Laura Rojas-Marcos. Psicóloga y psicoterapeuta

"En Estados Unidos la víctima no tiene género"

  • Esta "estudiante eterna" acaba de publicar 'La familia. De relaciones tóxicas a relaciones sanas', su cuarto libro.

Vino dos veces a España por motivos bien distintos. La primera vez, por la separación de sus padres, el psiquiatra Luis Rojas-Marcos y Leonor. La segunda, por la caída de las Torres Gemelas. Laura Rojas-Marcos (Nueva York, 1970) cumplió el día de San Patricio 45 años. Acaba de publicar La familia (Grijalbo), su cuarto libro, con el sugestivo subtítulo De relaciones tóxicas a relaciones sanas. Consulta en Madrid. Antes publicó Hablar y aprender, El sentimiento de culpa y Somos cambio. En verano lee novelas. El resto del año, "soy la estudiante eterna", libros de su especialidad "en inglés".

-¿Cuándo vuelve a España?

-Después del 11-S. Yo vivía en Nueva York. Estuve de voluntaria y perdí a gente. Pasé mi propio duelo, ayudando a las víctimas. Son cosas de las que al final uno aprende. Volví a España en 2002, pero nací en Nueva York y me formé allí.

-¿Por qué un libro sobre la familia?

-Trabajo como psicoterapeuta y no hay sesión, llevo más de veinte años, en la que no salga el tema de la familia. Una fuente de alegría, también de estrés.

-¿Cómo es su familia?

-Soy la mayor de cuatro hermanos. La cuidadora. No es casualidad que haya elegido esta profesión.

-¿Cuándo conoce España por primera vez?

-Vengo a Sevilla con ocho años, cuando mis padres se separan. Me vine con mi hermano Bruno. El modelo de familia de Nueva York, mi padre, mi madre, mi hermano y yo, de repente cambió al verme rodeado de personas. Mis padres se separaron y nosotros nos unimos a una familia enorme y divertida con un montón de primos.

-¿Por qué se vuelve a marchar a América?

-Cuando termino COU, hice Humanidades en París, en la Sorbona. Me fui a Nueva York con intención de quedarme tres semanas y seguir para Suiza. Al final me quedé para estudiar Psicología Clínica.

-¿La educación en la familia y la enseñanza en la escuela?

-Hay cosas que se aprenden en casa. El papel de los profesores es fundamental, está en sus manos el futuro de un país. A veces el sistema educativo no apoya a los profes lo suficiente. Con demasiada frecuencia una mala nota a un alumno genera un conflicto con los padres, le echan la culpa al profesor, incluso lo agreden.

-Si hay una palabra nueva en su libro, es asertividad.

-Es una habilidad esencial para tener seguridad, confianza, saber lo que quieres y dónde están los límites; saber negociar y escuchar. Las personas que no son asertivas son inseguras, dicen que sí cuando querían decir que no. Hay una parte anglosajona y neoyorquina en mi formación. En Estados Unidos la palabra No es un aliado. Aquí es signo de mala educación. la gente que dice no se siente mal, se siente culpable. Escribí un libro sobre la culpa que ha vendido muchísimos ejemplares.

-Hemos pasados de familias de diez hijos a diez tipos de familias...

-Lo importante no es el tipo de modelo familiar, sino que se cubran las necesidades básicas. Maslow las divide en cinco: fisiológicas, seguridad, filiación, reconocimiento y autorrealización. Como terapeuta me dedico a esta última.

-¿Qué le marcó más, un padre psiquiatra o un tío político?

-Mi padre conmigo nunca ha sido psiquiatra y mi tío Alejandro, que es mi padrino, es un tipo muy divertido y cariñoso. Mis padres se casaron muy jóvenes y se fueron a Estados Unidos. Con ellos aprendí lo importante que es valerte por ti mismo y el valor del esfuerzo. Hay que esforzarse porque las cosas no son fáciles y el dinero no cae de los árboles.

-En España se ha disparado la violencia contra las mujeres...

-Yo la llamo violencia doméstica. Lo de violencia de género o machista no me gusta, porque da por hecho que la víctima es siempre la mujer y no es así. Hay hijos que agreden a sus padres y mujeres a sus maridos. En Estados Unidos la víctima es la víctima, no tiene género, y en inglés la palabra es neutra.

-¿Hay ajos para los vampiros emocionales?

-Yo distingo dos tipos de personas tóxicas: los tóxicos normales, todos lo somos porque somos imperfectos cuando tenemos un mal día, no estamos bien de salud o estamos pasando por una pérdida. Pero lo preocupante son los tópicos perversos. Hay que identificarlos: el vampiro emocional, el narcisita, el agresivo, el explosivo, el manipulador. Generan malestar, intimidan, te absorben la energía. Llegas a tu casa destrozado como una pasa. Es como la película Luz de gas, hacen que dudes de ti mismo y creas que te estás volviendo loco.

-¿Un amigo es suficiente?

-Bueno, sí. Mi próximo libro tratará de la amistad.

-¿Las redes sociales han banalizado la palabra?

-Absolutamente, pero no hay que ser estricto. Hay muchas personas que tienen dificultades con los demás y han encontrado en las redes sociales una posibilidad para esa cercanía.

-Señala el patriotismo como una de las 24 virtudes. ¿Eso tan políticamente incorrecto es americano?

-Lo dice David Jacobs y lo suscribo. No es sólo norteamericano. En Francia son muy patriotas, en Italia también. En Alemania tienen el lastre de la Segunda Guerra Mundial. En España el concepto de patriotismo se ha politizado, se mezcla con la historia. En Nueva York hay gente que no habla inglés, que son de distintas religiones, y se sienten muy patriotas. Dicen: ésta es mi casa. La patria es eso, un hogar.

-Hoy es día electoral en Andalucía. ¿Último candidato al que votó?

-Voté a Obama. A mí la política no me gusta, me cuesta trabajo entenderla, es muy visceral, muy emocional. En Estados Unidos demócratas y republicanos están mucho más cerca que aquí izquierda y derecha. En España la política se vive igual que el fútbol.

-¿En qué proyecto está?

-Antes de volver de Estados Unidos, empecé a trabajar con la Caixa en un proyecto para personas mayores: La vida es cambio, el cambio es vida. Empecé a estudiar gerontología. Es el futuro.

-España envejece, está en plena recesión demográfica. Su libro se podía llevar al cine como La familia y uno menos...

-Los cambios sociodemográficos en España son muy importantes. No nos vamos a poder jubilar. Yo no tengo ningún interés porque me quiero morir en mi sillón de terapeuta, pero aunque quisiera no podría. No hay tanta gente joven para mantener a los mayores. Creo que voy a estar pagando impuestos hasta el día que me muera.

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