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Andalucía

La parcela con cenizas radiactivas de Huelva no está vigilada desde marzo

  • En mayo se dieron por terminados los trabajos de recuperación ambiental de la parcela en la que estaban los residuos · La Junta asegura haber cumplido con las actuaciones que se le han asignado

El centro de recuperación de inertes en Huelva número 9 (CRI-9), el lugar en el que fue enterrado el material contaminado con cesio-137 procedente de la factoría de Acerinox en Los Barrios (Cádiz), ha estado sin vigilancia física desde marzo del pasado año, es decir, que cualquier persona ha podido acceder a los frentes en los que está confinado el material radiactivo. Así lo ha constatado el Consejo de Seguridad Nuclear, que en su informe sobre la situación del CRI-9 reclama al Ministerio de Industria que inste a la Empresa de Gestión Medioambiental (Egmasa, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía), entre otras cuestiones, a "restringir de forma efectiva e inmediata el acceso a las zonas afectadas a toda persona ajena al programa de vigilancia radiológica ambiental".

Según el informe del CSN, el denominado CRI-9 ha contado con la vigilancia de una empresa de seguridad contratada por Egmasa durante los años en los que ha venido realizando los trabajos de restauración del antiguo depósito de fosfoyesos. En el marco de esos trabajos llegaron hasta las Marismas de Mendaña, aledañas a la capital onubense, las cenizas de Acerinox cuando se produjo el accidente que contaminó el material de la empresa en 1998. Egmasa empleaba residuos inertizados procedentes de esta factoría para cubrir los fosfoyesos, y al no comunicar Acerinox el incidente de inmediato, llegó parte del material con cesio-137 hasta la marisma sin conocerse su contaminación.

En mayo de 2007 Egmasa comunicó al CSN que en marzo de ese año había dado por terminados los trabajos de recuperación ambiental de las Marismas de Mendaña, momento a partir del cual la zona se quedaba sin vigilancia. De hecho, hasta allí se desplazaron sin problemas los miembros de Greenpeace para la toma de muestras que realizaron en octubre y a día de ayer el único impedimento para llegar hasta los frentes en los que se confinaron los residuos era un montículo de arena que no permitía circular en coche, pero no hay restricción alguna para recorrer la zona a pie.

Durante nueve meses, por tanto, el lugar en el que recientemente se constataba que había fugas de material contaminado (que se circunscriben al CRI-9) ha permanecido sin restricción de paso y en una maraña administrativa. Cuando Egmasa finalizó los trabajos de restauración de las balsas comunicó al CSN que devolvía la plena posesión de las balsas a Fertiberia, empresa que ostentaba la concesión de ese terreno que es realmente de dominio público marítimo-terrestre. Ante esta situación, desde el Consejo se remitió una carta al Ayuntamiento de Huelva, Fertiberia y Egmasa en la que se instaba a la empresa química a que fuese ella como titular de la concesión administrativa la encargada de impedir el acceso a los frentes de inertización, emitir una autorización para que Egmasa continuase tomando muestras para el plan de vigilancia radiológica y garantizase la restricción de los usos del terreno y de las aguas afectadas.

Fertiberia contestaba rápidamente a este requerimiento, señalando que la empresa no tenía responsabilidad sobre la vigilancia radiológica en Marismas de Mendaña. También constataba su imposibilidad de restringir el acceso a la zona contaminada por desconocer los puntos de contaminación y destacando que sería Egmasa la responsable de las restricciones según la resolución del Ministerio de Industria en 2001, en la que se establecían las medidas sobre Mendaña. La empresa señalaba en ese y otro escrito posterior no tener la más mínima responsabilidad en la llegada de los residuos radiactivos y requería al CSN que ordenase a Egmasa continuar con el plan de vigilancia y control "en cumplimiento de la función de supervisión asignada por la resolución" de 2001.

Ante esta situación, y a la espera de que los tribunales se pronuncien sobre el recurso presentado en su día por Egmasa contra dicha resolución, el CSN considera que se puede entender que corresponde a Egmasa "la esponsabilidad de todo lo relativo a las actuaciones de normalización del CRI-9".

La Empresa de Gestión Medioambiental queda por tanto como responsable de la gestión de los residuos, una gestión que es criticada en el informe del CSN, que considera que el recubrimiento de los residuos no ha finalizado y llega a afirmar que han existido "importantes carencias de información".

Egmasa aseguró ayer haber ejecutado "las medidas exigidas por la Dirección General de Política Energética y Minas, a propuesta del CSN" para el control y vigilancia de los residuos radiactivos depositados en Mendaña. En este sentido, y frente a lo recogido en el informe del CSN recientemente elaborado, Egmasa asegura que presentó ante la Dirección General el informe final sobre la normalización del CRI-9 en julio de 2002, incluyendo un acta de inspección del Consejo en la que se recoge que las obras de acondicionamiento de los residuos se habían concluido "según la alternativa 2 aprobada por el CSN". Hasta la fecha, la empresa no ha recibido pronunciamiento de la Dirección General sobre una eventual disconformidad.

Además, Egmasa destaca que desde el incidente de contaminación, en el que no tuvo responsabilidad alguna, "ha estado a disposición de las autoridades competentes para la gestión de tales residuos radiactivos, ejecutando cuantas actuaciones le han ordenado". En este sentido, los planes de actuación se elaboraron bajo la dirección de Enresa, la empresa estatal especializada en la gestión de residuos radiactivos. Y concluye asegurando su disposición de las autoridades competentes para colaborar en cuantas nuevas actuaciones se ordenen.

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