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A mantener el pie en el acelerador

  • El Sevilla recibe al Levante, al que debe superar en la pugna por Europa. La baja de Manu da vía libre a Reyes.

Antes de visitar un campo siempre complicado como San Mamés como previa de tensión para afrontar el derbi, el Sevilla recibe al Levante, un equipo fastidioso que está ocupando en Europa precisamente el sitio que debería haber correspondido al conjunto que adiestra Míchel si hubiese hecho las cosas medianamente bien en la barata campaña pasada. Este curso parece que Europa estará más o menos al mismo precio, al menos la segunda competición, porque Atlético y Málaga siguen postulándose con fuerza para la Champions, un torneo para el que el Sevilla, fallando en campos como La Romareda o Vigo no se hace acreedor por ahora del calificativo de aspirante. Pero la cara como local de los blancos es harina de otro costal. Esta noche, en nuevo horario tardío y poco confortable para el socio, el Sevilla juega en Nervión y eso, por ahora, es una garantía.

Salvando aquel partido tan mediatizado por la labor de Mateu Lahoz ante el Barcelona, el Sevilla de Míchel cuenta por victorias todas sus comparecencias en Nervión y no debe levantar el pie del acelerador para que esto continúe siendo así. Es curioso que el anhelado estatus de fortín para el Ramón Sánchez-Pizjuán, un prurito que no se ha visto correspondido con la realidad en los dos últimos años, lo empiezan a recuperar los nervionenses justo cuando el estadio presenta un ambiente más enrarecido. El sector más radical, que se ubica en la zona baja de Gol Norte y que ha sido señalado por la cúpula directiva como responsable de los desmanes del curso pasado, por la sencilla razón de que las lluvias de objetos provenían de allí, sigue con su guerra particular contra José María del Nido durante los partidos, sin entender que hay otros foros, u otros momentos, para esa batalla y que el equipo no tiene por qué ser víctima de los daños colaterales. Pero, pese a esa división palmaria entre la afición, con continuos mensajes de crítica y reprobación entre los radicales y buena parte del resto, el Sevilla está rindiendo a un elevado nivel al calor de su gente. Parece que lo de la ventaja de jugar en casa tiene más que ver con la familiaridad, la aclimatación, la comodidad y el hábito que con la pretendida presión que baje de la grada. El día que más lleno y enfervorizado estuvo el Ramón Sánchez-Pizjuán el equipo de Míchel acabó perdiendo ante el Barcelona. Cosas de los tópicos del fútbol, cuyos caminos, muchas veces, son inescrutables.

Sea como fuere, y pese a esta respetable y hasta sana división de opiniones en las tribunas, el Sevilla se apresta a darle continuidad a su fiereza como local. Dice Míchel que el Sevilla que quiere es el día del Mallorca, por el carácter ganador que sacó cuando se encontró, casi sin enterarse, con dos goles en contra y se levantó con rabia para darle la vuelta al marcador. Aquel equipo revolucionado de la segunda parte, más que el que también pudo elevar el tanteo en la Copa del Rey el día de Todos los Santos, es el que tanto el entrenador como el sevillista que desafíe la nocturnidad y la lluvia anunciada en los partes meteorológicos quieren ver en Nervión, adonde llega un rival teóricamente asequible, sólo téoricamente.

Juan Ignacio Martínez, técnico del Levante, debe administrar las fuerzas del conjunto granota en su primera temporada europea y no anda muy allá de elementos. Uno de los titulares, El Zhar, se quedó en Valencia para afrontar la importante cita del próximo jueves en Holanda frente al Twente. Además, son baja por lesión el polaco Dudka, recién operado de pubis, y el atacante griego Gekas, con lumbalgia. Sí volverán al equipo dos jugadores clave como Diop e Iborra, los dos medios centro, que acabaron con problemas musculares en Granada y descansaron en el partido de Copa en Melilla, como el resto de titulares excepto Ballesteros, que no jugó en Los Cármenes por sanción y vuelve para mandar en la defensa. Pedro Ríos o Míchel se disputarán el puesto de El Zhar. Juegue quien juegue, lo cierto es que el Levante llega en un buen momento, tras concatenar tres triunfos ligueros después de su primera victoria como visitante, en Granada. De hecho, ocupa el sexto puesto que anhela el Sevilla, por lo que se puede calificar el partido como un duelo entre rivales directos por Europa, con el aliciente de que entre las directivas hay frialdad por el caso Kone y por las muy opuestas posturas por la lucha televisiva. Morbo en el palco.

Para afrontarlo, Míchel no podrá contar ni con Botía ni con Manu del Moral. El central sigue "realizando trabajo de fisioterapia por sus problemas en la rodilla", según el parte médico, que no aclara si se le han realizado ya las pruebas médicas anunciadas. Y al atacante no le han remitido sus molestias en el bíceps. Spahic, que estuvo entre algodones, sí entró en la lista de 18 y está llamado a regresar al eje de la zaga junto a Fazio. En cuanto a la posición de extremo izquierdo, Míchel podría decantarse por Reyes en lugar de Luna. El regreso de Maduro al medio campo reordena el once y deja sin sitio ahí al utrerano. Es el principal candidato a actuar desde la izquierda, aunque que no le guste. Si no le gusta la cal, que se aleje de ella, pero que juegue, los mimos se agotan y el Sevilla lo necesita.

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