Las Santanitas de Qlamenco recorren la Velá de Triana

Lo bueno de las tradiciones es que, además de estar más que instauradas, el paso del tiempo permite tomarse ciertas licencias. Desde el año 2021 es tradición que mujeres ataviadas con la indumentaria clásica de las trianeras de antaño recorran las calles del arrabal, hagan una ofrenda florar a Santa Ana y disfruten de un refrigerio bajo las lonas verdiblancas que inundan la calle Betis. Cuatro años después, el turista y el sevillano saben que el día de Santa Ana y para poner broche de oro a la Velá las Santanitas, nombre con el que se conoce de manera coloquial a esta indumentaria creada por la Asociación Qlamenco, recorrerán los aledaños de la calle Betis.

Siempre de mañana, este año la convocatoria se trasladó a la tarde -el primero de los cambios- dejando una estampa muy espcial la de las modelos sobre el Puente de Triana con la cucaña de fondo. En esta edición de la Santanita, el posado fue en la Capillita del Carmen, con su posterior parada de rigor en la primer caseta de la Velá y no hubo ofrenda florar a Santa Ana en la Parroquia de Santa Ana.

Con el objetivo de revitalizar las tradiciones locales, las Santanitas, que este año no contaron con el diseño original y alma mater de la que todas las propuestas beben, recorrieron las calles de la Velá camuflándose entre los asistentes más tempraneros, que desgustaban las primeras sardinas de la noche, mientras los valientes cucañeros luchaban por hacerse con su preciado banderín.

Las Santanitas, las trianeras de antaño como símbolo cultural

Esta prenda, creada en 2021 por los diseñadores de Qlamenco, se ha convertido en un símbolo de la cultura trianera, enriquecido con detalles ornamentales como flores, enaguas, peinecillos, y elementos representativos como la cerámica y el ancla, que rinden homenaje a la Virgen de la Esperanza y a la herencia del barrio trianero. La propuesta busca consolidarse como un icono de la festividad, al nivel de otros símbolos tradicionales como la cucaña, las moñas de jazmines o las casetas de lonas verdes y blancas.

Entre las propuestas de los diseñadores participantes destacan faldas con volumen o canasteras, corpiños, coloridos volantes y una elegante mezcla de telas que rinden homenaje a la vestimenta de las cigarreras de Triana. Entre los complementos destacan los mantones de manila, abanicos y flores que hacen un giño a los patios y balcones de Triana, como las azucenas, los claveles, las campanillas o el jazmín.

“Queremos que el vestido de la ‘Santanita’ trascienda como un referente de la fiesta, fomentando el diseño, la artesanía y la historia de Triana. La iniciativa no sólo celebra la cultura local, también impulsa la innovación en la moda flamenca, fortaleciendo la identidad de la festividad”, explica Pedro González, director artístico de Qlamenco.

Los diseñadores de Qlamenco que han participado en esta acción son Amalia Vergara, Ángeles Copete, Atelier Rima, Carmen Latorre, Carmen Serrano, Francisco Tamaral, Inma Benicio, Inma Castrejón, Leticia Lorenzo, Manuel Odriozola, María amador, Nuria Chaparro y Sonibel; con complementos de Juan Foronda.

El origen del vestido de la Santanita

El vestido oficial de la Santanita es una iniciativa pionera de Qlamenco y fue creado en julio de 2021 por los diseñadores de la asociación, bajo la dirección de Pedro González y confeccionado por Francisco Tamaral y Yolanda Rivas, con bordados de Juan Foronda. El vestido, diseño exclusivo, está protegido y registrado por el Departamento de Propiedad Industrial de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), dependiente de la Consejería de Económica, Hacienda y Fondos Europeos de la Junta de Andalucía.

La base del diseño está compuesta de dos piezas: falda y camisa blanca, complementado con corpiño, mantoncillo, mantón, enaguas adornadas con lazos, peinecillos, flores y abanico. Representación rica en simbolismo y tradición, este atuendo busca reflejar la esencia del barrio sevillano de Triana. Los detalles ornamentales, como las enaguas adornadas, los peinecillos y las flores, añaden un toque festivo y colorido, esencial en la estética trianera. El uso de elementos icónicos, como la cerámica y el ancla, no sólo hace referencia a la herencia cultural del barrio, sino que también rinde homenaje a la Virgen de la Esperanza de Triana. Las azucenas, que se incorporaron en la edición anterior, simbolizan la pureza, refuerzan la conexión religiosa y tradicional del vestido.

La performance contó con el patrocinio de modelos de la agencia de Moda y Comunicación Doble Erre y del Hotel Doña María. Así, como con la colaboración especial de Juan Foronda; Blanco Azahar. Y la colaboración de Ana Camero peluquería; Make Up School by Cristina Rivero; Escuela y estudio de fotografía Francisco Guerrero.