La cuarta etapa es dura, no por su perfil sino porque es de esos recorridos que acaban con la paciencia del senderista. ¿El motivo? Una monótona recta de casi 6 kilómetros junto a un canal que nos resultará desesperante. Cuidado si hace calor porque veremos muy pocas sombras. Tampoco hay poblaciones intermedias en los 26 kilómetros de marcha.

De Tahivilla se sale sin complicaciones. Partiendo del albergue, que está en la calle Corrales, vamos a nuestra derecha hasta bajar por la calle Real. No alcanzamos la carretera N-340. Antes, doblamos a la izquierda, por la calle Tarifa. Al fondo de la misma, en una esquina, arranca un carril que va de frente. Por aquí seguimos.

El parque eólico próximo a Tahivilla

Caminamos entre la carretera y unas instalaciones deportivas. Siempre recto hacia adelante, tras un punto limpio pisamos ya tierra. Al superar el Arroyo del Gallego, que puede que ni nos percatemos de él, el sendero comienza a apartarse de la Nacional. Vamos rumbo a la línea de árboles que hay delante de los aerogeneradores. Antes, atravesamos un amplio campo donde, cuidado, puede haber vacas sueltas. Precaución.

A la altura de los mencionados árboles, hay una cancela. La pasamos y cruzamos perpendicularmente el camino que conduce al Cortijo de la Manga, que veremos a la izquierda. Nos encaminamos al primer aerogenerador que tenemos delante.

Cuando llegemos al molino 47 tendremos que cambiar de hilera

Seguimos la hilera de cinco molinos por el carril de servicio. Al final da un giro casi de 90 grados a la izquierda. En la próxima encrucijada, tomamos la derecha hasta ponernos a la altura del aerogenerador número 47. Lo rodeamos hacia la izquierda para ir campo a través hacia la siguiente hilera, concretamente hasta el generador 57. Cruzamos perpendicularmente el camino para ir por un sendero que apenas se distingue hasta la carretera CA-2227, que vemos al fondo. Vuelve a haber ganado suelto por aquí. Una cancela nos permitirá alcanzar la calzada.

Cuidado al atravesar la carretera nacional: suele tener muchísimo tráfico

Esta carretera llega a Zahara de los Atunes y, dependiendo de la época, puede tener algo de tráfico tráfico. Nos apartamos de la costa, por lo que caminamos hacia la derecha. Con la Sierra de Retín a la izquierda, avanzamos un kilómetro hasta el cruce de la antigua Venta del Retín. Muchísimo cuidado al atravesar la N-340, pues tiene muchísima circulación.

Nos despedimos del Campo de Gibraltar y entramos en La Janda. La comarca debe su nombre a una antigua laguna y zona de humedales que se desecó para convertir los terrenos en campos de labranza. Las tierras que vamos a recorrer a continuación estaban inundados antes de los años 1940. Tendremos ocasión de ver a lo lejos los embalses que contribuyeron a este proceso, como es el caso del Cemelín o el del Río Barbate.

Tras cruzar la carretera, este carril nos lleva a un canal de riego.

Tras pasar la N-340, enfilamos un camino de regantes. En línea recta, tras otro kilómetro, llegamos al Canal Colector del Este. Doblamos a la izquierda sin cruzar el puente para afrontar el tramo más desquiciante de todo este Camino del Estrecho: 5,8 kilómetros en un camino plano, sin sombra y más derecho que un bordón. Tendremos tiempo para reflexionar bien por aquí. Si observamos los alrededores, veremos la Sierra de Retín a la nuestra izquierda, los Alcornocales a la derecha y, si está el día claro, distinguiremos Banalup-Casas Viejas en lontananza.

Tras la distancia dicha, el camino gira a la izquierda en un cruce de canales. Tomamos el puente que va a la derecha y, en la otra orilla, iniciamos otra recta. Hay algo más de vegetación por aquí y es posible que veamos muchas aves, de hecho la antigua laguna se ha convertido en un punto de avistamiento de águilas reales o ibis eremita. Es posible que nos topemos con aficionados a la ornitología por esta zona. A un kilómetro y medio del puente sobre el canal, damos con otra encrucijada. Seguimos hacia el noreste, por el camino que rodea la falda del Cerro Cabeza, la discreta elevación que veremos delante. 

Cruzamos el canal por un puente.

El avance es siempre claro: por el carril principal. Hay que ignorar todos los ramales que salgan de éste. A cuatro kilómetros del puente sobre el canal, atravesamos (literalmente) el Cortijo de la Mediana. Pasados otros tres kilómetros, nuestro carril desemboca en la Cañada de Facinas y empezamos a pisar asfalto. Nuestra meta la vemos más próxima, pero aún nos queda un rato. Por esta zona, mirando al norte, podremos distinguir a lo lejos el Embalse del Cemelín.

Benalup-Casas Viejas al fondo.

A algo más de 2,5 del inicio de la calzada, atravesamos el Río Barbate. Junto a una nave aislada, doblamos a la izquierda por otro camino de tierra. Es el acceso a Banalup-Casas Viejas. Pero antes de llegar a las viviendas de la localidad, tendremos que subir al Cerro de la Grulla, donde se asienta la población. Afrontamos una empinada rampa que en un kilómetro supera 90 metros de altura. 

Benalup-Casas Viejas se encuentra sobre una loma.

Benalup-Casas Viejas es un pueblo bastante animado y con unas vistas impresionantes a los Alcornocales, siendo un punto de acceso privilegiado a este entorno natural. Desde su mirador hay unas vistas privilegiadas de toda la antigua laguna de la Janda y de los Embalses de Barbate y del Cemelín. Al norte están Alcalá de los Gazules con la Sierra del Aljibe justo detrás. El Camino de Estrecho conecta en la localidad benalupense con el Corredor Verde de las Dos Bahías, que conecta Los Barrios con Puerto Real, que también es nuestra meta. A partir de ahora vamos a seguir su trazado.