Una raza que seduce en las salas
sicab 2016
La inauguración oficial de Sicab clausuró con un espectáculo que combinó números inspirados en el cine, de doma natural, tradicional, y de enganches.
La magia del caballo de pura raza española ante el auditorio que abarrotó la pista central levantada en Fibes para la ocasión. Después de la celebración en 2015 del primer cuarto de siglo de vida del evento, anoche, el espectáculo de la edición vigésima sexta del Salón Internacional del Caballo quiso sorprender y para ello se valió de una temática tan atractiva como el séptimo arte. Una idea no exenta de argumentos, por el protagonismo de los equinos en las películas, especialmente en las de época, que sirvió a los organizadores para buscar el reconocimiento y la valoración del público:el caballo de pura raza española es el más demandado por la industria del cine por su porte, belleza y carácter dócil, según adelantó Antonio Moya, ganadero y director del espectáculo Caballos de cine.
Un guión preparado para esta ocasión y que pretendía llevar al espectador a caballo por la historia del hombre y del cine. Desde la Antigua Roma, pasando por la Edad Media y finalizando en el Lejano Oeste, Antonio Moya junto al equipo de especialistas ecuestres de la serie de televisión Águila Roja, entre otras producciones de cine y televisión nacional e internacional, fueron los artífices de la organización y la ejecución de los 90 minutos de esta propuesta de la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española (Ancce). Una producción que empezó, tras la inauguración oficial por parte de autoridades locales, regionales y nacionales y la aparición del escuadrón ecuestre de la Policía Nacional, con la popular cortinilla de la 20th Century Fox, pero con las siglas Siglas 2016. Un Sicab de cine quedaba inaugurado.
Pero las escenas que se le harían familiares a más de un espectador tardarían un poco más en aparecer. El hilo conductor de esta particular película fue el recorrido por la historia del hombre y del cine, pero también de los pura raza: varios vídeos cortos en los que se explicó cómo es el nacimiento y los primeros años de estos ejemplares, la doma en cría y los procesos de entrenamiento junto a los jinetes y los cuidadores para alcanzar el deseado fin de la armonía entre ellos se intercalaron con los actos en los que se dividió el espectáculo. Como los dos números de la jinete francesa Alizee Froment que enmudecieron al pabellón.Dos momentos en los que el aura de Froment junto al caballo transmitía armonía, serenidad y elegancia. Ella, con antifaz y un vestido níveo de fantasía, dirigió a sus compañeros cuadrúpedos con sus gestos, sus miradas, sus movimientos y dos pequeñas fustas. La doma natural que exhibió esta jinete consiste en dirigir al equino sin riendas, casi de manera natural e imperceptible. Aunque el elevado volumen de la música ambiental despistara en algunos momentos a los caballos. En el capítulo de enganches, se mostraron cuatro mail coach a la cuarta que hicieron una demostración de manejabilidad en la que el carruaje de la Yeguada Cuevas Bajas de Córdoba, guiado por Antonio Gómez, hizo el mejor tiempo.
De esta película en directo que este miércoles Ancce brindó al auditorio, hay previstas reposiciones este jueves y este viernes a las 20:00, el sábado a las 13:00 y las 19:30, y el domingo a las 17:00 (15 euros). La cinta comenzó sobre la arena ofreciendo como aperitivo a las escenas de inspiración cinematográfica, la música trepidante y las acrobacias sobre los caballos. Tras lo que hicieron acto de presencia 24 ejemplares de la yeguada militar del Ministerio de Defensa formando cobras:una tradicional manera de enganchar en paralelo a los equinos para las tareas del campo. La espectacularidad del número alcanzó su punto álgido cuando se agruparon en dos cobras de 12 yeguas cada una. La anécdota la puso la yegua torda a la que se le partió el enganche y decidió unirse a las castañas en los últimos momentos del número.
Y entonces apareció el cine. El segundo guiño cinematográfico después de la conocida cortinilla fue a la cinta que firmó en 2000 Ridley Scott: Gladiator. Un emperador romano y unos juegos en su honor en los que un gladiador se jugaba la libertad fue el argumento. Los asistentes abrieron bien los ojos ante el anuncio de la carrera de cuadrigas. Y, como en muchas películas, hubo gazapo. Lo protagonizó uno de los conductores de cuadriga mascando chicle y una atenta señora se encargó de informar a sus nietos: "En la Antigua Roma no había chicles, fijaos", comentó mientras dirigía la mirada de sus descendientes a la pantalla con el dedo índice.
La Edad Media se materializó con un número que fundió la batalla por la libertad de Braveheart y la justa de Destino de caballero al ritmo de We will rock you, seguido al instante por el público con palmas. El espectáculo se despidió en el Lejano Oeste: indios a caballo, una diligencia que porta a la hija del alcalde secuestrada por el sheriff corrupto y una aparición estelar del Séptimo de Caballería. Una melodía que tararearon pequeños y mayores.
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