Mucho se ha hablado y se ha escrito de la influencia negativa que está teniendo la ausencia de Carlos Bacca, sobre todo a domicilio. Y no sin razón. El delantero internacional colombiano era el principal baluarte ofensivo del Sevilla de Unai Emery, su delantero titular y su máximo goleador. Sólo en la Liga marcó 34 goles, 14 en su primera temporada y 20 en la segunda. Pero el dato más llamativo es la trascendencia que tuvo en las victorias a domicilio. A estas alturas, Bacca llevaba el curso pasado más goles que todo el Sevilla actual en sus desplazamientis, cinco por cuatro. Y esos cinco tantos fueron claves para cuatro de las ocho salidas.

Bacca marcó en Cornellà (1-2), Elche (0-2), Córdoba por partida doble (1-3) y Vallecas (0-1). Con su aportación, el Sevilla de Emery ganó las cuatro salidas asequibles que tuvo hasta la jornada 16. No lo hizo, en cambio, en los estadios Vicente Calderón, San Mamés, Camp Nou y Santiago Bernabéu, recintos de equipos con más nivel en los que el conjunto blanquirrojo no raspó ni un punto.

De ese modo, y sumando la última salida a Almería, en la que hubo también victoria aunque sin goles del colombiano, el Sevilla ganó cinco de los nueve partidos a domicilio en la primera vuelta.

Su influencia, empero, decayó en la segunda vuelta, en la que logró marcar sólo cuatro goles como forastero, en Mestalla (3-1), en Anoeta (4-3) y en Éibar (dos tantos, 1-3).

En su primera temporada Bacca también marcó goles que fueron claves para el Sevilla lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán, anotando un tanto en cinco salidas consecutivas de las ocho primeras: Valladolid (2-2), Real Madrid (7-3) (aunque este partido, aplazado por el Mundial de Clubes, se jugaría más tarde), Espanyol (1-3), Granada (1-2) y Villarreal (1-2).