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Crítica de Música

Telemann, ese genio

MELANTE

Femás 2016. Programa: Cuartetos de París nº 1 en re mayor, nº 2 en La menor y nº 6 en Mi menor, de G. Ph. Telemann. Intérpretes: Barry Sargent (violín), Ana López Suero (traverso), Leonardo Luckert (viola da gamba), Ana Moreno (clave) y Juan Perfecto Osca (contrabajo). Lugar: Espacio Santa Clara. Fecha: Domingo, 6 de marzo. Aforo: Tres cuartos.

El caso de Telemann es ciertamente impresionante. Mientras más y más vamos conociendo de su ingente obra, más nos vamos asombrando de su capacidad creativa, de su incesante inventiva, de su inagotable sabiduría formal y su adaptabilidad estilística. Y de la profundidad que es capaz de otorgarle a su música cuando se lo propone, como en ese impresionante Moderé con el que se cierra el sexto de los cuartetos parisinos, con sus idas y venidas sobre una frase del bajo modulada de forma cada vez más conmovedora y cada vez más imaginativa, subyugando al oído y la sensibilidad de una manera irresistible. En el caso de estos cuartetos se admira uno además de la brillantez de la escritura para los instrumentos solistas, lo que se explica si consideramos que en su estreno intervinieron músicos de la relevancia de Blavet o Forqueray.

Pero lo que de verdad dejó asombrado al respetable en la mañana de ayer fue la interpretación del grupo Melante. En estado de gracia sus cinco integrantes, sobresalió en ellos su conjunción, su empaste y la precisión de sus ataques y finales. La comunión expresiva les permitió desplegar una enorme variedad de acentos y de recursos expresivos, desde los enérgicos acordes y ataques a los más delicados fraseos. La retórica de los afectos desarrollada por Telemann fue milimétricamente traducida por los músicos mediante una precisa atención a los acentos y a los contrastes dinámicos. Buena muestra puede ser la manera de abordar el Prélude del sexto cuarteto, con ritmos apuntillados y generosas síncopas. El sonido podía exhibir densidad y profundidad, como en la pieza final, a la vez que delicadeza y transparencia, como en las piezas más serenas y galantes. Barry Sargent, con su sonido brillante y enérgico, desplegó una impresionante técnica de arco y una fuerza expresiva que nos hace desear su vuelta, aunque sea por una vez, a la Orquesta Barroca de Sevilla. Sensacional Ana López, de bellísima línea de canto y amplias dotes virtuosísticas y brillante y ágil Luckert. En el continuo, perfectamente ensamblado, Moreno y Osca arroparon una mañana perfecta.

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