Mucho se ha criticado el planteamiento y el once que sacó Sampaoli en el encuentro contra el Real Madrid. El argentino, anoche en Anoeta, comprendió que el plan original, sin inventos ni cosas extrañas, sí funciona. Y lo hace en base al trabajo, la posesión, la presión alta, y a penalizar los errores del rival en la salida de la pelota. Así llegaron los goles y, con esta mentalidad, el equipo quizás sí hubiera podido, al menos competir, el miércoles ante el conjunto blanco en la Copa del Rey. El once inicial fue, quizás, el que a día de hoy debe ser el equipo tipo. Defensa de tres, con dos carrileros de largo recorrido, con dos volantes, Vitolo, Nasri con libertad de movimientos y Ben Yedder moviéndose, buscando las líneas de pase.

La alta presión en la salida del adversario, una vez más, fue clave. Si bien es cierto que a la Real Sociedad tampoco le salió nada -apenas generó peligro al inicio y tras el descanso-, el juego propuesto por el Sevilla terminó de ahogar las expectativas locales.

Defensa

De salida, el equipo ayer amarillo albero se mostró sólido atrás. Apenas sufrió durante los 90 minutos, más allá de un par de acciones al inicio del partido y algún disparo suelto que Sergio Rico acertó a despejar sin mayores problemas ni complicaciones. Porque a la Real Sociedad le costaba pasar de tres cuartos de campo gracias a la presión de los sevillistas, que comenzaba con los primeros toques de la defensa cuando buscaba sacar el balón desde atrás. Una vez superada esa línea, la zaga era capaz de tapar los espacios en los que los locales podrían generar algo de peligro, tapando todos los acercamientos posibles.

La solidaridad atrás fue una de las claves del Sevilla ayer. No fueron pocas las veces que, incluso Ben Yedder, bajó a echar un cable a sus compañeros en defensa cuando el cuadro de Sampaoli ya estaba plantado.

Ataque

Arriba, el conjunto hispalense aprovechó la movilidad de Ben Yedder, que tiraba interesantes desmarques y ofrecía líneas de pase. El galo fue un auténtico quebradero de cabeza para la defensa realista y su brillante partido se vio recompensado con tres goles y una asistencia.

La generación de espacios fue otra de las claves del equipo nervionense anoche. Nasri contaba con total libertad para moverse por el campo, por lo que abandonaba su posición original para bajar a sacar la pelota desde atrás. Así, los huecos generados los ocupaban los volantes, como Franco Vázquez, que encontraba espacio y al galo arriba. Su combinación con Ben Yedder, tras aguantar de espaldas y devolverla en la frontal, provocó el primero de los goles de los sevillistas.

Virtudes

La pegada. Fueron cuatro goles pero pudo caer alguno más.

Talón de aquiles

Ninguno.