Juanma Moreno, último año triunfal
El curso que comienza este lunes finalizará con las elecciones andaluzas, a partir de enero cualquier fecha es posible
El problema electoral del PP andaluz es Vox más que el PSOE de María Jesús Montero
El Gobierno aprobará la condonación de la deuda autonómica en septiembre
La próxima semana toca cónclave. Juanma Moreno reunirá a todos sus consejeros como cada final del verano en una suerte de retiro para preparar el curso en un lugar que no suele trascender, pero que, por lo general, suele ser el parador nacional de Carmona, donde se redactó el primer Estatuto de autonomía de Andalucía. Arrancará, así, el último curso de su segunda legislatura, porque antes de julio de 2026 habrá elecciones autonómicas, probablemente alrededor del mes de marzo. Una vez que el Presupuesto autonómico quede aprobado a finales de diciembre, el mandato estará escribiendo el epílogo.
Moreno quiere aprovechar la ola de malestar que ha levantado el último mandato de Pedro Sánchez y por eso se desea adelantarse a la convocatoria del presidente del Gobierno. O coincidir con él en unas dobles elecciones generales y andaluzas, pero nunca después, cuando la opinión pública ya se haya desfogado en las urnas. Sin embargo, el problema electoral de Juanma Moreno, si es que lo tuviese, no parece ser el PSOE, sino Vox. Eso es lo que indican los sondeos. ¿Tanto como para que peligre su mayoría absoluta? Es poco probable, pero no imposible.
Juanma Moreno se ha tomado dos semanas de vacaciones. Ha aprovechado estos últimos días para ejercer de turronero, que es algo que encanta a los políticos andaluces: de feria en feria, Málaga a principios de semana, y Almería, anoche. A partir del lunes se regresa a los despachos y a los Consejos de Gobierno. Sánchez también vuelve de Fuerteventura, pero no tiene ninguna intención de adelantar las generales; extenderá la legislatura cuanto pueda, por lo que Moreno no debería temer esa posibilidad. Además, el presidente del Gobierno quiere un debate sin interferencias, o él o una coalición con Vox, ése va a ser el marco de la campaña.
Sánchez regresa sin pensar en el botón rojo, pero es probable que haya un cambio de Gobierno. Una de las apuntadas es la ministra de Hacienda. María Jesús Montero debe pisar terreno andaluz. En la sede de San Vicente del PSOE, en Sevilla, sigue sin haber nadie, porque todos son sustitutos de alguien. El secretario de Organización, Paco Rodríguez, llamado a cubrir los huecos de Montero en el plano orgánico, es alcalde de Dos Hermanas; María Márquez está en el Parlamento, y la candidata acumula tres cargos a nivel nacional, dos en el Gobierno y uno en el partido, no hay quien resista eso.
Los independentistas catalanes quieren vetar a María Jesús Montero como negociadora de la financiación singular de Cataluña. Ya no se fían de la ministra de Hacienda. Sostienen, tanto Junts como ERC, que está contaminada por su condición de candidata socialista en Andalucía, donde el concierto catalán es anatema para cualquier dirigente. Motivo de excomunión. Montero disimula, pero lo sabe. En el PSOE de Andalucía son conscientes de que tendrá que salir de Moncloa, necesitan alguien al 100% y todos los días de la semana. Es más, la verdadera campaña electoral de las andaluzas le corresponde a ella; Juanma Moreno ya la tiene hecha y Vox, también.
Más allá de los números finales de escaños, el último sondeo de junio del Centro de Estudios Andaluces (Centra) muestra un panorama terrible para el PSOE. La fidelidad del voto socialista es del 67,3%, está perdiendo electores hacia Por Andalucía, la marca donde están Izquierda Unida y Podemos, y en menor medida hacia el PP y la abstención. La fidelidad del PP es del 80%, pero la de Vox es del 84%, tan bien le va que el Centra aún le adjudica dos o cuatro escaños más sobre los 14 que tiene ahora.
Por eso, a Moreno le preocupa más esa extraña franja a la derecha que el centro izquierda, donde se maneja bien. Hay sondeos, imprecisos aún, que colocan a Vox como segunda fuerza electoral en las provincias de Almería y Huelva, las dos donde la inmigración, ligada a los trabajos agrícolas, es más potente. El partido de Santiago Abascal ha reventado sin complejos el tema de la inmigración este verano, el nacionalpopulismo es una corriente internacional, hay ejemplos exitosos para seguir: Estados Unidos, Italia, Francia y, en menor medida, Reino Unido y Alemania. Esta vez no correrá riesgos como personalidades estrambóticas como Macarena Olona, Manuel Gavira será su candidato.
Vox es un problema para el PP y un elemento movilizador del voto progresista, por eso no perjudica al PSOE, sino que le beneficia. Cuando Pedro Sánchez pone al cambio climático en el centro de la polémica de los incendios de este verano, está trazando otra clara línea divisoria entre la izquierda y el nacionalpopulismo. Y son esos parteaguas ideológicos donde el PP y Alberto Núñez Feijóo se pegan los resbalones.
Y éste es casi el único argumento que le queda a María Jesús Montero, alimentar la probabilidad de que Juanma Moreno deba gobernar en la próxima legislatura con Vox. Hace tres años, mucho votante progresista votó al presidente andaluz para liberarle del yugo de Macarena Olona, porque ella era una opción terrible para cualquier elector sensato, pero esta vez eso no ocurrirá.
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