BREVIARIO

Alejandro V. García

Monarquía: la atracción del vacío

LOS monárquicos (y quienes no lo son) tienen motivos para inquietarse por la inclinación autodestructiva que se ha instalado en los últimos tiempos en la Familia Real. La salud, la honra y la prudencia (tres virtudes necesarias para preservar la Corona a través de las generaciones sucesivas) están en entredicho por culpa no de los acuosos enemigos republicanos sino por la determinación medio suicida de los propios Borbones. No es normal que la primera familia española (primus inter pares) haya sido moralmente debilitada por los trapicheos escandalosos del yerno. No es comprensible que en las vísperas del 14 de abril un muchacho de 13 años, quinto en el orden sucesorio, se dispare en un pie en presencia de su padre y que la abuela reduzca el accidente a "cosas de niños", como si todos los niños del reino manipularan escopetas en su ratos de ocio. No es razonable que el día conmemorativo de la proclamación de la II República el anciano Rey se rompa la cadera en una remota reserva africana mientras perseguía elefantes. No es ejemplar que el jefe de un Estado bajo amenaza de rescate financiero, y en plena controversia sobre los recortes presupuestarios que ponen en peligro la sanidad y la educación, se gaste miles de euros en una excursión de caza mayor y en el traslado de todo su servicio de seguridad. La atracción del vacío subyuga a la monarquía.

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