Sanidad confirma diez muertes por golpe de calor en Andalucía este verano
El Ministerio reporta un total de 25 fallecimientos en toda España durante la temporada estival de 2025, con un preocupante aumento del 87,6% en muertes atribuibles al calor
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El Ministerio de Sanidad ha confirmado este jueves que durante la campaña estival de 2025 se han registrado un total de 25 fallecimientos por golpe de calor en España, de los cuales diez ocurrieron en Andalucía. Estas cifras, recogidas entre el 16 de mayo y el 30 de septiembre de 2025, revelan un incremento significativo respecto a los 17 casos documentados en 2024. Además de los casos confirmados, existe uno pendiente de verificación por parte de las autoridades sanitarias de Cataluña.
Según detalla el informe final del Plan Nacional de actuaciones preventivas contra los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud, además de los diez fallecimientos registrados en Andalucía, se contabilizaron cinco en Aragón, cinco en la Comunidad Valenciana, tres en Extremadura, uno en las Islas Baleares y otro en Cataluña. La mayoría de las víctimas presentaban factores de riesgo previos como enfermedades crónicas, medicación sensible al calor o situaciones de vulnerabilidad social, incluyendo vivir en soledad o en viviendas sin sistemas adecuados de climatización.
El perfil de los afectados muestra tanto a personas mayores con patologías cardiovasculares o neurodegenerativas, como a individuos más jóvenes expuestos a altas temperaturas en entornos laborales o durante actividades recreativas al aire libre. Esta diversidad de perfiles subraya el carácter transversal del impacto de las olas de calor en la población española durante el verano de 2025.
Aumento alarmante de la mortalidad relacionada con el calor
Más allá de los fallecimientos directos por golpe de calor, Sanidad ha informado de un preocupante aumento del 87,6% en las muertes atribuibles a las altas temperaturas durante el mismo periodo. Según los datos proporcionados por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), se han producido 3.832 muertes relacionadas con el calor entre mayo y septiembre de 2025, casi duplicando las cifras del año anterior.
El análisis demográfico de estos fallecimientos revela que el 95,98% de las víctimas eran mayores de 65 años, y más de la mitad (65,29%) superaban los 85 años. La distribución por género muestra una mayor incidencia en mujeres, que representan el 59% de los casos (2.276 fallecimientos), frente al 40,61% de hombres (1.556 casos). Agosto se posicionó como el mes más letal con 2.184 muertes, seguido de julio (1.060), junio (407), septiembre (173) y la segunda quincena de mayo (8).
Desde el ministerio han puntualizado que estas cifras, aunque reflejan el severo impacto de las altas temperaturas en la salud pública, no constituyen diagnósticos clínicos individuales sino estimaciones estadísticas del exceso de mortalidad, por lo que podrían estar sujetas a revisiones en futuros informes oficiales.
Récord de episodios de calor extremo en 2025
El verano de 2025 ha establecido un nuevo récord con 870 episodios catalogados como de calor extremo, lo que supone un incremento del 73% respecto a los registrados en 2024. El informe detalla que se activaron un total de 5.178 niveles de riesgo (clasificados en niveles 1, 2 o 3), lo que significa que el 20,6% de los días del periodo estival presentaron al menos una zona meteosalud en situación de riesgo térmico, mientras que el 79,38% restante se mantuvieron en nivel 0 (sin riesgo).
Este verano excepcional ha puesto a prueba los sistemas de alerta temprana implementados por Sanidad, que incluyen la redefinición de umbrales térmicos de impacto sanitario y la clasificación del territorio en zonas de meteosalud para ofrecer una respuesta más precisa y territorializada. El ministerio ha destacado que estas mejoras técnicas, consolidadas durante la campaña 2025, han permitido una monitorización más efectiva de las situaciones de riesgo.
El servicio gratuito de alertas térmicas se ha mantenido operativo hasta el 30 de septiembre, enviando 101.685 mensajes SMS y 37.631 notificaciones por correo electrónico a los ciudadanos suscritos. Este sistema ha proporcionado información diaria y personalizada sobre los niveles de riesgo térmico en cada zona geográfica, contribuyendo así a la prevención y protección de la población más vulnerable.
El golpe de calor: un riesgo sanitario creciente en España
El golpe de calor representa una emergencia médica grave que se produce cuando el cuerpo humano no puede regular adecuadamente su temperatura ante una exposición prolongada a altas temperaturas. A diferencia de otras afecciones relacionadas con el calor como el agotamiento térmico, el golpe de calor puede provocar daños irreversibles en órganos vitales e incluso la muerte si no se trata con rapidez.
Los expertos sanitarios advierten que el cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de las olas de calor en España, convirtiendo este fenómeno en un problema de salud pública cada vez más relevante. Según estudios recientes, el área mediterránea, donde se incluye la península ibérica, se está calentando un 20% más rápido que la media global, lo que explica el incremento observado en los episodios de calor extremo durante los últimos veranos.
Las autoridades sanitarias recomiendan extremar las precauciones durante los periodos de altas temperaturas, especialmente en el caso de grupos vulnerables como ancianos, niños pequeños, embarazadas y personas con enfermedades crónicas. Medidas como mantenerse hidratado, evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, utilizar ropa ligera y buscar espacios frescos son fundamentales para prevenir problemas de salud relacionados con el calor.
¿Cómo afecta el calor extremo a diferentes grupos de población?
El impacto del calor extremo no afecta por igual a todos los segmentos de la población. Las personas mayores de 65 años constituyen el grupo de mayor riesgo debido a su menor capacidad para regular la temperatura corporal y a la mayor prevalencia de enfermedades crónicas y tratamientos farmacológicos que pueden interferir con los mecanismos de adaptación al calor.
Los trabajadores expuestos a altas temperaturas en sectores como la construcción, agricultura o servicios de emergencia también presentan un riesgo elevado, especialmente cuando realizan esfuerzos físicos intensos en ambientes calurosos. Las estadísticas muestran que un porcentaje significativo de los golpes de calor se producen en entornos laborales, lo que ha llevado a reforzar las medidas preventivas en estos ámbitos durante los meses estivales.
En el caso de las personas con escasos recursos económicos o en situación de exclusión social, la vulnerabilidad aumenta por factores como vivir en viviendas mal acondicionadas, sin acceso a sistemas de refrigeración o en zonas urbanas con mayor efecto de isla de calor. Las políticas públicas orientadas a mitigar los efectos del calor extremo incluyen cada vez más medidas específicas para proteger a estos colectivos, como la habilitación de espacios refrigerados de uso público o los programas de asistencia domiciliaria durante las olas de calor.
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