Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Ante un domingo que no admite renuncios

MIRANDO a diez puntos la tabla de salvación y con cuarenta y cinco aún en el aire acude el Betis a una cita endemoniada así que llegue la hora del Angelus. Horas más tarde y como cierre de la jornada dominical recibe el Sevilla a su enemigo más directo, a un Valencia que en estos momentos aspira a lo mismo, a renovar un lugar al sol de Europa. Como puede comprobarse, el domingo llega con una barbaridad de química en la barriga.

Guardando un orden cronológico, lo del Betis en Granada frente al equipo de ese atípico presidente que es Quique Pina, un ciudadano que no tiene, precisamente, al Real Betis Balompié en su santoral. Y llega el Betis a la bellísima ciudad de la Alhambra en ese estado de ansiedad que se le enquistó a fuerza de despropósitos. Ansiedad que se le vuelve en contra al primer tantarantán, algo que confiemos falte a cita en lo de este mediodía en Los Cármenes.

Ha dicho Calderón que se trata de una final de seis puntos para añadir que tampoco la derrota desahuciaría a su equipo. A ver en qué quedamos, en si es o no una final. Por lo pronto, el ambiente será el de ese hermanamiento andaluz tan en cuarentena, en fin... Por la noche, despedida y cierre con un Sevilla-Valencia de aúpa, en una colisión donde ambos quieren lo mismo y siempre partiendo de esos treintaiún puntos que ambos atesoran para un ex aequo incuestionable.

Mediante dos rachas de juego y resultados muy dispares, el Sevilla se ha dejado alcanzar por un Valencia que vivía con Djukic muy alejado de los de Unai. El Sevilla no ha ganado aún en una segunda vuelta en que sólo logró aquel hermoso punto del Calderón. Sevilla y Valencia comparten piso en la tabla y resulta que es el último que da opciones continentales, por lo que se augura un pleito lleno de contenido y con un continente sugestivo. Domingo éste que no admite renuncios.

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