Tribunales

La Fiscalía denuncia en el juzgado al empresario que simuló besar a Teresa Rodríguez

  • El Ministerio Público afirma que su propósito fue el de "pisotear la dignidad" de la parlamentaria de Podemos con un acto "de contenido claramente sexista".

  • Pide que se investiguen posibles delitos contra la libertad sexual, atentado a la autoridad y contra la integridad moral.

Teresa Rodríguez y Manuel Muñoz.

Teresa Rodríguez y Manuel Muñoz.

Teresa Rodríguez y Manuel Muñoz. Teresa Rodríguez y Manuel Muñoz.

Teresa Rodríguez y Manuel Muñoz.

La supuesta “broma” del empresario Manuel Muñoz Medina con la coordinadora de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, puede salirle la cara. La Fiscalía de Sevilla ha presentado este jueves una denuncia en los juzgados contra el ex vocal de la Cámara de Comercio de Sevilla Manuel Muñoz Medina, en la que pide que se investiguen los hechos que ocurrieron el 20 de diciembre del año pasado, cuando éste simuló que besaba a Teresa Rodríguez, una conducta que la Fiscalía considera que tenía el propósito principal de “pisotear la dignidad” de la parlamentaria andaluza con un acto de “contenido claramente sexista, que pretende demostrar y alardear de una repudiable e indefendible idea que preconiza la primacía del hombre sobre la mujer, obligando a ésta, para su propia humillación y vituperio a sentirse sometida sin remedio a ese poder y a ese imperio”.

El Ministerio Público ha presentado una denuncia en los juzgados contra Manuel Muñoz por unos hechos que pueden ser constitutivos de hasta tres delitos: contra la libertad sexual, atentado a la autoridad y contra la integridad moral del artículo 173.1 del Código Penal, que recoge penas de entre seis meses y los dos años de cárcel para que el que “infligiere a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su integridad moral”.

En la denuncia, la Fiscalía recuerda que Teresa Rodríguez acudió el 20 de diciembre de 2016 a la sede de la Cámara de Comercio, donde se celebraba un acto organizado por la agencia EFE, al que la parlamentaria había acudido “invitada por razón de las responsabilidades publicas que ejercía y que era presidido por la presidenta de la Junta de Andalucía”.

Sobre las 15.00 horas, cuando Teresa Rodríguez iba a marcharse, el empresario denunciado, Manuel Muñoz, entonces vocal de la Cámara de Comercio –se vio obligado a dimitir tras este escándalo-, “siendo consciente de la función representativa que cumplía Teresa Rodríguez, después de que otros miembros de la Cámara la saludaran a ésta y estando en presencia de otras personas que habían asistido al acto –casi todos eran hombres-, se abalanzó sobre ella empujándola hasta hacerla retroceder hacia un rincón, donde tapó la boca de la mujer con su mano mientras aproximaba su boca a la de ella y besaba su propia mano, la que cubría la boca de ella, en un ademán como si, en realidad, la estuviera besando en los labios, todo ello mientras pegaba su cuerpo contra el de la diputada, haciéndola retroceder hasta la pared, hasta que aquella pudo desembarazarse y salir del lugar”.

El Ministerio Público coincide en que los hechos podrían ser constitutivos, de acuerdo con la denuncia presentada en la Fiscalía por la parlamentaria de Podemos, de sendos delitos contra la libertad sexual (artículos 178 o 180 del Código Penal) o de atentado a la autoridad (550 del Código Penal), aunque añade que también podría tener encaje en un delito contra la integridad moral, por cuanto lo relaciona según la jurisprudencia del Tribunal Supremo con la “idea de la inviolabilidad de la persona humana, es decir, el derecho a ser tratado como persona y no como cosa”, por lo que el delito surge con la “sensación de envilecimiento o de humillación, vejación e indignidad”.

En cualquier caso, la Fiscalía entiende que el propósito principal del empresario era el de “pisotear la dignidad”  de Teresa Rodríguez y añade que las circunstancias que concurrían “la entidad de la vejación se agranda muy considerablemente, no porque la condición oficial de la víctima permita considerar que su dignidad, ahora herida, es de mayor importancia o valor que el que pudiera tener la de cualquier otra persona, la de cualquier otra mujer, sino porque en un acto público, contra una mujer que cumple en nuestra sociedad una función representativa conocida por todos y de inequívoca trascendencia, la muestra de desprecio, simplemente por esa condición de mujer, adquiere, en los términos en que éste se manifestó, mayor entidad y repercusión por las propias posibilidades de difusión de la vejación y por la cualidad de la destinataria, que se elige como víctima, precisamente, para reforzar el sentido humillante de la mofa”, sentencia el fiscal.

El Ministerio Público añade que para la persona que ha sufrido ese trato humillante, al ser consciente de todas las circunstancias descritas, “la sensación de envilecimiento y de pérdida de dignidad, por fuerza, ha de ser enorme”.

El empresario Manuel Muñoz, de 72 años, aseguró, por su parte, fue una “broma de mal gusto” y achacó su comportamiento a que “estaba ebrio”, e insistió en que “jamás volverá a gastar una broma de tan mal gusto a ella ni a ninguna otra mujer”.

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