Suena por megafonía Entre dos aguas, de Paco de Lucía. Parece el himno de estas personas, que padecen parálisis cerebral, y en torno a las que se mueve una asociación modélica, Aspace (Asociación Sevillana de Parálisis Cerebral), que cuenta con unos trescientos socios y ayer organizó en la Alameda de Hércules una verbena solidaria para darse a conocer, porque su corazón no sabe de parálisis, y para recaudar fondos con destino al nuevo centro de Atención Integral que a partir de julio podría estar en funcionamiento en Dos Hermanas.

Aspace se creó en 1978, coetánea de la propia democracia española. De no ser por estos miembros de la asociación, las personas con esta discapacidad estarían en una vergonzante situación de inferioridad en cuanto al respeto de derechos fundamentales. Manuela García, extremeña de Alconera, cerca de Zafra, reparte los tiques del bar donde coordina a los voluntarios Álvaro Peregil. Manuela entró en Aspace en 1978 como trabajadora social; fue directora del centro de Unidad de Día, que actualmente atiende a setenta personas, y ahora es gerente de la asociación. Le gusta repartir el protagonismo y, sobre todo, que toda la atención se centre en los perceptores de esta iniciativa.

La parálisis cerebral es un trastorno irreversible, pero no degenerativo. Ni aumenta ni disminuye, por lo que la ayuda a estas personas ha de ser igualmente permanente. La residencia que se inaugurará en Dos Hermanas tendrá cabida para 22 personas. David Valenzuela es uno de los dos trabajadores sociales que colaboran con Aspace. Desde diciembre se incorporó Ana Gallardo, una sevillana que hizo sus pinitos en el teatro, género del que se despidió con Alfonso del Real y José Bódalo en una versión de Los tres sombreros de copa, de Miguel Mihura. Ahora está entregada en cuerpo y alma a estar personas, hasta el punto de que junto a este trabajo solidario no abandona la tarea intelectual de un futuro doctorado sobre género y discapacidad: "El perfil de la discapacitada no está estudiado, hay que sacar a la luz cosas que se saben pero no son visibles".

Irene Gallardo, periodista, hermana de esta trabajadora social, presentó por la tarde las actuaciones musicales: Los Centellas, Los del Guadalquivir, Álex Ortiz, Consuelo, Rafa Serna, Miguel Caiceo. Se instaló un patio de butacas junto a las columnas que dan a las Maravillas y durante todo el día funcionaron las tiendas de recuerdos y artesanía, donde se podían obtener tarjetas personalizadas de primera comunión, la fecha no podía estar mejor elegida, sirenas del Guadalquivir en cerámica y un elenco de meninas, toreros y ángeles. Una jornada festiva con fines solidarios. El corazón le ayudó al cerebro a cruzar a la otra orilla entre las dos aguas de la música de Paco de Lucía, mientras al otro lado de la Alameda, junto a Calatrava, se desarrollaban las actividades de la Feria Internacional del Títere.

Álvaro Peregil acudió con sus hijas Ana y Reyes, las nietas del tabernero, y coordino a tres turnos de quince voluntarios. Todo ha sido posible gracias a la colaboración de la hermandad de la Macarena.