De soñadores es buscar quimeras
la previa. real madrid | sevilla
El Sevilla visita un encendido Santiago Bernabéu que acaricia la gloria del doblete con la intención de alzar su voz pese a las numerosas ausencias
Si algo caracterizó a Jorge Sampaoli desde su llegada a Sevilla, y bueno es recordarlo ahora que ya casi tiene hechas las maletas rumbo a Buenos Aires, fue su mensaje romántico, soñador, fresco e idealista. Gracias a él, convenció primero a sus futbolistas y luego a la afición y a la prensa de que era factible repetir la historia de David y Goliat. Luego, el fútbol y sus leyes labradas sobre la piedra infungible del dinero, fue poniendo a cada uno en su sitio y lo que se antojaba, meses atrás, como una cita en todo lo alto de la Liga no es ni más ni menos que otra visita rutinaria al Santiago Bernabéu, con algunos matices diferenciadores, como es lógico. El primer matiz diferenciador es que el Sevilla acude prácticamente con los deberes hechos, sin nada que perder, fiado a esa última bala que aún le quedaría ante Osasuna. El segundo, es que el coliseo merengue es un volcán de emociones en su anhelada búsqueda del doblete. Con la Liga en un puño, el Sevilla no quiere ser convidado de piedra en el festín que se anuncia junto al Paseo de la Castellana.
Para ser algo más que un simple testigo de la gran bacanal blanca, Sampaoli debe recuperar ese mensaje que tanto caló y que colocó a su equipo, al final de la primera vuelta, segundo en la clasificación, tras haber sumado unos estratosféricos 42 puntos, por delante incluso que el Madrid. Ese mensaje de soñador que le hizo buscar la quimera de horadar la hegemonía del fútbol español. Y, aunque las circunstancias han cambiado, y la intercesión de la AFA, a la par que la marcha de Monchi, han vaciado bastante el contenido de aquellos encendidos mensajes de rebeldía, hoy tiene la ocasión de reivindicar su discurso trasladándolo al campo ante el poderosísimo Madrid de Zinedine Zidane... Porque a ver quién duda ya de que este Madrid tiene la rúbrica del francés.
Frente a las rotaciones temibles de Zizou, Sampaoli expondrá el orgullo de su famélica legión. Por una razón o por otra, la plantilla llega mermadísima a esta jornada antepenúltima del campeonato. A Sarabia, por sanción, se ha unido media docena de ausentes por lesión, unos esperados y otros no tanto: Mariano, Rami, Escudero, Iborra, Ganso y Nasri tampoco estarán en el Bernabéu, lo que deja, de entrada, a Sampaoli sin sus laterales más fiables. Bueno, en el caso del izquierdo, directamente sin lateral, ya que no está tampoco Sarabia, el hombre que él esperaba que podría cumplir ese rol en ausencia de Escudero.
El propio Sampaoli reconoció en su comparecencia previa que iba a serle muy complejo conformar un once inicial. Y tanto. A no ser que sitúe a hombres fuera de su sitio natural no podrá cubrir ese flanco izquierdo. Y ahí aparecen las dos variantes:Lenglet o Diego González de lateral en una defensa de cuatro, en la que podría entrar el defenestrado Carriço, o una zaga de tres con dos carrileros para los que apenas cuenta con Vitolo y Correa, a quien últimamente lo ha ubicado de delantero.
Lo que sí parece es que, a diferencia de lo que ocurrió en la ida de la Copa del Rey, en la que el susodicho Correa actuó en punta, Sampaoli sí jugará en esta ocasión con delanteros naturales, específicos. Con Jovetic, Vietto y Ben Yedder en la convocatoria, junto al juvenil Mena, que es un centrocampista con llegada, todo apunta a que el francés sea el elegido para intentar sorprender a una zaga madridista en la que causa baja Carvajal.
En el centro del campo también hay bajas notables. No está Ganso, último en sumarse a la lista de ausencias, aunque sería impensable que volviera a exponerlo a los pies de los caballos como hizo en aquella malhadada cita copera. Y tampoco están Iborra, resentido de su problema en la rodilla, ni Nasri, de nuevo con inoportunas molestias en el tendón de Aquiles. Rami es el otro peso pesado de la plantilla que tampoco podrá fortalecer al equipo desde la parte de atrás.
En este panorama, lo lógico sería rezar todo lo que se sepa para que este lanzadísimo Madrid, sin ayudita siquiera del tan veterano como cuestionado Undiano Mallenco, no pase por encima de este Sevilla al que un punto le daría la cuarta plaza. Pero soñar es gratis, y el Sevilla, tras haber dilapidado sus opciones realistas de luchar por la tercera plaza, no tiene nada que perder y el Madrid también debe andar algo agotado tras el efímero y leve susto del miércoles en el Vicente Calderón y ante la perspectiva de que este miércoles debe visitar al Celta.
A la misma hora jugará el Atlético de Madrid en busca de ese punto que le certifique la tercera plaza, en Heliópolis, donde no están para regalar nada tras la destitución de Víctor. Es probable que durante el partido sea ya imposible el tercer puesto. Le quedará al Sevilla luchar sólo por el honor, por limpiar la mancha de la Supercopa y de la Copa. No es poca cosa. Parece una quimera, pero, ¿no era propio de soñadores buscar quimeras?
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