cuando, pues veremos el río Nere bajando de la montaña y más allá la carretera N-230 realizando varias curvas mientras rodea el bonito edificio del Parador de Viella.

Primeros pasos de la etapa. Aquí vemos al fondo el Parador de Viella. Primeros pasos de la etapa. Aquí vemos al fondo el Parador de Viella.

Primeros pasos de la etapa. Aquí vemos al fondo el Parador de Viella. / Emilio J. de los Santos

En nuestra margen, iremos caminando a los pies de una ladera con mucha vegetación. El recorrido de momento irá justo por la linde del bosque. Mantendremos la pista de cemento durante unos 3 kilómetros. Pasada esa distancia, el Camino del Puerto dará un giro brusco a la derecha para tomar un puente que lo aproxima a la carretera. No tomamos dicho puente, salimos por el exterior de la curva por una senda de tierra que discurre entre árboles. Aquí nos separamos también del río Nere.

Un poco más adelante, cruzamos el arroyo de Sarrahèra por un vado y, tras unos pasos más, dejamos este camino por la izquierda. Nos encontramos ya ante la primera subida fuerte. Iremos ascendiendo por la ladera dentro de un denso bosque. El sendero será muy estrecho e irá haciendo zigzags para suavizar un poco el pronunciado desnivel. Tras este tramo, nos topamos con otro carril. Lo atravesamos perpendicularmente, aunque antes podemos pararnos a mirar desde el mirador que hay a la derecha. Nos ofrece una panorámica estupenda del Barranco del Puerto (Barranc deth Pòrt).

Veremos a nuestra derecha la N-230. Veremos a nuestra derecha la N-230.

Veremos a nuestra derecha la N-230. / Emilio J. de los Santos

A esta cota, vemos perfectamente que la carretera, al otro lado del río Nere, comienza a encadenar una horquilla tras otra antes de entrar en el Túnel de Viella, cuyo acceso norte no podremos ver por los árboles. Esta infraestructura es clave para el Valle de Arán, ya que antes la única forma de pasar de un lado a otro de la montaña era precisamente por el sendero que estamos siguiendo a pie. Se trata de su principal vía de comunicación con el resto de España.

Los araneses pidieron al rey Alfonso XIII que construyera el túnel en 1924. El proyecto se inició entonces, pero la inestabilidad política y la Guerra Civil hicieron que no se acabara hasta 1948. Este primer paso tenía 5.260 metros de longitud bajo la montaña y 7,5 metros de ancho para dos carriles. El aumento del tráfico y una normativa de seguridad más estricta obligó a que se planteara el desdoblamiento del túnel en 1989. El proyecto cambió mucho, en parte, influenciado por un grave accidente que ocurrió en Mont Blanc en 1999. Hasta 2002, no arrancaron las obras y se inauguró en 2007. El nuevo tiene 5.320 metros de largo y 12 metros de ancho, con tres carriles (dos en sentido ascendente hacia Lérida y uno en sentido descendente hacia Viella). El antiguo quedó como vía de evacuación e itinerario para transporte de materiales peligrosos. El primero se llama Túnel de Viella-Alfonso XIII y el segundo, Túnel de Viella-Juan Carlos I. Desde nuestro recorrido sólo vamos a poder ver la boca sur de la infraestructura al final de esta etapa.

La Cabaña de Pontet. La Cabaña de Pontet.

La Cabaña de Pontet. / Emilio J. de los Santos

Tras estos apuntes, seguimos la marcha. Cruzamos la pista y volvemos a subir por la ladera de la montaña. Acabaremos saliendo a una pradera alpina preciosa junto al refugio de la cabaña de Pontet. A partir de aquí, el sendero no estará tan definido y lo intuiremos. Eso sí, la dirección la tendremos clara, gracias a los postes y las marcas pintadas en piedras y troncos. 

En muchos tramos no hay sendero definido: hay que seguir las marcas blancas y rojas del GR. En muchos tramos no hay sendero definido: hay que seguir las marcas blancas y rojas del GR.

En muchos tramos no hay sendero definido: hay que seguir las marcas blancas y rojas del GR. / Emilio J. de los Santos

Tras un centenar de metros, doblamos a la derecha para cruzar el arroyo de Fontfreda. Tendremos que ir pisando piedras hasta superar el agua por una pequeña pasarela de madera. Al otro lado, veremos una cruz roja sobre un montículo. Andamos unos metros rumbo oeste hasta subir una ondulación. Posteriormente, viramos al sur para ir ascendiendo ya por una cuesta cada vez más intensa. El avance se irá haciendo más pesado a cada paso. Por aquí superamos la cota de los 2.000 metros. Si miramos atrás, tendremos una vista impresionante de todo lo que hemos recorrido, con Viella abajo del todo.

Viella, abajo del todo, en el valle. Viella, abajo del todo, en el valle.

Viella, abajo del todo, en el valle. / Emilio J. de los Santos

Ahora nuestro objetivo es alcanzar el Canal del Puerto de Viella (Canau deth Pòrt de Vielha), que es una especie de valle que recoge las escorrentías de las crestas próximas. Desde la ladera por la que subimos podemos intuir por dónde vamos a ir. En cierto momento, el recorrido comenzará a hacer varios zigzags hasta colocarnos en un punto con una caída muy pronunciada a la izquierda y una pared a la derecha. Describimos una curva mientras vemos a nuestros pies, muy abajo, el Estanque de Hont Hereda.

Estanque de Hont Hereda. Estanque de Hont Hereda.

Estanque de Hont Hereda. / Emilio J. de los Santos

Nos aguarda el tramo más exigente de la subida, ya en el Canal del Puerto Viella. Aún restan unos 2,5 kilómetros hasta el punto más elevado. El suelo que pisaremos tendrá muchas piedras sueltas y en cierta parte serán láminas de pizarra que nos pueden provocar un resbalón o una torcedura. En nuestro sendero, nos toparemos con varios búnkeres. Tras un risco, tendremos la rampa final hasta coronar el Puerto de Viella, a 2.444 metros de alto. Llevamos 10 kilómetros de la etapa.

Vistas desde el Puerto, con varios tresmiles al frente. Vistas desde el Puerto, con varios tresmiles al frente.

Vistas desde el Puerto, con varios tresmiles al frente. / Emilio J. de los Santos

Desde arriba, podemos ver a nuestra derecha, el Tuc de Montanèro (2.585 metros); a la izquierda, el Tuc deth Pòrt de Vielha (2.606 metros); y al frente, de derecha a izquierda, los imponentes tresmiles de La Maladeta (3.308 metros), Aneto (3.404 metros) y Mulleres (3.013 metros). Ante este escenario, hay que parar a descansar sí o sí.

Esta cara de la montaña es más seca que la norte. Esta cara de la montaña es más seca que la norte.

Esta cara de la montaña es más seca que la norte. / Emilio J. de los Santos

El recorrido inicia su descenso. En los próximos seis kilómetros vamos a perder más de 900 metros de altura, con pendientes pronunciadas en los cuatro primeros. Dejamos la cota elevada del puerto siguiendo el camino (llamado Es Trauèsses) que va por la derecha. Este primer tramo baja bastante, siguiendo una trocha muy estrecha y peligrosa que en algunos puntos presenta escalones, fuertes desniveles y zonas de roca derrumbada que dificultarán la pisada. Una caída aquí puede ser fatal por la pronunciada pendiente que tenemos a la izquierda en todo momento. Hay que ir lentamente. Si miramos abajo del todo, al fondo, veremos unos edificios y la carretera: es la boca sur del Túnel de Viella. Hasta allí tenemos que llegar.

Restos de un antiguo búnker. Restos de un antiguo búnker.

Restos de un antiguo búnker. / Emilio J. de los Santos

El sendero describe un amplio arco por la falda del Port Vielh deth Hòro. Este tramo tan incómodo tiene un kilómetro y medio de distancia. Cuando lleguemos a otro búnker, el terreno parece que se suaviza, pero será por poco tiempo. Nos colocamos junto a un arroyo y pronto volvemos a sufrir rampas muy inclinadas. Estamos descendiendo por el Barranco del Puerto (Barranc deth Pòrt). En cierto punto, el GR-211.5 inicia un zigzagueo con horquillas muy cerradas hasta obligarnos a cruzar el arroyo que acompañábamos. Una piedra grande y ancha nos ayudará a superarlo.

Valle de Molières, con la cascada entre los árboles del bosque. Valle de Molières, con la cascada entre los árboles del bosque.

Valle de Molières, con la cascada entre los árboles del bosque. / Emilio J. de los Santos

El terreno vuelve a dar la sensación de suavizarse, pero no es más que otro breve descanso. Al entrar en un bosque de pinos, la grava del suelo adquiere un color blanco. Afrontaremos aquí las últimas pendientes duras por un terreno que resbala muchísimo. El recorrido dobla a la izquierda para dejar atrás la arboleda y así conectar con el Camino del Hospital de Viella (Camin der Espiatu de Vielha). Lo peor de la etapa ya ha pasado.

Llegada al Hospital de Viella. Llegada al Hospital de Viella.

Llegada al Hospital de Viella. / Emilio J. de los Santos

Si miramos al oeste, podemos ver la bonita Cascada de Molières a lo lejos. Por desgracia, no iremos en esa dirección: giramos a la izquierda. Un kilómetro después, alcanzamos unos edificios abandonados. Aquí estaba el antiguo Hospital de Viella o de San Nicolás (Espitau de Vielha), un lugar histórico donde se atendía a las personas que atravesaban el puerto de montaña. Cuando se construyó el túnel, este enclave fue la sede de las empresas que construían la infraestructura y desde entonces está sin uso. Por aquí hay una fuente donde reponer la cantimplora.

Cruzamos el arroyo por un puente y entramos en el Bosque de Conangles. Cruzamos el arroyo por un puente y entramos en el Bosque de Conangles.

Cruzamos el arroyo por un puente y entramos en el Bosque de Conangles. / Emilio J. de los Santos

Pasamos entre los dos edificios y subimos por un pequeño montículo. A nuestra derecha veremos perfectamente la salida sur del Túnel de Viella. Aquí también conectamos con el GR-11, que atraviesa los Pirineos de este a oeste.

Refugio de Conangles, final de la etapa. Refugio de Conangles, final de la etapa.

Refugio de Conangles, final de la etapa. / Emilio J. de los Santos

Pasamos el Barranco de Espitau por un puente y penetramos en el precioso Bosque de Conangles. A unos 800 metros, entre los árboles, está el refugio donde pararemos para pasar la noche. Encontraremos todo lo necesario para descansar y comer aquí.

Concluye así la etapa más dura y espectacular de esta Vía Arán-Pirineos. Seguiremos subiendo y bajando montañas en las próximas jornadas, pero no serán ya tan pronunciadas.

Perfil de la etapa 5 de la Vía Arán-Pirineos Perfil de la etapa 5 de la Vía Arán-Pirineos

Perfil de la etapa 5 de la Vía Arán-Pirineos

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