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Gregorio peces-barba

"El tema de los ríos en el Estatuto andaluz puede ser inconstitucional"

  • Cree que hay aspectos inconstitucionales en el 'Estatut'. Dice que Zapatero ha sido"demasiado intuitivo", aunque valora su gestión. También alaba a Griñán y a Chaves.

ADEMÁS de seguir atento a la vida política, Gregorio Peces-Barba mantiene su actividad universitaria como catedrático emérito que es en la Universidad Carlos III. En una mañana lluviosa, nos recibe en su despacho del campus universitario de Colmenarejo (Madrid). Hay muchos papeles en su mesa, en aparente desorden, pero él es un hombre ordenado que no se calla nada a estas alturas.

-¿Cómo ve el actual momento político?

-Es un momento de crisis. Yo creo que desde el punto de vista de salida de la crisis, y de las medidas sociales, el Gobierno está actuando bien, con la idea del presidente de ayudar a los más modestos. La política internacional, con la presidencia europea, también es positiva. Si hay que hacer algún reproche es a la renovación de los estatutos. Curiosamente, se ha recurrido el catalán, pero hay algunos temas parecidos en el Estatuto andaluz y el valenciano, que si se declarasen inconstitucionales en el catalán, o se declarase una interpretación como la única válida, en lo que fueran iguales también repercutiría en esos estatutos.

-El TC sigue sin ponerse de acuerdo. ¿Qué puede ser inconstitucional en el Estatuto de Cataluña?

-Bueno, cuando haya acuerdo, seguramente declarará inconstitucionales algunas cosas que son evidentes, como por ejemplo que el Defensor del Pueblo no pueda actuar en Cataluña; o esa relación de bilateralidad entre el Estado y la Generalitat, cuando en un Estado como el español esas relaciones son, en general, plurilaterales con todas las comunidades, excepto casos especiales. La organización del Poder Judicial en Cataluña tiene también algunas dimensiones que son inconstitucionales. Y la obligación de aprender el catalán no la puede imponer una comunidad autónoma, porque excede de lo que establece la Constitución. La primera lengua de todos los españoles es el castellano. Esos temas tienen difícil encaje constitucional. Hay otros temas secundarios, que quizá habrá que perfilar.

-Con la Constitución en la mano, ¿Cataluña puede ser una nación?

-Sí. Ya habrá visto que eso no lo he abordado en lo que decía antes. Nacionalidad y nación es lo mismo. Lo que pasa es que hay que distinguir entre naciones culturales y la nación que es soberana, y eso en nuestro caso sólo lo es España. Las naciones culturales se basan en la lengua propia y otras dimensiones en las que se diferencian de la nación común, pero no tienen más relevancia política que el hecho diferencial. No tiene apoyo jurídico para que sea un Estado propio.

-¿El Estatuto de Andalucía no le parece constitucional?

-Bueno, todas las dimensiones del Estatuto de Andalucía que sean idénticas a lo que se declare inconstitucional en el de Cataluña serían asimismo inconstitucionales, porque no se puede dar un trato desigual. Y el recorrido del agua de los ríos por el territorio andaluz, con las competencias que se fijan, me parece una barbaridad. Eso no tiene sentido común, ni racionalidad, porque un río no se puede trocear, es de todos.

-O sea que en el recurso contra el Estatuto andaluz por el agua se podría declarar ese tema inconstitucional…

-A mi juicio, sí.

-¿Se ha desarrollado bien la España de las autonomías?

-Está bien. El exceso viene de las últimas reformas de los estatutos. Una vez que se declare lo que es constitucional y lo que no, el desarrollo autonómico se ha acabado. Ya no puede haber más en el futuro. Se podrá retocar, pero no aumentar las competencias.

-¿Y el desarrollo de la Constitución ha sido correcto?

-Con esa excepción de los últimos cambios estatutarios, creo que sí. Sólo echo de menos, con el PSOE en el poder, un desarrollo más valiente del título sobre la economía, que apuntaba posibilidades de un desarrollo más socialista, lo mismo que el artículo 9.2 de la Constitución, y sin embargo se ha desarrollado con mucha timidez.

-Fue presidente del Congreso de los Diputados. ¿Ha cambiado mucho la vida parlamentaria?

-En general, es parecida. Creo que la lealtad institucional de la oposición está deteriorada. La portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, me parece una persona sensata. Pero la secretaria general [María Dolores de Cospedal] da una de cal y otra de arena, a veces se sale del tiesto. Creo que el Gobierno es irreprochable desde el punto de vista institucional, pero el PP ha roto reglas importantes, como algunas críticas a la política del terrorismo, muy injustas e inadmisibles, sobre todo por cuestionar a Pérez Rubalcaba, que es probablemente el mejor ministro del Interior que hemos tenido.

-¿Qué le parecen los casos de corrupción política?

-Apuntan muy mal, aunque hay que respetar lo que digan los tribunales. El esconder la cabeza debajo del ala, como está haciendo Rajoy le puede hacer mucho daño a un partido como el PP, que es imprescindible para la vida política española. Necesitamos al PP, y como un partido fuerte, pero esa actitud de no sé y no contesto les perjudica.

-¿Qué se puede hacer para frenar la corrupción?

-Hay que establecer mayor control sobre la financiación de los partidos políticos, y también sobre el gasto de las comunidades autónomas y los municipios, especialmente en temas vinculados al urbanismo. Habría que darle mayor participación al Estado en el control del urbanismo.

-¿Cree que hay una persecución contra el juez Garzón?

-Me parece una situación escandalosa e injustificada. Garzón puede tener sus cosas, pero ha sido un juez ejemplar, que no ha mirado colores. Dirigió causas que afectaron al PSOE y ahora otras que afectan al PP. No se puede basar una querella en que haya abierto una investigación sobre las víctimas de los perdedores de la Guerra Civil. Puede no ser competente, pero eso no es una prevaricación, ni mucho menos. Y que se haya admitido por nuestro más alto tribunal esa querella, que el Ministerio Fiscal no apoya, es inconcebible.

-Pero juzgar los delitos de la Guerra Civil quedaría desfasado…

-Los vencedores de la guerra que sufrieron tratos injustos, crímenes, etcétera, los vieron compensados. Los vencidos que sufrieron también crímenes no han podido. No se trata de hacer procesos, sino de resolver lo que se pueda, de anular juicios que se hicieron con carácter retroactivo, enterrar con dignidad a los muertos; y si quedara algún responsable de crímenes contra la humanidad, pues juzgarlo.

-¿La Ley de Amnistía de 1977 no acabó con todo eso?

-Los delitos contra la humanidad no prescriben. Hubo una persecución sistemática contra las ideologías vencidas. Es una vergüenza que un país pionero en eso, como ha sido España, tenga que ver ahora que estos casos se intenten dilucidar en Argentina o en otros países, entre otras cosas porque el Tribunal Supremo pone obstáculos.

-¿La forma de gobernar de Zapatero es diferente a la de Felipe?

-A Zapatero lo que se le puede criticar es que en algunos temas ha mantenido posiciones demasiado intuitivas, como pasó con el Estatuto catalán. Aquella frase que dijo, lo que aprobéis en Cataluña se aprobará en Madrid, fue demasiado ligera e inaceptable.

-¿Qué opina del cambio de Chaves por Griñán en Andalucía?

- Tanto el ex presidente Chaves como Griñán son dos políticos muy competentes. Los últimos cambios dan seriedad al proyecto socialista, y creo que eso se notará en las próximas elecciones.

-¿Fue negativa su experiencia como Alto Comisionado de las Víctimas del Terrorismo?

-Lo hicimos bien. Todo el mundo quería a las víctimas, pero no todas estaban protegidas. Vimos víctimas que no estaban reconocidas, porque algunas asociaciones se ocupaban de los suyos, pero no de todos. También se reabrieron casos para pedir indemnizaciones, y dejamos preparada la ley de apoyo a las víctimas del terrorismo.

-Pero fue muy criticado por algunas asociaciones…

-Sobre todo por el PP, que conmigo fue poco decente. Rajoy se dejó llevar por el sector de Mayor Oreja y otros, que toman a las víctimas del terrorismo como si fueran suyas. Me resultó triste, porque yo fui presidente del Congreso con el apoyo de todos, incluidos los populares. Fraga y Cisneros tuvieron otro comportamiento y dijeron que había que apoyarme.

-¿Se arrepiente de haberse retirado de la política activa?

-No la he dejado. Sigo militando en el PSOE y opinando cuando lo veo conveniente.

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