El PSOE andaluz baja la presión
Las opciones de un congreso urgente se desvanecen con las nuevas elecciones catalanas. Los andaluces esperarán a que Ferraz convoque el comité federal para definir la fecha Barones y pedristas creen que la repetición electoral es el escenario previsible.
LA repetición de las elecciones catalanas aliviará la tensión interna del PSOE y reducirá las posibilidades de que ésta se resuelva mediante un congreso urgente, a mediados del mes de marzo tal como quieren los socialistas andaluces. El PSC, liderado por Miquel Iceta, solicitará que el congreso no se celebre, al menos, hasta pasadas las catalanas, que probablemente serán el 9 de marzo. Como los otros tres partidos mayoritarios, el PSOE tendrá que volver a engrasar la maquinaria electoral para concurrir a estos comicios, por lo que retrasará los previos que lleva consigo un congreso federal. El secretario general, Pedro Sánchez, y su dirección podrá argumentar ahora, y con bastante razón, que no se puede dedicar a hacer campaña por España de cara al congreso a la vez que atiende a las catalanas. Iceta es uno de los barones que apoya a Sánchez, y es seguro que éste participará activamente en estos comicios autonómicos. El resultado de éstos definirá cómo se conduce Cataluña después del fracaso del procés, por lo que no será una cita más.
De este modo, el cónclave socialista podría retrasarse a abril y, a partir de ahí, entrar en un proceso de demora en función de cómo avancen las negociaciones para la formación del Gobierno de España. Pero a esta contingencia -que Artur Mas resolverá el próximo lunes- se añade la actitud del propio PSOE andaluz y de su líder, Susana Díaz, que parecen haber entrado en un período de reflexión después de que la crisis interna de los socialistas se hubiese convertido en el problema de España, por encima incluso de la gobernabilidad del país. Fuentes del PSOE andaluz explicaron que van a esperar a que sea la dirección de Ferraz la que convoque un comité federal para tratar la fecha del congreso. Eso alivia la situación de Pedro Sánchez; al menos por el momento. La desconfianza entre ambos bandos es extrema, pero es posible que Susana Díaz prefiera esperar a que se aclare el panorama político español antes de dar el paso decisivo.
Uno de los temores de los andaluces, sin embargo, es que el congreso llegue a convocarse en abril, pero que después vuelva a ser retrasado, bajo el argumento de que se está en la negociación para formar Gobierno o que hay nuevas elecciones. En cualquier caso, con o sin congreso, el candidato socialista a esas nuevas elecciones debe elegirse entre la militancia en unas primarias. Sánchez se presentará -ya lo ha anunciado- y es improbable que Susana Díaz lo haga. Si hay oposición, tendría que concurrir un tercero, en teoría con menos fuerza, aunque la reciente historia de los socialistas indican que los terceros suelen tener bastante suerte. Zapatero era casi un desconocido frente a Rosa Díaz y José Bono cuando compitió por la secretaría general, y Sánchez nadaba en el anonimato cuando peleó con Madina.
De este modo, Pedro Sánchez contaría con dos cartas para mantener el liderazgo del PSOE: la primera, formar Gobierno, y la segunda, unas nuevas elecciones. La posibilidad de que Sánchez logré aunar un Ejecutivo son escasas. No hay una mayoría de izquierdas en el Congreso: el PSOE, Podemos e IU no suman más que PP y Ciudadanos, y es imposible contar con el apoyo, mediante la abstención, de ERC y Convergencia. Y menos ahora que el proceso soberanista ha fracasado y que los dos partidos independentistas van a lanzarse a otras elecciones. Lo mismo cabe decir de Podemos. Con 20 diputados de En Comú Podem en su nómina, Pablo Iglesias no va a dar un paso hasta que se celebren las elecciones catalanas. Esto complica las posibilidades tanto de Rajoy como de Sánchez; ahora todos esperarán a ver el resultado catalán. Algo parecido le pasó a Susana Díaz, cuando su investidura se vio retrasada por las elecciones municipales y autonómicas.
La única opción de Sánchez pasaría por un acuerdo a tres bandas con PSOE, Podemos y Ciudadanos, pero es difícil que Albert Rivera se comprometa con quienes defienden el derecho de autodeterminación. La otra carta del secretario general es la repetición de las elecciones. Este escenario ya es contemplado por todos los partidos como el más probable. España pasaría otra vez por las urnas en mayo o junio si nadie consigue formar Gobierno, aunque la repetición tampoco asegura la resolución, más bien al contrario. Es posible que el PP ganase con más fuerza, pero insuficiente para aliarse con Ciudadanos. Se tratan de vasos comunicantes. El ascenso de Podemos se produciría si logra integrar a IU, podría adelantar al PSOE, pero tampoco sumarían. Un PSOE en tercera posición daría al traste con la carrera de Sánchez, pero también con las ambiciones de Iglesias porque su competidor, y aliado, quedaría KO.
A pesar de que ese escenario está repleto de incertidumbres, parece que es el deseado en buena parte de tres de los cuatro grandes partidos. De todos modos, el resultado de las elecciones catalanas será sustancial en la negociación para formar Gobierno.
La carrera de Pedro Sánchez, dispuesto a llegar hasta el final, es también una huida hacia adelante. Si no existiese la opción real de nuevas elecciones, posiblemente hoy estaría condenado a pasar por un congreso que lo apartaría de Ferraz. Pero el transcurso de los días le da combustible para seguir, aunque sus relaciones con los barones territoriales es muy mala, en especial con los de Asturias, Castilla-La Mancha y Andalucía. Un grupo de partidarios de Sánchez ha comenzado a organizarse en Andalucía, especialmente en la provincia de Málaga. Son muy pocos, apenas una decena por territorios, pero van a organizarse para dar cobertura electoral en un territorio controlado al cien por cien por la dirección de Susana Díaz. Sánchez sólo ha contado en Andalucía con dos personas, el ex diputado gaditano Rafael Román y el sevillano Alfonso Gómez de Celis, aunque el apoyo sólo ha sido de carácter personal, no orgánico. Posteriormente, y debido a sus malas relaciones con Díaz, se les unió el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano.
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