George Orwell, afamado escritor, dijo que "en una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario". Vivimos en una sociedad en la que la mentira es un pilar fundamental, pero a veces el exceso de sinceridad puede no ser del todo agradable. Precisamente, esto es lo que ha pasado en una de las comandas del mítico Mega, un Café Barar de la sevillana calle Macasta en el que las hamburguesas gigantes y unas croquetas con dimensiones proporcionales a la Giralda son protagonistas.
#meganos sinceros y que esperemos que pasen una noche genial. 🤣 pic.twitter.com/h6XKimffZt
— Café Bar Mega (@CafeBarMega) October 16, 2021
El 16 de octubre, un cliente fiel, sincero y con problemas de viento por la popa de la fisiología del ser humano, dejó el siguiente comentario en su pedido culinario: "la hamburguesa 'crujipollo' que sea sin cebolla, por favor. paso muy mala noche con los peos. Gracias, está todo muy rico". La realidad es que la planta herbácea bienal puede hacer pasar una mala noche a cualquiera, una realidad y verdad manifiesta que no casa con la hamburguesa Japo y las croquetas de gouda y wasabi, manjares que precisamente no ayudan a mandar las ventosidades a "tomar viento fresco", nunca mejor dicho.
Las redes sociales, como es habitual en este tipo de peculiares cuestiones, han sido un hervidero y son muchas las reacciones que aún sigue obteniendo este gracioso mensaje. Café Bar Mega no quiso perder la oportunidad de compartir con sus casi 2.000 seguidores una anécdota que ha resumido con el hashtag #meganos y el mensaje "sinceros y que esperemos que pasen una noche genial". Por su parte, los clientes y usuarios de Twitter han reaccionados con diversos tweets.
La cebolli no, pero el wasabi sin problemas padentro. Esa noche el culo como un bostezo se le habrá quedao
— Sampapaalioli (@JSampapaalioli) October 18, 2021
Con cebolla o sin ella, la cuestión es que tras más de un año de crisis sanitaria y sinsabores, de perdidos al río y disfrutar de un majestuoso banquete es, cuanto menos, una alegría para la mente y el paladar, aunque luego el cuerpo se resienta y "suspire", sea por donde sea.
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