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Con el 3 de octubre como mimética gran referencia

  • La magia de Nervión, baza ante otro grande tras una decepción en Champions, como en el 2-1 al Barça.

El Ramón Sánchez-Pizjuán es un escenario con magia. Y esa magia adquiere una dimensión superior con la visita de rivales como el que asoma el próximo domingo. El sevillismo de años de carné sabe que su equipo puede dar el petardazo con un rival de la zona baja o con equipos que sacan pecho, como el Celta este año, pero igual que sabe eso también tiene garantizado que el paso por Nervión de adversarios como el Real Madrid puede acabar perfectamente en fiesta y más aún cuando menos se espera del cuadro nervionense por cualquier racha negativa.

En este caso, a la motivación extra que siempre acompaña la visita de un coloso como el Real Madrid, que además llega líder e invicto, se une el precedente que el equipo de Emery protagonizó hace justo un mes, cuando el Sevilla, que llegaba muy tocado por una dolorosa derrota ante la Juventus en Turín (2-0), donde prácticamente no tiró a puerta y dio una pésima imagen, derrotó al Barcelona en una gran tarde que despertó la ilusión dormida del sevillismo.

Aquel sábado, 3 de octubre, conducido por un gran Krohn-Dehli partiendo desde la banda izquierda, el Sevilla parecía salir de la crisis en la séptima jornada liguera con un golpe de autoridad con el que Emery recobraba gran parte del crédito que había perdido de cara a sus detractores. El técnico vasco, además, logró por fin lo que se le había negado desde sus comienzos en el banquillo, ganar a uno de los grandes (2-1). El domingo, con la visita de un Madrid que viene con bajas importantes (como aquel Barça sin Messi) hay otra oportunidad para volver a apelar a la magia del Sánchez-Pizjuán. Hay muchas similitudes, como una decepción reciente en la Champions ante el City y las miradas en las decisiones del entrenador.

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