De la Calle, la rectora de los rectores españoles
Educación
La rectora de la Universidad de Málaga y el de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano, son los únicos independientes del nuevo Ejecutivo de Díaz.
La ficha
Nacimiento: Madrid.
Edad: 67 años.
Estudios: Catedrática de Biología Celular.
Procede del Rectorado de la UMA, al que accedió en 2004. Imagen visible y activa contra los recortes como presidenta de la Conferencia de Rectores de Universidades de España entre 2011 y 2013.
Sustituye a Luciano Alonso.
Adelaida de la Calle ha dado el salto a la política tras completar la trayectoria académica en toda su longitud. Catedrática de Biología Celular, elegida tres veces rectora y ex presidenta de la organización que agrupa a los rectores de España, tendría que haber abandonado la gestión universitaria en apenas unos meses, agotado ya su tercer mandato, pero en una muestra de tenacidad propia de la atleta que fue, en lugar de tomar la dirección del retiro, ha vuelto a ponerse en el centro de la pista. Su reto más inminente será la aplicación de la Lomce, la misma ley que ha criticado sin paliativos desde la barrera académica.
Elegida por primera vez en 2004 en unos comicios muy reñidos en los que tuvo que medirse en segunda vuelta con el catedrático Juan Torres, coautor del programa económico de Podemos, llegó a la política académica como una aspirante de continuidad. Sin embargo, supo pronto forjarse un perfil y ganarse a la comunidad universitaria. Tanto, que acudió a su reelección sin ningún candidato alternativo. Durante los primeros años condujo a la institución al superávit, dio un empujón a la ampliación del Campus de Teatinos y abrió la Universidad de Málaga (UMA). Nunca hasta entonces había estado tan imbricada con otras instituciones y colectivos.
El segundo mandato lo cerró con el campus de excelencia internacional Andalucía Tech, un golpe de efecto de las universidades de Málaga y Sevilla que puso en evidencia la pusilanimidad de los reproches y los tópicos tan avivados por la política. Al tiempo, se convertía en la presidenta de la Conferencia de Rectores de las Universidades de España, desde donde cogió la bandera en contra de los recortes. Se ha posicionado sin pestañear en contra de los ajustes en la educación, la reforma de las becas y la reducción del presupuesto para investigación. También criticó en su momento, aunque con más tibieza, la deuda de la Junta con las universidades.
Comunicativa, optimista, los más allegados afirman que incluso demasiado, campechana y de perfil feminista, ha sido una rectora popular. Ese encumbramiento debió animarla a enfrentarse a un tercer mandato, que ganó con holgura contra el catedrático Miguel de Aguilera. En esta tercera etapa ha dado señales de agotamiento, a las que se han sumado las críticas a la contratación de su yerno en la Fundación General de la UMA. Uno de los últimos episodios que ha cerrado ha sido el affaire Errejón, un asunto al que restó importancia, para después abrirle un expediente al número dos de Podemos, que estaba contratado para un proyecto de la Universidad que realizaba desde Madrid.
Su llegada a la política no es una sorpresa. La posibilidad circulaba desde los tiempos en los que el socialista Ángel Gabilondo era ministro de Educación.
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