"El esfuerzo constante tiene su recompensa con este resultado". María Luz Mato habla así de su hijo, Fernando Magallanes, un sevillano que ha conseguido la nota más alta de Selectividad en la provincia: 9,950. Ahí no queda la cosa. Entre la calificación en las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) y la de la trayectoria académica llega al 13,97. Con esta nota se queda sólo a tres centésimas del techo de un estudiante de Bachillerato, fijado en 14 puntos.

Este vecino de Tomares roza la excelencia académica. Desde la Secundaria, su expediente está marcado de notas que no bajan del 10. Con una salvedad, en Educación Física se quedaba siempre en el 9. Los dos últimos cursos de Bachillerato los culminó con sendas matrículas de honor. Pese al excelente currículum académico, Fernando habla con total naturalidad del trabajo desempeñado hasta ahora. Incluso se sorprende, al igual que su madre, de que su buena calificación sea motivo de interés. "Cuando dedicas todos los días unas horas al conocimiento no resulta extraño obtener estas notas. Aunque requiere un esfuerzo continuo", asegura este joven.

Fernando lleva desde pequeño en el Colegio Internacional Europa, donde realizó también el Bachillerato en la especialidad de Humanidades. Su propósito es estudiar Relaciones Internacionales e Interpretación en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid tras un merecido descanso este verano. A la madre, como a cualquier madre, le horroriza la idea de perderlo el próximo curso. Reconoce que su vocación por el humanismo le viene de siempre -"desde pequeño quise estudiar Geografía, me encantaba interesarme por los países"-, aunque afirma que siente interés por todas las ramas del conocimiento. Fernando ve muy viable que, una vez que culmine la carrera, estudie un máster y un doctorado: "Me gustaría estar aprendiendo siempre, me encanta descubrir cosas nuevas ya que es con lo que más disfruto", añade.

Para situarse entre los mejores estudiantes andaluces que han realizado la Selectividad, Fernando no ha tenido que pasarse noches en vela delante de los libros ni renunciar a ciertas horas de disfrute con sus amigos. "Esos sacrificios no son necesarios cuando se desarrolla un hábito de estudios todo el curso", aclara su madre, que alude al hecho de que su hijo haya estudiado todos los días una media de dos horas. "Los fines de semana también se preparaba, pero dejando tiempo para la diversión. De esta manera, en las tres últimas semanas sólo ha tenido que dedicar tiempo para repasar el temario", apostilla.

Esta dedicación continua no sólo la aprendió en las aulas. El futuro estudiante universitario llevaba la lección bien aprendida desde casa. "Mis padres me han criado siempre en la cultura del esfuerzo y la constancia para lograr los objetivos que te plantees", asegura Fernando, que defiende a los jóvenes de su generación: "No se puede generalizar, hay de todo. Tengo muchos compañeros que tienen un nivel cercano al mío".

Muy cerca de su calificación se quedó Paula Santos, una estudiante que alcanzó el 9,875 en la Universidad Pablo de Olavide. Esta joven sevillana del Colegio Alemán también cuenta con una nota media de Bachillerato de 10 y pretende hacer la carrera de Biotecnología en Alemania.