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  • José Jesús Gómez Asencio, nombrado académico de la RAE en noviembre, recibe la Medalla de Oro de Estepa, su ciudad natal

Con la firma de Cervantes aún en las vitrinas de la exposición de libros antiguos de la Casa de la Cultura de Estepa, se celebró el acto solemne de imposición de la medalla de la ciudad de Estepa en su categoría de Oro a José Jesús Gómez Asencio, elegido en noviembre académico de la Real Academia Española de la Lengua (RAE).

Tras la interpretación de una pieza musical y un video homenaje, llegaron las intervenciones de los amigos y del propio alcalde de la localidad. Antonio Abad Olmedo, en nombre del grupo de estepeños que en su día solicitó el homenaje, resaltó que es obligación de los pueblos reconocer a sus hijos más ilustres. El alcalde de Estepa, Salvador Martín Rodríguez, leyó el acta de la sesión plenaria en la que se concedió la medalla de Oro a Gómez Asencio y repasó los capítulos más sobresalientes de la carrera profesional del homenajeado. Hace más de cuarenta años que José Jesús Gómez Asencio (Estepa, 1953) se marchó a Sevilla a estudiar el bachillerato al instituto San Isidoro, y desde entonces su carrera ha ido en progresivo ascenso hasta su ingreso en la Real Academia de la Lengua, el pasado mes de noviembre de 2015, como miembro correspondiente. Estudió en Salamanca y obtuvo su licenciatura en Filosofía y Letras en 1975 y el doctorado en 1980. Trabajó y colaboró con otras Universidades como la de Valencia, Valladolid, León ó Nord Paris-XIII.

Tras su palabra llegó el momento de prender de la solapa de la chaqueta de Gómez Asencio la insignia de Oro que le distingue ya como estepeño ilustre, como hombre querido y reconocido por su pueblo, aunque la distancia y el tiempo lo hayan separado de la ciudad durante más de cuarenta años.

José Jesús Gómez Asencio, "el hijo del jefe", como él mismo reconoció que lo llamaban en su niñez, no pudo contener la emoción y sus primeras palabras fueron de agradecimiento y de sorpresa a la vez, ya que mantuvo, en todo momento, que no se consideraba digno de tan alto honor. Pronto cautivó a los presentes con su discurso, elegante, divertido, solemne y profundamente emotivo. Defendió su cualidad de ser estepeño, a pesar de los años y la distancia, y para demostrarlo recordó a todos que a sus dos hijos les ha hecho pasar por las pruebas que todo estepeño conoce: comer mantecados en otoño, pasear y sentir el aire por el callejón de las Monjas, comer roscos trenzaos en primavera, salir de nazareno en Semana Santa, coger conchas en los Canterones y subir a la Raja de Gilena.

Tuvo un recuerdo para sus viejos amigos, entre los que se encontraba de Paco Prieto, compañero de estudios en su juventud. Recordó a uno de sus primeros profesores, el franciscano padre Felix del Buey. Citó a Leopoldo Panero, el poeta y al maestre Lorenzo Suárez de Figueroa, artífice de la Torre del Homenaje de Estepa, para finalmente despedirse, visiblemente emocionado, con un "gracias a la vida" rememorando los versos de Violeta Parra.

Tras el acto oficial, se descubrió una placa conmemorativa en la Biblioteca Pública Municipal, a la que Gómez Asencio ha donado un lote de libros de los que él es autor. José Jesús Gómez Asencio vuelve de este modo a formar parte de la vida diaria y activa de la ciudad que le vio nacer, de hecho, ofreció su colaboración para cualquier acto cultural que el Ayuntamiento quiera organizar a partir de ahora.

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