Manuel García no sólo está considerado internacionalmente el compositor sevillano más influyente junto a Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales; también fue el padre de la cantante María Malibrán y, él mismo, un respetado tenor para quien Rossini escribió el papel del Conde de Almaviva en El barbero de Sevilla. De todo ello dan fe los libros de historia y las enciclopedias musicales pero, todavía, una parte sustancial de su repertorio lírico sigue durmiendo en el olvido. Hoy y mañana, la sala que lleva su nombre en el Teatro de la Maestranza estrena al fin L'isola disabitata (1831), una ópera de cámara cuyo libreto -del poeta Pietro Metastasio- nos cuenta "una historia sencilla y heroica en la que triunfa el amor eterno", según su director de escena, Emilio Sagi. La partitura la custodiaba la Biblioteca Nacional de París -ciudad donde falleció García en 1832- y su estreno mundial tuvo lugar en Estados Unidos en 2005.

La composición narra el secuestro de Gernando por los piratas y cómo su esposa, Costanza, y la hermana pequeña de ésta, Silvia, se quedan solas en una isla desierta donde se debaten entre la desesperación y el afán de ser felices.

El marco insular, recreado mediante una fina arena azul, permite a Sagi reflejar "el aislamiento del hombre actual en nuestra sociedad y lo desequilibrados que estamos todos con tantas prisas y tanto teléfono móvil". La partitura, una "ópera de salón" según la subtituló en su día Manuel García, fue concebida para cuatro voces y un piano, papeles que aquí interpretan Carmen Romeu (Costanza), Marifé Nogales (Silvia), Jesús Álvarez (Gernando) y César San Martín (su amigo Enrico). La dirección musical -él prefiere hablar de "coordinación"- la asume el pianista vasco Rubén Fernández Aguirre, que tan excelente recuerdo dejó con motivo del recital conjunto que ofrecieron en este teatro los tenores andaluces Ismael Jordi y José Manuel Zapata. Rubén califica la partitura de "maravillosa y bella" pero "muy difícil de cantar".

Como sucede también con la exposición El joven Murillo que acoge el Bellas Artes, este montaje es el resultado de una coproducción entre Bilbao y Sevilla en la que colabora Cajasol. Una fórmula asociativa "más necesaria que nunca en estos tiempos", según señaló el director artístico del Maestranza, Pedro Halffter, en la presentación ayer del proyecto. En el Teatro Arriaga, donde el montaje se interpretó durante cuatro noches y con un doble reparto en el escenario principal, "constituyó un éxito rotundo. Fue todo un descubrimiento para el público", declaró un satisfecho Sagi, que dirige el espacio bilbaíno tras haber renovado las representaciones del género chico español en sus años al frente del Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela. "Hay un gran interés por esta obra por lo que creo que en 2011 haremos una gira importante. Este pequeño formato nos permite lanzar a cantantes jóvenes muy prometedores y abaratar costes, algo muy a tener en cuenta actualmente", añadió.

Tanto él como Pedro Halffter evitaron ponerse mustios hablando de la crisis y el tijeretazo a las cuentas del Maestranza. "Las coproducciones son la salida. Ahora es el momento de las ideas, de ser imaginativos y buscar lo positivo de las cosas. Entre todos podemos", defendió Halffter. "Eso es. No podemos quedarnos anclados en que nos quitaron 600.000 euros del presupuesto porque así desanimamos a la gente. El show debe continuar", concluyó el maestro Sagi.

L'isola disabitata. Sala Manuel García. Teatro Maestranza. 4 y 5 de marzo a las 20:30. Precio único: 20 euros.