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Innovación

Tres 'start-ups' andaluzas, camino de ser gigantes

  • Seabery, Smartick y Oblumi buscan capital para crecer y expandirse en el evento 'The South Summit 2014', que se celebra en Madrid.

Estos nombres darán que hablar en los próximos años: Seabery Augmented Training Technology, Smartick y Oblumi. Aunque no lo parezca se trata de tres start-ups andaluzas, una de Huelva, otra de Málaga y la última de Sevilla. Con menos de cinco años de andadura, estas jóvenes empresas tecnológicas manejan cifras de crecimiento escalofriantes que las convertirán en poco tiempo en compañías de peso a nivel mundial.

Las tres participarán la próxima semana en Madrid, junto a otras cien firmas, en el mayor escaparate del emprendimiento del sur de Europa, la conocida como The South Summit 2014, un punto de encuentro entre start-ups, corporaciones e inversores que ya va por su tercera edición. No se trata de una competición con un premio final en metálico, aquí la recompensa es la visibilidad de los proyectos y la posibilidad de contactar con potenciales inversores. De hecho, las tres firmas andaluzas aspiran a conseguir capital para dar un impulso a sus planes de expansión.

Si las cosas salen bien, sus metas son muy ambiciosas: Seabery aspira a facturar 750 millones de euros en 2020, Smartick prevé alcanzar los 30 millones en el mismo plazo; y Oblumi, la más joven -se constituyó como empresa hace apenas un mes-, quiere llegar a los tres millones en apenas tres años.

Detrás de Seabery están los emprendedores Alejandro Villarán y Basilio Marquínez. Se dieron cuenta de que había demanda de soldadores en múltiples sectores de actividad (energía, infraestructuras, automoción, naval, aeronáutico...), pero la formación era peligrosa y cara. De ahí que decidieran montar su propia empresa y desarrollar un simulador basado en la realidad aumentada para evitar cualquier tipo de riesgo para los alumnos y de impacto en el medio ambiente. Trabajaron durante cuatro ejercicios y lo sacaron al mercado hace año y medio tras haber realizado una ingente inversión de cuatro millones de euros.

El éxito ha sido tal que su herramienta ya se usa en 34 países gracias a una red de 45 distribuidores y ello ha posibilitado engrosar la plantilla hasta las 27 personas. "Entramos con prototipos en mercados emergentes como Rusia, Sudáfrica o Hungría, menos exigentes tecnológicamente, para probar el invento e ir perfeccionándolo, pero hace seis meses ya desembarcamos en uno de nuestros mercados estratégicos: EEUU y Canadá", explica Villarán.

Las metas más inmediatas de Seabery son dos: llevar la realidad aumentada de su simulador a móviles, tabletas o gafas con el objetivo de ampliar la formación a soportes más baratos -la máquina cuesta 10.000 euros-, y dar entrada a inversores extranjeros, que como máximo se harán con el 20% del capital. El plazo marcado para esto es de seis meses y ya cuentan con más de 20 inversores interesados. Gracias al espaldarazo de esta operación, Seabery daría un salto estratosférico en su facturación, al pasar de los dos millones con los que cerrará este ejercicio a los 750 millones que podría alcanzar en 2020 -en 120 países-.

Smartick está detrás de un novedoso método de enseñanza on line de matemáticas, dirigido a niños de entre 4 y 14 años. Los pilares del sistema son sesiones cortas diarias (15-20 minutos) con concentración máxima, contenido individualizado y feedback inmediato. Fundada por Daniel González de Vega y Javier Arroyo en 2009, la start-up cuenta con 3.000 alumnos activos y con 10.000 que ya han pasado por su método. La mayoría de los clientes son particulares -el precio medio es de 30 euros por niño-, aunque también hay colegios en Madrid y Valencia que han incorporado el sistema en sus aulas.

Desde el lanzamiento de la herramienta en 2011, Smartick ha crecido gracias al boca a boca, pero a principios de 2015 lanzará una campaña de publicidad en internet y medios convencionales para acelerar su avance. Asimismo, se marca como meta para finales de este año sacar la versión en castellano para Latinoamérica de su método, así como iniciar la traducción al inglés. "Sin hacer ningún esfuerzo, ya tenemos clientes en más de 35 países, sobre todo en Latinoamérica y EEUU; ahora queremos capitalizar este interés", explica el malagueño Daniel González de Vega. Sus cálculos apuntan a que, de aquí a cinco o seis años, contarán con más de 100.000 alumnos y una facturación de 30 millones de euros frente al millón que ingresará este año. Pero para lograr esta envergadura, primero quieren localizar inversores que les ayuden a acometer las inversiones que necesitarán tanto en publicidad como en su expansión geográfica.

La sevillana Oblumi pretende revolucionar a las familias. Ha creado un dispositivo que, conectado al móvil, permite medir la temperatura de los bebés al convertirlo en un termómetro digital por infrarrojos. Además, se complementa con una App que facilita la dosis de antitérmico que habría que proporcionar al niño, programar recordatorios y consultar los datos de la evolución on line. Los emprendedores Juan Flores, Fernando García, Miguel Ángel Martín y Ana Molina hace apenas un mes que constituyeron su empresa, pero llevan un año desarrollando la herramienta -del tamaño de una moneda de un euro- gracias a una inversión inicial de 40.000 euros.

El dispositivo aún no está a la venta -a mediados de 2015-, pero han fabricado 500 unidades para repartirlas entre clientes potenciales (usuarios finales, pediatras, guarderías, empresas de distribución...) y mejorar sus funcionalidades. Oblumi viaja a Madrid con la idea de encontrar un business angel que le ayude a despegar o algún inversor con contactos en el sector de la salud. "Necesitamos una inversión inferior a 100.000 euros", concreta Molina. En tres años, sus planes pasan por vender 100.000 dispositivos en Europa y facturar tres millones de euros.

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