Bernardo Díaz Nosty nació en Valladolid en el año 1946 pero es un andaluz más, pues lleva un tercio de su vida en esta comunidad autónoma. Su padre ya trabajó en la localidad sevillana de Morón como notario y él fue el primer decano de la facultad de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Málaga (UMA), donde ahora es catedrático. Compagina las clases con la investigación, hasta el punto que ha publicado más de una veintena de libros sobre este sector. El último, llamado ¡Que paren las rotativas!, acaba de salir. Es editor de www.infoamerica.org, director de la cátedra Unesco de la UMA y planea saltar a la novela.

-Haga una radiografía rápida del periodismo actual.

-Está en un momento malo y de transición, pero creo que tiene un gran futuro.

-¿Por qué?

-El periodismo ha perdido credibilidad y dentro de la actividad periodística la profesión está en precario. Esto no puede ir a peor. Irá a mejor, pero con un periodismo y unas relaciones con la sociedad distintas.

-¿Estamos lejos de lo que demandan los ciudadanos?

-La clave será tener una mayor cercanía a la sociedad y una cierta distancia del poder. El periodismo se regeneraría así y conseguiría de nuevo la credibilidad entre sus audiencias.

-¿Lo podrá hacer?

-Sí, y si no lo hace morirá. En EEUU, el nivel de credibilidad de la prensa estaba hace 20 años en el 60% y ahora está en el 25%.

-¿Tan mal lo estamos haciendo los profesionales?

-Yo no creo que los periodistas sean los culpables de nada. Hay una crisis sistémica y una expresión de ella está en los medios, en la política, en las instituciones…

-¿Habría que hablar menos de política y más de temas sociales?

-Ya no es un problema de agenda o contenidos sino de acercamiento a la sociedad y ser menos correa de transmisión de los intereses políticos. No habría que atender tanto a esa polarización política porque en la ciudadanía no existe la tensión que vemos entre los políticos.

-El efecto ping-pong de los medios.

-Los medios escarban la superficie de la realidad pero una sociedad más culta pide algo más.

-¿Se apuesta demasiado por el suceso en televisión?

-Vemos que los telediarios son sucesos, catástrofes, tornados, accidentes de coche, algo social y deportes. Esto es una forma de crear espectáculo y una tensión sensacionalista que me parece muy perniciosa y que se hace mucho en España.

-¿En otros países no?

-Viajo con frecuencia y veo que en España tenemos una crisis muy específica. Esto no pasa tanto en Reino Unido, Alemania o Suecia.

-¿Estamos en un momento en el que vale todo?

-Vale todo y, en el caso de las televisiones públicas, hablar de sucesos es no hablar de otros temas que pueden ser molestos para el Gobierno. Una sociedad debe tender a liberarse de la incultura y ciertas televisiones lo que hacen es acentuar el embrutecimiento.

-¿Se está confundiendo espectáculo, entretenimiento y periodismo?

-El periodismo no es entretenimiento. La televisión es periodismo en los informativos o los debates.

-Bueno, en los debates los tertulianos son cada vez más parciales.

-Esos tertulianos saben que si no actúan y crean espectáculo van a quedar fuera porque se quiere tener a la gente despierta.

-Hablábamos de la credibilidad, ¿es posible recuperarla entera?

-Los ciudadanos van a ir solo a aquellos medios que les den garantías. Internet va a producir una selección natural y los medios que no sean creíbles caerán.

-En su último libro, ¡Que paren las rotativas!, defiende que internet es el futuro de la prensa. ¿Qué supondrá la red en los medios?

-Para mí, éste es el medio y el futuro. Lo demás es soñar con los barcos de vapor.

-¿Cree que la prensa escrita acabará dando todo su contenido en internet mediante pago?

-Evidentemente. Se va al pago y ya hay modelos. En el New York Times está clarísimo. La imprenta le supone el 60% de la producción y la redacción un 15%. Hay que potenciar la redacción porque es lo que genera la información, da la credibilidad y la reputación. El NYT ya tiene cerca de 800.000 suscriptores en internet y depende más de ellos que de los anunciantes. Eso da independencia a un medio.

-¿Qué le pareció el cierre de la autonómica valenciana?

-No me parece bien el cierre de ningún medio, pero seis meses antes todos decíamos que ésta era una televisión gubernamental con una plantilla muy grande. Los defensores de la televisión pública nunca vimos en Canal 9 un ejemplo a seguir, como tampoco lo vemos en otros modelos. Lamento que afecte a tantos periodistas, pero era manifiestamente mejorable.

-¿Qué deberían hacer el resto de autonómicas o locales?

-Hacer televisión pública, al servicio de los ciudadanos y no de los gobiernos. Cuando la haces, los ciudadanos te respaldan. Nadie pide el cierre de la BBC.

-Los despidos en los medios deben ser un chorro de agua fría para los alumnos.

-Es la burbuja académica. Somos el país europeo con más centros de formación de periodistas y ni en la mejor situación económica se pudo digerir tantos licenciados. Antes de la crisis ya hablábamos de precariedad porque hay un excedente de mano de obra barata y muy bien formada. Así se abrieron muchos medios, creando una burbuja académica y mediática. Esto no se ha dado en ningún otro país europeo.

-¿Hay entonces que reducir facultades o alumnos?

-Hay que ajustar. Los jóvenes que entran aquí deberían saber las expectativas de trabajo que tienen.

-Pocas.

-Pocas.

-Años de becas mal pagadas, irse al extranjero o trabajar en otro sector.

-La mayoría de licenciados en periodismo que trabajan lo hacen en sectores ajenos a la comunicación. No sé si es bueno o malo.

-Muy motivador no es.

-En otras naciones ocurre lo mismo. Hay personas que encuentran trabajo en otra cosa, son muy felices y hacen una carrera extraordinaria.