atletismo

Corriendo por el sueño español

  • Tras abandonar Cuba en 2010, Mauri Castillo confía en competir por España en 2014. Pese a tener la mínima, sin un pasaporte tuvo que ver los últimos Juegos y Mundiales por la tele.

El término apátrida se aplica a las personas que no tiene nacionalidad. Mauri Surel Castillo Yera (Ciego de Ácila, 19-10-1984), la tiene, es cubano, aunque no la puede usar. Desde que en 2010 decidiese apostar definitivamente por el atletismo quedándose en España, su país no lo considera ciudadano, pero sin la nacionalidad española no puede representar a ninguna nación en los grandes eventos. Y eso que talento le sobra. Tenía la mínima para el 800 y el 1.500 (1.44,89 y 3.35,03 son sus mejores marcas, respectivamente) tanto para los Juegos de Londres como para el pasado Mundial. "Me tuve que conformar con verlos por la televisión pensando que podía estar allí", indica.

"Psicológicamente no me pesa para correr. Compito contra mí sólo para mejorar los resultados, ya que si no me dejan hacerlo internacionalmente para ninguna delegación, no puedo venirme abajo. Sin pasaporte, peleo contra mí mismo", señala el mediofondista, que cuenta con el récords nacional de 1.500. "Lo hice antes de irme y no me lo pueden quitar", explica.

Desde 2010, cuando vino para competir en el Iberoamericano de San Fernando 2010 y desertó en busca de un sueño, pelea por la nacionalidad española. Quizá para 2014 al fin pueda conseguirla. "Vine de Cuba hace ya casi cuatro años. Me toca la nacionalidad por residencia, pero no entiendo por qué la Federación Española no hace más por agilizar los trámites. No querrá. Lo hizo con Bezabeh cuando no llevaba aquí ni dos años, cómo no se va a poder conmigo. Me inscribí en enero, han pasado ya 10 meses y aún no tengo un número de expediente si quiera. Mi club (Playas de Castellón) me lo ha pedido para agilizar los trámites, pero no me lo dan", afirma Castillo desesperanzado, pues se ha perdido ya "Juegos, Europeos y Mundiales en los que podría haber competido sin problemas". "Ya me planteo llamar a otras federaciones por si a alguna le intereso. Este año podía haber corrido el 1.500 en 3.32 ó 3.31. No lo hice por falta de competiciones y por problemas en la rodilla. Quizá cuando lo haga sí querrán nacionalizarme, pero yo quiero que lo hagan porque crean en mí. A lo mejor si corro en 3.31 ya no quiero la nacionalidad española. Si no tienen interés en mí ahora, puede que en un tiempo no lo tenga yo. Incluso ya hablé con Rui Silva para ver la posibilidad por Portugal".

Cuatro años pasan volando para alguien que ve cómo las oportunidades van pasando. La meta, ahora, es Río 2016, si bien el protagonista reconoce que en el "atletismo hay que pensar año a año". "De momento, mi gran objetivo es la Copa de Europa de clubes, pero quién sabe si puedo pensar en otras cosas (este año hay Europeo en Zúrich) si se regulariza mi situación", señala el atleta, que sabe ya que dar marcha atrás no es una posibilidad: "La nacionalidad cubana no la pierdo, pero no la puedo usar. Si me hubiesen dejado competir en Juegos por Cuba lo hubiese hecho encantado, pero deportivamente no existo para mi país".

Y es que Mauri Castillo no es una excepción. Con él, otros seis deportistas se quedaron en España en 2010 tras competir en San Fernando. "Me di cuenta de que en Cuba, como atleta, me estaba estancando. Iba a quedarme donde fuera, en el primer sitio en el que compitiese. Tuve la suerte de que fue en España, donde el idioma es el mismo y la gente muy hospitalaria. Pese a los problemas, no estoy arrepentido de la decisión que tomé", afirma entre risas, aunque no lo pasó bien en los primeros momentos: "Una cubana también exiliada que vive en Sevilla me ayudó. Lisandra Frómeta juega en el Waterpolo Dos Hermanas y me dio alojamiento. Corría por los parques de allí hasta que Antonio Lagares (3.000 obstáculo), al que conocí en 2004, me ayudó a contactar con Paco Gil. A partir de ahí, todo mejoró".

Y es que el cubano es feliz enrolado en Los hombres de Paco (junto a Kevin López, Luis Alberto Marco y Alejandro Esteve) en Sevilla, pese a la crisis. "El tiempo aquí es parecido al de mi país y la adaptación fue más fácil. No me imagino en un sitio con más frío", indica el atleta, quien, sin becas, mira adelante gracias a su club y a las populares que corre. ¿Crisis? Se nota mucho en el deporte, pero creo que España pasa por un mal momento más que por una crisis como la que tuvo Cuba. En la década de los 90 teníamos electricidad una hora al día. Aquí lo que no hay es humanidad, porque no me explico cómo el Gobierno permite que familias con niños pequeños pierdan sus hogares. Pese a todo, en ese aspecto Cuba está un paso por delante. Eso allí es inimaginable", afirma Mauri Castillo, un atleta que no pierde la fe: "Tarde o temprano la apuesta tendrá premio".

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