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Sebastián Chávez · Catedrático de Genética de la Universidad de Sevilla

"No descarto que en el futuro existan máquinas con conciencia"

  • Profesor, ciudadano comprometido e investigador de prestigio internacional, este genetista es uno de los pilares del Instituto de Biomedicina de Sevilla, una institución puntera en España.

-La Genética es una de las ramas más pujantes de la ciencia actual. Sin embargo, también levanta muchos temores y hay pensadores que dicen que algunos de sus avances pueden suponer el final de la concepción sagrada de la vida. ¿Qué opina usted?

-La Genética es al siglo XXI lo que la Física fue al siglo XX. Esta última disciplina transformó el mundo a lo largo de la pasada centuria gracias a la Física Nuclear, que cambió nuestra relación con la energía, y a la Física Electrónica, que nos llevó a la revolución digital. Eso es lo que ahora está empezando a ocurrir con la Genética y la Biología moderna en general. Cuando acabe el siglo XXI habrán cambiado muchas cosas relacionadas con el avance del conocimiento de nuestro propio ser. Creo que eso hay que mirarlo con optimismo, no con miedo, de la misma forma que si hacemos balance de los pros y los contras de la Física durante el siglo XX concluiremos que las ventajas han sido mucho mayores que los inconvenientes, pese al miedo nuclear. No hay duda de que han sido muchas las ventajas que la domesticación del átomo y los electrones han supuesto para la humanidad... Ahí está la revolución digital, gracias a la cual yo puedo comunicarme en tiempo real con cualquier individuo a través de un procedimiento electrónico que se ha convertido en trivial... Eso ha cambiado nuestra realidad y, en gran medida, para bien.

-¿Cuáles son esos cambios a los que nos va llevar la Genética?

-No lo sabemos exactamente. La capacidad que tenemos de predecir cómo va a impactar el conocimiento genético sobre la sociedad es ahora mismo muy limitada...

-¿Como si le hubiesen preguntado a nuestros abuelos cómo iban a influir en nuestras vidas los escritos de Planck sobre Física Cuántica?

-Exacto. ¿Habrían sido capaces de predecir internet? Seguro que no. Pero la historia de la ciencia y la tecnología nos indica que debemos ser optimistas, que las ventajas de cualquier desarrollo tecnológico superan siempre a sus desventajas. Ahora mismo, cuando la sociedad se plantea los avances genéticos ve sobre todo los riesgos, pero yo estoy absolutamente convencidos de que los beneficios van a ser muy superiores.

-Por ejemplo, esta semana saltó a los periódicos la noticia de que Gran Bretaña ha dado luz verde a la técnica de fecundación in vitro conocida como de los tres padres, que utiliza ADN de tres personas.

-Es un magnífico ejemplo. Esta noticia significa que somos capaces de resolver un problema que afecta a un número importante de personas con una solución tecnológica sencilla que ojalá podamos multiplicar en el futuro. Esto de los tres padres no deja de ser un transplante de genes que se le hace a una madre. Por una parte, existe un padre como siempre y, por otra, una madre que tiene una serie de genes que implican indefectiblemente una patología seria para el hijo que va a tener. Lo que necesita es que se le trasplanten algunos genes que puede aportar una segunda mujer... Ahora se ha desarrollado la tecnología que permite ese trasplante. ¿Qué riesgos existen? El principal es psicológico, al igual que cuando se trasplantó el primer corazón también hubo quien pensó que eso iba contra la individualidad... Hoy en día es una práctica común. La capacidad que tiene la humanidad de sacar lo positivo de las cosas está demostrada.

-Sin embargo, insisto, sobre la ciencia siempre planea una leyenda negra, una visión apocalíptica: el árbol del conocimiento y la manzana de Eva, Prometeo, el doctor Frankenstein...

-Es así, pero la historia nos enseña que la mayor parte de esas visiones apocalípticas han errado y que la humanidad ha sido capaz de sacar lo mejor de los avances. Desde Galileo y Newton, los grandes avances de la sociedad se deben al pensamiento científico y a la capacidad de generar tecnología gracias a ese pensamiento. Ahora bien, es verdad que en el ámbito de la Genética tenemos un elemento adicional: el concepto de alma se ha sacado del ámbito religioso y se ha identificado con nuestro genoma [la totalidad de la información genética que posee un organismo]. Desde ese punto de vista, tocar el ADN tiene inconscientemente un carácter sacrílego, de ahí las reacciones exageradas que se suelen dar en la sociedad ante cualquier intervención que signifique modificar el ADN, no ya humano sino de cualquier organismo. Hemos pasado a un concepto materialista del alma y lo hemos trasladado al ADN. De ahí, por ejemplo, esas reacciones tan desmesuradas frente a las tecnologías de modificación genética de plantas.

-Los famosos cultivos transgénicos, una cuestión espinosa...

-Todo lo que se dice en muchos medios de comunicación y en cierta literatura sobre los riesgos para la salud de los cultivos transgénicos no se sostiene para nada, según todos los estudios serios que se han hecho sobre seguridad alimentaria. Sin embargo, la sociedad sigue mostrando un rechazo profundo a los transgénicos, sobre todo en lugares como Europa. Eso tiene claramente una raíz ideológica, no está basado en la realidad científica.

-Pero hay cosas que asustan, que dan vértigo, experimentos relacionados con la guerra o el terrorismo biológico...

-Recientemente hubo una polémica sobre la reconstrucción de la gripe Europea, también llamada española en el ámbito anglosajón, que causó millones de muertos a principios del siglo XX. El Gobierno norteamericano intentó censurar la publicación científica de los resultados, algo inédito hasta el momento, y las revistas accedieron a tener una serie de cautelas... Ahí es verdad que se puede sentir un poco de vértigo al ser consciente de que lo que uno está haciendo en aras del conocimiento pueda ser mal utilizado por una mente perversa, pero eso es muy excepcional.

-Hablando de Genética es inevitable la pregunta sobre si los genes pueden más que el ambiente en el desarrollo de un organismo determinado. Es una nueva versión del viejo debate entre el libre albedrío y la predestinación que antes se daba en el ámbito religioso

-En general, existe un exceso de determinismo genético en la sociedad. Es decir, el ciudadano es más determinista desde el punto de vista genético que los propios genetistas. Los científicos que nos dedicamos a esto sabemos muy bien que el fenotipo es el resultado del genotipo más el ambiente. Eso muchas veces se ignora y creemos que lo que está escrito en los genes es lo que automáticamente se va a manifestar. Los mismos genes en dos ambientes diferentes producen efectos algunas veces absolutamente contrarios. Es intrínsecamente falsa esa idea de que manipulando nuestro ADN podemos conseguir un ser humano que no tenga problemas médicos. Los problemas de salud de una persona no son sólo por sus genes, sino por sus genes en un ambiente determinado. En el ambiente entra todo: la educación, las condiciones medioambientales, los otros organismos...

-¿Pero qué pesan más los genes o el ambiente?

-Los dos por igual, son las dos caras de una moneda. Un ejemplo muy claro: hay una enfermedad genética que se conoce como la anemia falciforme, que está causada por una mutación de una de las proteínas de la hemoglobina que origina unos glóbulos rojos defectuosos. Sin embargo, ser portador de esa mutación en un ambiente que hay malaria endémica supone una gran ventaja, porque hace a la persona portadora resistente al parásito. ¿Esa mutación es positiva o es negativa? Pues depende de si se vive en Europa o en el África Subsahariana.

-Sobre esta tema leí hace un par de años un reportaje en el National Geographic que se hacía eco de un estudio realizado en EEUU sobre gemelos que habían sido separados desde la cuna y, por lo tanto, se habían criado en ambientes muy diferentes.

-Esto fue posible porque hubo una política durante la primera mitad del siglo XX en EEUU según la cual los hermanos gemelos se daban en adopción a familias diferentes. Esos estudios son una fuente de información muy buena...

-¿Los gemelos tienen exactamente el mismo genoma?

-Tienen esencialmente el mismo genoma, aunque no al cien por cien, porque en el propio desarrollo del organismo, en la construcción del individuo, ocurren eventos mutacionales y, por tanto, el resultado final es distinto. Donde más diferencias se dan es en el sistema nervioso, porque las neuronas son especialmente sensibles a estas mutaciones. En los estudios sobre gemelos a los que usted ha hecho referencia se intentaba determinar mediante técnicas estadísticas qué parte del fenotipo de un individuo era genética y qué parte ambiental. El resultado era que los cambios que se observaban entre un gemelo y el otro eran achacables al ambiente en una tercera parte y a los genes en otra tercera parte, pero que luego existían otras diferencias que no se debían ni a factores ambientales ni a los genéticos, son las que ahora parece que hay que adjudicar a esas transformaciones que se producen durante el desarrollo, cambios que son en gran medida azarozos.

-Es decir, que aquí, como en casi todo, el azar juega un papel importante.

-Efectivamente, los eventos mutacionales en su inmensa mayoría son azarozos. El azar nos condiciona desde el principio.

-Recuerdo que en mis años mozos se hablaba mucho de la teoría del gen egoísta.

-El gen egoísta es uno de los libros de un gran divulgador científico, Richard Dawkins, el principal defensor del darwinismo en nuestros días y un activista del ateísmo. Esta teoría defiende que, entre otras cosas, hay unos tipos de genes que tienen un recorrido evolutivo propio y que podemos ver cómo saltan de unas especies a otras. Los virus son un ejemplo muy claro: son parásitos celulares, genes con su propia estrategias evolutiva que tienen la capacidad de pasar de una especie a otra. Ahí están el ébola, el VIH... son genes que vienen de otros animales.

-Antes se hablaba mucho sobre si los virus eran vida o no.

-Los virus son vida, pero necesitan de una célula hospedadora que le permita realizar su ciclo vital. Cuando la partícula vírica está fuera del contexto celular es inerte.

-¿Una especie de zombi?

-De alguna manera es un zombi molecular, como los virus informáticos, que es una analogía perfecta, que cuando viajan entre ordenadores están totalmente inactivos, pero cuando entran en nuestra computadora se ponen a funcionar.

-Le voy a hacer una pregunta que atormenta a la humanidad. ¿Por qué estamos diseñados, al igual que muchos electrodomésticos, con una obsolescencia programada? Le estoy hablando de la muerte. ¿Por qué no podemos ser eternos?

-Los que son eternos son los genes. Ellos son los que van saltando de generación en generación, cambiando y evolucionando. La teoría del gen egoísta venía a decir esto, que toda la estructura celular es una especie de instrumental al servicio de la transmisión genética a lo largo de las generaciones. Desde ese punto de vista hay más de una estrategia posible de transmisión. Una consiste en muchísimas transmisiones con un ciclo de vida muy corto y una gran capacidad de colonizar ambientes diversos y de adaptarse a microcambios, que es la de las bacterias. Otra es la de los organismos de ciclos de vida muy largos con una complejidad muy grande, como es el caso de los animales.

-¿Somos meras marionetas al servicio de una estrategia de los genes?

-Somos instrumentos para la transmisión de los genes. Cada especie es una estrategia distinta.

-Queda claro que no somos nadie...

-Lo interesante es que a lo largo de todo este camino evolutivo se ha creado la conciencia y eso abre una nueva dimensión en la transmisión de información, que ya no se limita a la información genética, sino que también contempla información cultural. Eso es lo verdaderamente sorprendente del ser humano en el contexto de la evolución biológica. Con el nacimiento del ser humano se crea un nuevo sistema de transmisión de información que se llama cultura, algo inéditoque ha permitido el nacimiento de formas de vida artificial capaces de transmitir todo su programa informativo al margen de la información biológica. Lo que se ha dado es un salto cualitativo que empezó primero con las tradiciones orales, luego continuó con la expresión escrita y ahora, gracias a la revolución digital, sigue con las máquinas. Es muy probable que lleguemos a tener robots completamente autónomos capaces de controlar su propia replicación al margen de la información genética.

-¿Está diciendo que en el futuro habrá máquinas con conciencia?

-Creo que eso está al alcance. La inteligencia artificial avanza a un ritmo vertiginoso y yo no descarto que en un futuro existan máquinas con conciencia. ¿Cómo se puede descartar?

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