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Cultura

Memoria sonora de la Sevilla barroca

Programa: Obras de F. Correa de Arauxo, A. de Mudarra, F. Guerrero y A. Lobo. Intérpretes: Fahmi Alqhai (vihuelas de arco y dirección), Rami Alqhai (vihuela de arco), Johanna Rose (vihuela de arco) y Javier Núñez (clave). Lugar: Espacio Santa Clara. Fecha: Miércoles, 15 de octubre. Aforo: 60 personas.

Un nuevo programa nacido de la fantasía y de la maestría musical de Fahmi Alqhai y de sus compañeros de la Accademia del Piacere es siempre un atractivo reclamo para cualquier amante de la música. Por ello no me acabo de explicar la escasez de público en el concierto de anoche, que espero se solvente con las repeticiones de hoy y de mañana.

Aprovechando la celebración del simposio sobre el joven Velázquez, el grupo sevillano se adentra en una posible recreación de las músicas que sonaron o pudieron sonar en las calles, templos y salones privados de la Sevilla de finales del siglo XVI y principios del XVII, un momento especialmente rico y brillante de nuestra memoria musical sevillana, tanto en lo vocal (Guerrero, Lobo) como en lo instrumental (Mudarra, Correa). En todos los c asos, la Accademia del Piacere realizó versiones para consort de vihuelas de arco con el soporte de Javier Núñez al clave, quien no sólo fue un magnífico acompañante en los bajos, sino que mostró ser un soberbio clavecinista con un tiento de Correa claro, transparente en sus texturas y perfectamente fraseado con todo tipo de acentuaciones.

El conjunto de vihuelas de arco sonó con una contundente homogeneidad basada en sonidos densos, carnosos, atacados con energía sin temor a que alguna nota no sonase con plena nitidez a cambio de dotar al fraseo de carga expresiva. Espectaculares resultaron las glosas y disminuciones sobre la romanesca, la xácara, el pasacalle, la folía (con brillantes trémolos de Fahmi Alqhai) y el famoso Guárdame las vacas. Pero aún más interesantes resultaron las traducciones y reconstrucciones de piezas de Correa y Mudarra, desplegando armonías sólo implícitas y bosquejadas en el original, sin olvidar los aires y ritmos profanos con los que las villanescas de Guerrero volvieron a sus orígenes.

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