Cine en la red | La cartelera en casa

De ucronías, duelos y multiversos

  • 'La conjura contra América', 'After life' y 'Devs' tienen más elementos en común de lo que pudiera parecer a primera vista: las tres series comparten interés por las alternativas, la especulación, las segundas oportunidades o el duelo. 

En registros, tonos y géneros muy diferentes, tres series que coinciden estos días en las plataformas nos hablan de ucronías, segundas oportunidades, multiversos o se colocan ante la pregunta ¿qué hubiera pasado si? como premisas y motores de sus respectivas tramas.

En HBO, La conjura contra América, de David Simon y Ed Burns, adapta la novela (2004) del mismo nombre de Philip Roth para revisitar la Norteamérica de los primeros cuarenta del pasado siglo bajo la ucronía del supuesto ascenso a la presidencia del famoso aviador Charles Lindbergh, simpatizante de la Alemania nazi y promotor de un ambiente antisemita en alianza con otras conocidas personalidades como la del empresario automovilístico Henry Ford.

Narrada desde el punto de vista y la experiencia traumática de una familia trabajadora de Newark, New Jersey, la mini-serie cuece a fuego lento, como suele ocurrir siempre en los trabajos de Simon (The Wire, Tremé, Show me a hero, The Deuce), ese paulatino y malsano clima de rechazo, odio, vigilancia y persecución en una sociedad pre-bélica en la que no es difícil reconocer las resonancias con los Estados Unidos de Trump, sus lemas patrióticos y excluyentes (“America First”) y la escalada de las posiciones xenófobas alineadas junto al Supremacismo Blanco.

'La conjura contra América' especula con el triunfo del nazismo en Estados Unidos tras la II Guerra Mundial

Con unas calidades de producción extraordinarias en su recreación de la vida cotidiana y la fisonomía urbana de aquellos días, la serie se resiente empero de una cierta tendencia al estancamiento narrativo en favor del subrayado de sus grandes temas políticos (que no son otros que los valores democráticos y multiculturales fundacionales de la nación americana), también en el trazado poco evolutivo de unos personajes que, del orgulloso y tozudo padre de familia (Spector), su esposa (Kazan) y sus dos hijos (uno de los cuales observa con los ojos del propio Roth), al rabino con ansias de poder (Turturro) y su nueva pareja (Ryder), ambos prisioneros de su propia ceguera e ingenuidad ante el devenir tumultuoso de los acontecimientos, no terminan de construir y fraguar esa necesaria empatía para que su paulatino arrinconamiento y caída en desgracia sean compartidos en toda su complejidad personal y moral.

También llega a Netflix la nueva temporada de After Life, la extrañísima comedia dramática de Ricky Gervais ambientada en un pequeño pueblo de provincias británico y protagonizada por un viudo depresivo (el propio Gervais) que lucha a diario por seguir adelante mientras se rodea de personajes entrañables, a saber, una prostituta grandota, un cartero impresentable, una viuda con la que coincide cada día en el cementerio, la enfermera que cuida a su padre enfermo terminal de Alzheimer o los excéntricos compañeros de redacción del periódico local para el que trabaja entrevistando a la flor y nata de la localidad.

Entre decorados, ritmo y realización propios de sitcom, Gervais se mueve siempre en la cuerda floja entre la gravedad, el patetismo, el sarcasmo, el humor liberador y el mensaje de optimismo, en la que se nos antoja la más suicida de sus propuestas hasta la fecha al menos en lo que al género respecta. Resulta difícil determinar qué termina pesando más en el tono de la serie, si su sobrecarga melodramática sobre el largo y duro proceso del duelo, si su agudo retrato caricaturesco de tipos extraordinarios (el psicoanalista canalla es toda una creación) o la tendencia al chiste de trazo grueso o a la incorrección política que parece buscar a aquel joven Gervais de The Office o de las presentaciones de las galas de los Globos de Oro en su nuevo personaje cincuentón y derrotado.   

Por último, a HBO ha llegado también Devs, la serie de ciencia-ficción creada y dirigida por el británico Alex Garland, responsable de títulos como Ex -machina o Aniquilación y nuevo wunderkind de la vertiente humanístico-tecnológica de un género en constante reinvención. De nuevo aquí las segundas oportunidades y las expiaciones del duelo se materializan en el experimento tecnológico más extraordinario jamás imaginado por el hombre, la construcción de un gran ordenador acorazado capaz de hacer las veces de un nuevo Dios para visualizar el multiverso y viajar hasta cualquier coordenada espacio-temporal deseada, de las cavernas prehistóricas a la crucifixión de Cristo, de los secretos de alcoba de Marilyn al futuro inmediato de sus protagonistas.

'Devs' integra el thriller y la ciencia-ficción para denunciar los excesos de la tecnología

Integrada en una trama de espionaje industrial con agentes rusos y jefes de seguridad implacables (inquietante Zach Grenier), Devs progresa con innegable efectividad narrativa y aplicado sentido del cliffhanger, aunque tal vez enseña demasiado pronto sus cartas metafísicas y tecno-científicas para mantenerlas vivas hasta el último de sus ocho episodios. Con su profesor loco y mesiánico (Nick Offerman), sus sueños de resurrección redentora y su fría escudera (Alison Pill) enfrentados a un par de jóvenes de origen asiático (Sonoya Mizuno y Jim Ha) como polos de un duelo final anunciado (y previsto), Devs lanza interrogantes sobre la deriva tecnológica de la humanidad y alerta sobre los peligros de la algoritmatización (con perdón) del mundo en un territorio intermedio entre el melodrama familiar, el thriller y el discurso filosófico camuflado entre formas pop y diseños futuristas. Un producto de su tiempo, tan estimulante como irregular, que sin duda va a encontrar numerosos adeptos y dará mucho juego especulativo e incluso académico para engrosar currículos.