Un vergel de sorpresas en la Alameda

En el patio de su casa, María del Mar Delgado y Jerónimo Fernández han montado su empresa, un original vivero donde la creatividad aflora a través del reciclaje de utensilios que son empleados como macetasl La Mar de Flores. Alameda de Hércules, 73. 'www.vivero-lamardeflores.com'

1. Imagen del vivero. En primer plano, uno de los bolsos-macetas. 2. La Mar de Flores también abre sus puertas a la exposición de disciplinas como la pintura. 3. Guitarra con planta en su interior. 4. Zapatos con cactus plantado,  y a su vez expuestos dentro de una jaula. 5. Los zapatos de tacón son los tiestos con más éxito.
1. Imagen del vivero. En primer plano, uno de los bolsos-macetas. 2. La Mar de Flores también abre sus puertas a la exposición de disciplinas como la pintura. 3. Guitarra con planta en su interior. 4. Zapatos con cactus plantado, y a su vez expuestos dentro de una jaula. 5. Los zapatos de tacón son los tiestos con más éxito.
Ana Fernández

19 de noviembre 2012 - 01:00

Hija de un trabajador de centrales nucleares, María del Mar Delgado dio una patada al destino y hoy vive y trabaja rodeada de naturaleza en pleno centro de Sevilla, "sin radioactividad de ningún tipo", bromea. Todo resulta novedoso, curioso y original en el número 73 de la Alameda de Hércules. En el patio de esta casa sevillana se concentra un peculiar jardín que llama la atención de cuantos pasean por el lugar. Aquí, las plantas se posan sobre todo tipo de objetos más allá de las macetas. "Es un vivero atípico, un negocio que montamos a finales de 2007 en nuestro hogar y que ha cambiado nuestro concepto de vida y de lo que es un vivero", comenta su propietaria.

En este pequeño paraíso habitan más de 200 cactus y todo tipo de plantas (ornamentales, carnívoras, trepadoras, enredaderas...). Si algún ejemplar no se encuentra, el lema de María del Mar es "en una semana lo tenemos". Además, se vende material para el cuidado y cultivo de las plantas y existe una zona dedicada a la recuperación de plantas, es decir, "una UVI donde los clientes traen aquellas macetas que en casa se les están marchitando. Las ponemos a punto".

El diseño y la decoración de plantas, así como de jardinería de exteriores e interiores, es lo que distingue a este negocio. En sus rincones no es extraño toparse con joyeros, guantes de boxeo o cazos de cocina que hacen las veces de tiestos, coches antiguos de juguete que portan en su baca algún vegetal o faroles de hierro que cobran vida con plantas colgantes. Pero, de entre todos estos peculiares maceteros, los que más éxito alcanzan son los zapatos de tacón, las jaulas y los bolsos. "El concepto es el del reciclaje. Muchos de estos objetos los adquiero en mercadillos. Cualquier hueco ya lo veo con plantas", cuenta María del Mar. Así, todo objeto puede resultar válido para combinarlo con piedras u otros artilugios ornamentales. Verlo para creerlo, un váter y un bidé pueden metamorfosearse y servir de recipiente.

Este jardín mutante, -porque continuamente se modifica con nuevas creaciones-, surgió cuando María del Mar y su marido Jerónimo se trasladaron a la Alameda y decidieron abandonar su anterior trabajo en el sector inmobiliario. "Vimos que esta zona tenía buenas expectativas de negocio", cuenta Jerónimo, que regenta con su mujer y la colaboración de sus tres hijos el vivero y mantiene su despacho de asesoramiento fiscal en la azotea de la vivienda. "El perfil de nuestros clientes ha cambiado bastante. Dicen que este ambiente natural les da buenas vibraciones. El trato es cercano y, al estar en nuestra casa, se puede compatibilizar la vida familiar y las tareas del hogar a la perfección", añade María del Mar.

Lo singular de este vivero no acaba aquí. En el lugar también cuelgan obras de artistas a modo de galería. "Queremos crear un espacio abierto a otras disciplinas que dé la oportunidad de promocionarse a los artistas".

El periódico británico The Guardian ya ha recomendado este edén de la Alameda en su guía de Sevilla como uno de los diez lugares que visitar en la ciudad junto a espacios como La Anselma, El Rinconcillo o Metropol Parasol. La Mar de Flores es su nombre; visitarlo una experiencia.

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