Tienen poco más de 20 años y ya conocen, gracias a la oportunidad que les dio el programa Se llama copla, lo que es el éxito con mayúsculas. Y es que, figuras de mayor experiencia, no logran hoy día lo que, cada vez que se anuncia su nombre en Sevilla, ambos consiguen en solitario: vender todas las localidades de la sala a la que acudan. Por eso, al unir sus fuerzas en este concierto titulado Dos voces para una copla, el resultado no podía ser otro que el que se vivió este fin de semana en el Teatro Lope de Vega. Delirio absoluto entre el público el que provocaron Laura Gallego y Antonio Cortés (él nominado en la actualidad al Grammy Latino en la categoría de flamenco) rescatando algunas de los temas más hermosos de la historia del género bajo una interpretación de las que son dos de las mejores gargantas del panorama artístico de nuestros días.

Sin alharacas, con un coloreado fondo de escenario sencillo, con unos arreglos elegantes y unos buenos músicos, estos dos chavales de dotes vocales privilegiadas no hicieron sino demostrar que, quienes dicen aquello de que "la copla ha muerto", mienten soberanamente tal vez más interesados en que eso sea de esta forma que en la realidad de los hechos. Y así, Y sin embargo te quiero, Cinco farolas o La loba recogieron los emocionados aplausos de una audiencia a la que también se le brindaron dos pequeños homenajes (por ser los artistas de los que, en cierta forma, se les considera herederos) a Manolo Caracol, por parte de Antonio -incluyendo ahí La salvaora o La niña de fuego-, y a Rocío Jurado, de Laura -con un popurrí en el que no faltaron Señora o Como yo te amo-. Una velada para el recuerdo y para la esperanza de que, a pesar de la tremenda crisis que asola a la música, ésta aún es capaz de movilizar a la gente, eso sí, siempre que el talento vaya como tarjeta de presentación.