GANAR para no depender de nadie con vistas a esa ilusión que es volver a la Champions. Ésa es la cuestión para el Sevilla en su debut de esta tarde en el flamante San Mamés. La vieja Catedral registró en su larga historia bastantes éxitos del Sevilla y el de hoy se antoja de obligado cumplimiento para coger al Athetic en esa carrera desenfrenada que ambos llevan para estar nuevamente en la primera competición continental.

Son dos ritmos muy distintos los que presiden la Liga de ambos. Desenfrenado el de los vascos en el primer tramo y frenético el que exhibe el Sevilla mediante una segunda manga para la historia. Los de Valverde dieron primero y eso parecía que es como dar dos veces, pero los de Unai se han encargado de demostrar que nunca fue tarde si la dicha buena y ahí andan con el Athletic a un solo tiro, al tiro que hoy puede disparar el Sevilla para lograr su objetivo.

Se prevé una final en el nuevo coliseo junto al Nervión. De Nervión al Nervión y tiro porque me toca, ¿pero quién tirará de los dos? Creo con toda sinceridad que el Sevilla anda mejor que el Athletic, que el equipo de Unai llega como una moto tanto en lo físico como en lo anímico. Lleva ganando una barbaridad de tiempo, justo desde que ajustó su sistema defensivo para que el edificio se cimentara y las contras resultaran letales frente a todo tipo de contrincantes.

Valverde ya se ha puesto el parche sin esperar a que brote el grano y alerta al árbitro de los bloqueos que permiten a Fazio cabecear tanto a placer. Es señal inequívoca de que el técnico extremeño se toca la ropa cauteloso, pero me imagino que lo hace a sabiendas de que este Sevilla no es sólo fruto de la estrategia. ¿O no sabe que su poder demoledor arriba se debe al vértigo de sus puñales? El Sevilla tiene en su mano no depender de nadie y me malicio que va a aprovecharlo.