Cine

Cuatro décadas viajando donde nadie ha llegado antes

  • El 8 de septiembre de 1966 debutaba en la televisión de EEUU 'Star Trek', una modesta serie de ciencia ficción cuyo legado sigue vivo más de 40 años después.

A mediados de los 60 el western copaba la televisión norteamericana. La idea de que un hombre pudiese pasearse por la Luna era poco menos que una quimera, y el público prefería la verosimilitud de las historias de indios y vaqueros. Fue precisamente ése el encargo que la NBC le hizo a Gene Roddenberry: una idea para un nuevo western. Pero al guionista no le interesaba el oeste. Él quería escribir un gran drama que hablase de temas sociales, de las grandes pasiones humanas, y no había sitio para eso en el western, así que decidió situar su historia en el futuro.

El proyecto se titulaba Star Trek, y presentaba a la tripulación de una nave espacial, el Enterprise, cuya misión era explorar nuevos mundos y que contaba con una mujer como segunda de a bordo y un alienígena de orejas puntiagudas. La cadena rechazó el episodio (The Cage) pero no la serie, en la que Roddenberry tuvo que hacer cambios, entre ellos sustituir al protagonista (Jeffrey Hunter) por William Shatner. La comandante pasó a ser la enfermera y Spock (Leonard Nimoy), el tipo medio humano, medio vulcaniano, una vez refinado su aspecto y perfilado el sobrio carácter que le haría famoso, ascendió a primer oficial.

Roddenberry accedió, pero insistió en introducir a un personaje asiático, Sulu (George Takei), y a otro negro, Uhura (Nichelle Nichols), pues el contexto de la serie (un siglo XXIII en el que la Tierra ya ha desterrado guerras y enfermedades para lanzarse a la exploración espacial), demandaba un reparto en el que estuviesen representadas las distintas culturas terrestres (poco después se uniría el ruso Chekov, encarnado por Walter Koenig).

Star Trek debutó el 8 de septiembre de 1966 con el episodio La trampa humana, que no fue el primero en rodarse pero introducía a un personaje que sería uno de los ejes de la serie, el doctor Leonard Bones McCoy (DeForest Kelley). Aunque no fue la primera elección para interpretar al médico de la nave, la incorporación de Kelley en el papel del cínico doctor rural envuelto a su pesar en aventuras espaciales sirvió de contrapunto perfecto al dúo que formaban el intrépido capitán Kirk y el lógico y frío vulcaniano Spock.

La magnífica conexión del trío es uno de los ganchos de la serie, una conexión que alcanzaba sus mayores cotas en los registros cómicos y en las disputas dialécticas en las que se enzarzaban Bones y Spock, que nunca llegaron a un acuerdo sobre sus opuestas visiones de la vida. Junto al carisma de la cuadrilla protagonista (que ninguno de los equipos posteriores logró igualar), Star Trek ofrecía guiones imaginativos por los que desfilaban universos paralelos, conflictos interplanetarios (con los klingon y los romulanos como principales enemigos), mil y un virus, viajes en el tiempo... y todo ello con presupuestos irrisorios. Pero el equipo de guionistas hizo de la necesidad virtud y solventó los problemas con ingenio (por ejemplo, el teletransporte no era más que un medio para evitar los costosos aterrizajes en cada planeta que visitaban), centrándose en las historias antes que en los efectos especiales.

La serie tenía una audiencia modesta, pero fiel, que le garantizó una segunda temporada. A su término, sin embargo, la cadena quiso cancelarla. La avalancha de cartas de fans obligó a la NBC a rodar una tercera, aunque, al programarla los viernes por la noche, sus ya pobres cifras cayeron en picado y, en 1969, el Enterprise echó el cierre. Como era habitual, la NBC vendió Star Trek a las cadenas que formaban parte de su red de sindicación, que comenzaron a emitirla sin tregua a lo largo y ancho de todo el país, hasta crear un fenómeno de proporciones colosales.

La reposición de cada episodio lograba audiencias que ningún estreno podía igualar, y la Paramount, dueña de los derechos, decidió aprovechar el filón, primero con una serie animada y después con un proyecto televisivo (Star Trek: Phase II) que nunca se rodó pero del que nacería el primer filme de la saga: Star Trek: La película.

Tras el éxito cosechado en el nuevo formato, Star Trek continuó con más películas mientras en 1987 nacía la primera secuela televisiva, La nueva generación, con unos personajes que mantuvieron viva la franquicia y tomaron en el cine el testigo de la primera tripulación del Enterprise tras su despedida con el sexto filme, estrenado en 1991, dos meses después de la muerte de Roddenberry. A la pérdida del creador de la saga siguieron la de Bones (Kelley) y la del ingeniero Scotty (James Doohan).

Han pasado más de 40 años y el legado trekkie sigue más vivo que nunca, como lo demuestran las convenciones que se suceden por todo el mundo, los astronómicos precios que los objetos relacionados con la franquicia alcanzan en las subastas y la expectación generada desde el anuncio de que J. J. Abrams dirigiría la undécima película de la serie, que contaría cómo se conocieron Kirk y Spock y que se estrena esta semana en España.

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