Sevilla

Los peritos aseguran que el torero tuvo que beber una cantidad "considerable"

  • Los expertos de Toxicología confirman que es "imposible" triplicar la tasa de alcohol en sangre con lo que Ortega Cano testificó que había consumido la noche del accidente

Un nuevo varapalo para el torero. Por si la declaración de los camareros no fuera suficiente, los peritos han desmontado la versión exculpatoria de José Ortega Cano respecto al consumo de alcohol la noche del accidente, al afirmar que es "imposible" que el diestro arrojara una tasa de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre -casi el triple de lo permitido- sólo con haberse "mojado los labios en una copa de cava". Los especialistas coinciden en que tuvo que ingerir una cantidad "considerable" de alcohol para dar ese nivel, al tiempo que han defendido la veracidad de los análisis y el respeto a la cadena de custodia de la muestra.

La directora del Instituto de Toxicología de Sevilla, María Luisa Soria Sánchez, que compareció como en sustitución de uno de los dos peritos que realizaron el informe sobre la alcoholemia, aseguró que, según los estudios de la Dirección General de Tráfico (DGT), con tres copas de cava se obtendrían unos niveles de entre 0,47 y 0,60 gramos de alcohol por litro de sangre, la mitad del positivo que dio el procesado.

Esa concentración de alcohol sería incluso superior, puesto que al haber transcurrido dos horas y media entre el momento del accidente y la extracción de la muestra, que se le hizo a su llegada al hospital, sobre las 01:15 y 01:30 de la madrugada del 29 de mayo de 2011, el torero estaría en un "proceso de eliminación" del alcohol, aunque señaló que para conocer la tasa probable habría que hacer un cálculo retrospectivo.

En cualquier caso, la experta aclaró que entre 30 o 40 minutos después de la última ingesta de alcohol se alcanza el "pico máximo" y, a partir de ese momento, se va perdiendo una tasa de 0,15 gramos por cada hora que transcurre, por lo que dos horas y media después no se puede alcanzar 1,26 gramos con una única copa, porque la curva estaría ya en descenso y la persona eliminando la bebida.

La directora del centro también fue cuestionada sobre otro extremo de la versión que ofreció el torero en el juicio, cuando apuntó que la muestra se pudo contaminar durante la extracción de sangre porque previamente le hubieran limpiado la zona con alcohol. La especialista aseguró que esa aportación sería "imperceptible" y aportó estudios en la misma línea, en el sentido de que es inapreciable la aportación de alcohol "tanto a la entrada de la aguja por el pinchazo como a la salida". De la misma forma, apuntó que ninguno de los fármacos que se le podrían haber suministrado al paciente a su ingreso en el hospital pueden en principio alterar los resultados del análisis, si bien precisó que desconoce el tratamiento que se le pudo administrar. En su opinión, tampoco los fármacos que el torero asegura tomaba, el anticoagulante Sintrom, y el mabogastrol -para el estómago- pueden afectar en los análisis.

La facultativa considera que se cumplió la cadena de custodia desde que la muestra llegó al Instituto de Toxicología, aunque señaló que no podía hablar sobre lo que había pasado con la misma antes de su llegada a este centro. "La cadena de custodia no es ni menos ni más que el control de la muestra en todo momento", aseveró María Luisa Soria, que indicó que las muestras de sangre "no suelen venir precintadas", pero sí llega al centro "adecuadamente etiquetada" y añadió que "no se planteó ningún problema en el análisis", ya que "no hay signos de adulteración de la muestra" y la sangre llegó en un estado "adecuado".

Las normas de custodia de las muestras "aconsejan y ordenan" que se envíen tubos de ensayo llenos en su totalidad, pero en este caso llegó con un 55% de llenado y, a pesar del aire, no hay pérdida de alcohol si la muestra ha estado conservada en una cámara frigorífica. En todo caso, si dicha pérdida se produjera beneficiaría al acusado, porque daría un nivel inferior, nunca superior.

En la sesión de ayer también rindió testimonio el director de la Unidad de Hematología del Hospital Virgen Macarena, Antonio Figueredo Martínez, quien defendió que la muestra se conservó en una cámara frigorífica hasta su entrega a la Guardia Civil por orden judicial. El doctor señaló que las muestras se conservan durante siete días antes de ser desechadas y precisó que en el caso de la muestra del torero, se recibió al cuarto día una orden de la Gerencia del hospital para que se guardara, por lo que se almacenaron en un frigorífico al lado del Banco de Sangre.

Además, rechazó que pudiera haberse producido una equivocación de muestra y señaló que en el laboratorio de Hematología hay personal sanitario "las 24 horas del día todos los días".

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