La principal función de los agentes es sacar la mayor tajada de cuantas ofertas les lleguen a sus clientes. Algunos hacen oídos sordos cuando desde los clubes se les explica una y otra vez que la crisis no sólo congela los presupuestos futuros, sino que los disminuye, como va a ocurrir con la mayoría de los equipos de la ACB, excepto los vinculados al fútbol, que quizás también, y a lo mejor Unicaja.

Christophe Bergez lleva los asuntos de Tariq Kirksay y trata de apretar las clavijas al máximo para que el Cajasol suba la oferta para renovar al alero de origen estadounidense. Los sevillanos han incrementado en su propuesta notablemente los emolumentos del jugador respecto a cuando firmó el pasado verano, cuando no tenía equipo y su contratación salió realmente barata. Ha destacado en su estreno en la ACB y Joan Plaza lo considera vital para el futuro del proyecto, más aún tras la anunciada marcha de Savanovic.

Pero el Cajasol no puede llegar ni de lejos a las desmesuradas cifras que solicita Bergez para su representado: dos años garantizados a razón de cerca de un millón de euros brutos por temporada, unos 600.000 netos. El club hispalense no podrá alcanzar esa cifra, aunque se han estrujado las meninges los responsables de las parcelas técnica y económica para elevar la oferta a lo que ganaba más o menos Savanovic el último curso, en torno a 600.000 euros brutos por año.

El no por respuesta ha recibido el conjunto sevillano por parte del representante de Kirksay, que sabe que Plaza desea por todos los medios contar con su jugar y sigue en sus trece de que el Cajasol incremente el salario del alero.

Es más, Bergez ha deslizado que tiene una jugosa propuesta del Unics Kazán para volver a su ex equipo la próxima campaña e incluso que el Power Electronics también se ha interesado por Kirksay, aunque parece poco probable que los valencianos contraten a un jugador que en septiembre cumplirá 31 años en el puesto de Claver cobrando bastante menos que el internacional español. Además, el apoderado transmite que no le importa que el Cajasol vaya al tanteo, pues eso sólo impediría que siguiese en España, pero no que se fuera al extranjero. Por ahora, está más fuera que dentro.