Detrás de la propuesta de resolución del Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco para tumbar la construcción de la Torre Cajasol hay un claro triunfador que ha logrado convencer al organismo internacional con sus argumentos: el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos en sus siglas en inglés). Esta asociación de profesionales relacionados con el patrimonio histórico fue la que lideró desde el principio la oposición al proyecto con la participación infatigable de su secretario en España, el profesor de Geografía en la Hispalense Víctor Fernández Salinas. Se equivocaron aquellos que la menospreciaron al afirmar que eran una especie de frikis de los monumentos movidos por unos intereses algo oscuros. Si la plataforma Túmbala fue la que movilizó a los ciudadanos contrarios a la construcción de la Torre, Icomos fue la encargada de aportar argumentos técnicos y de conseguir una visita de una delegación internacional para inspeccionar el proyecto del rascacielos.

Una simple lectura a la proposición de decisión que hace la Unesco sobre la Torre Cajasol nos indica que el organismo internacional ha adoptado, casi calcado, el informe realizado por técnicos de Icomos tras su visita a Sevilla entre el 6 y el 9 de noviembre. La comparación de los documentos de Icomos y la Unesco nos señalan que coinciden en la necesidad de parar las obras y de rebajar la altura, de ampliar la zona de amortiguamiento, de mejorar los planes de protección y, sobre todo, de castigar a Sevilla en el caso de que no se cumplan estas exigencias.