El secuestro contó con la ayuda de alguien
La investigación policial mantiene abierta una línea principal por la que Jonathan recibió colaboración para desaparecer con la bebé El subdelegado no descarta que "se haya marchado de la provincia"
Gema María Cuerda bajó del coche para empujarle. Jonathan Moya le decía insistentemente que no tenía batería, que se apeara y lo hiciera. Y así ocurrió. Pero no volvió a subir al turismo. El joven almeriense se marchó dejando tirada en el arcén a la mujer con la que había tenido previamente un único encuentro en Huelva. En el vehículo plateado de alta gama viajaba un bebé de 16 meses al que un despliegue de la Guardia Civil, sin precedentes en la provincia, no deja de buscar por todos los rincones de la comarca del Nacimiento desde el fatídico pasado jueves por la tarde.
Según el relato de la mujer, de 33 años, el secuestrador la había recogido en la estación de Guadix (Granada), desde donde llegó de La Palma del Condado para pasar unos días juntos. Habían iniciado una relación sentimental, después de conocerse por internet, y ya se había ganado su confianza y la de sus familiares. Viajaron hasta el cortijo que le había prestado un amigo en Nacimiento -carretera de Alboloduy- y allí ocurrió presuntamente el rapto que desde entonces mantiene en vilo a medio centenar de agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana, Policía Científica, Unidad Canina y helicópteros del Servicio Aéreo de la Guardia Civil.
Después de ser abandonada y arrancada de su bebé de 16 meses, Gema gritó pidiendo auxilio hasta que un matrimonio que reside en una finca cercana la encontró y la llevó hacia un restaurante en la Venta del Pino. No había podido avisar a la Benemérita porque no tenía teléfono móvil y buscaba un lugar para dar la alerta. Antonio, el dueño del local, y su familia, acogieron a la mujer, trataron de tranquilizarla y la atendieron hasta que poco después llegaron los agentes. Antonio detalla lo que le contó la madre, en una situación extrema de nervios y con muy mal aspecto: "Nos dijo que estuvieron en Huelva en la casa de los padres de ella y que su madre, a la que le dijo que se llama Juan (al igual que a su hija Gema) le comentó que le parecía muy buen muchacho, que se fuera para Almería sin ningún problema". La joven les explicó que la noche de antes del secuestro la tuvieron que pasar en el interior del coche y que hacía mucho frío, que no habían comido nada y que estaban esperando a alguien que les iba a enseñar unos caballos en Nacimiento. Tenía una identidad falsa, lo que empuja a creer en un secuestro premeditado.
Jonathan Moya se esfumó y no se ha vuelto a saber nada. Su coche fue hallado horas más tarde cerca de su casa, en la ermita del barrio del Camino Real de Abrucena. Los agentes de la Policía Científica de la Guardia Civil lo analizaron, centímetro a centímetro, en busca de huellas o de cualquier otro indicio. Pero nada de nada. Después de seis días, no hay rastro de la bebé de 16 meses, que aún se alimentaba con leche materna, ni del presunto secuestrador.
El subdelegado del Gobierno de Almería, Andrés García Lorca, ha reconocido que la investigación no está dando resultados. "Estamos cerrando el círculo y cada vez se tienen más datos sobre el joven y su entorno, pero no sabemos nada de su paradero". García Lorca explica que están llegando "informaciones contradictorias", de personas que dicen haberlo visto, pero no quiere entrar en más detalles porque el juez que instruye las diligencias, del Juzgado de Instrucción nº 3 de Almería, ha decretado el secreto de sumario sobre el caso. Aún así, el subdelegado del Gobierno apuntó que creen que el individuo contó con "colaboración externa, pero no está confirmado". Algunos de sus vecinos aseguran que podría estar en Marruecos, donde tenía alojamiento, pero no dejan de ser rumores. A juicio de García Lorca, "hay efectivos suficientes" sobre el terreno, aunque no descarta que se haya marchado de la provincia. "No se ha pedido ningún rescate ni ha habido contacto con nadie, por lo que no sabemos el móvil al que puede obedecer el secuestro". El subdelegado evita pronunciarse sobre el estado de salud de la bebé de 16 meses: "No sabemos en qué circunstancias se encuentra".
Jonathan, conocido al igual que su padre como El Madriles, no es una persona que mantuviera un contacto fluido con los vecinos de la zona donde ha pasado parte de su vida, ya que ha estado a caballo entre distintos municipios, pero también en otras provincias como Madrid o Salamanca. Su familia, con la excepción de sus abuelos maternos, apenas se dejaba caer por esta comarca y habían echado raíces en otros lugares. Ayer, su abuelo, conocido como Joselón, reconocía ante las cámaras que "la madre de Jonathan no quiere ni verlo porque le ha dado muchos problemas". Apenado, se pregunta una y otra vez qué le ha podido pasar a su nieto por la cabeza y quiere dejar claro que la madre del joven está fatal, "pero no por su hijo, sino por la bebé".
El presunto secuestrador del Alto Nacimiento no ha tenido tiempo de ganarse el beneplácito de las gentes de la comarca; no lo hizo antes de cometer el acto por el que tiene movilizada a media provincia y ahora ya será imposible. De hecho, tiene un hijo de tres años con una vecina de Fiñana, del que no se ha hecho cargo nunca. "No lo conocía directamente. Apenas crucé cuatro palabras con él de hola y adiós, pero tampoco tenía las ganas de hacerlo. Por lo que tengo entendido, ya había estado metido en varios jaleos, así que no es una persona con la que necesitara mantener el contacto. A los vecinos nos tiene preocupados, es normal. Todos los días no hay una persona, que al parecer no está muy bien, que se lleva a un crío recién nacido para Dios sabe qué", explica Asensio Herminio, quien transitaba por la localidad de Abla en el día de ayer junto a su familia. Lo que sucede en los municipios es que cuando se produce un hecho de tal calado, que genera cierta histeria colectiva, la población enmudece. Hay familiares de por medio, amigos y relaciones que se pueden empañar por simples comentarios al respecto. Las consecuencias son mayores en pueblos que apenas superan los 1.500 habitantes.
Aún así, hay algunos dejan caer, aunque sigan guardando cierta cautela, que lo describen sus antecedentes penales. El subdelegado decía ayer que "era una persona conocida y no precisamente por sus bondades". "Ha estado en la cárcel en varias ocasiones, pero siempre ha salido pronto. Siempre estaba de un lado para otro. Durante mucho tiempo ha sabido montárselo bien", dice un vecino de la comarca.
Gema Cuerda, según ha podido confirmar este diario, está inmersa en una montaña rusa de estados de shock, y es que, para más desesperación aún, tampoco es que conozca la zona al dedillo (pues Almería no es su tierra), lo cual empeora la situación. "Yo antes lo veía hacer cosas normales como a cualquier otro joven, tenía amigos y su novia. Quizás no era un joven ejemplar, pero era uno más, como hay muchos", manifiesta David, vecino de Fiñana. No todos están en su contra. Eran un "buscavidas" que llegó a vender en los mercadillos ambulantes de los municipios de la zona para salir adelante.
En Abrucena, Fiñana y Abla, una estampa en común durante la jornada de ayer eran los corrillos. Había mucho que contar. La información sobre el caso no para de extenderse y entre todos tratan de buscarle una explicación, en forma de historia, a lo sucedido. El porqué un vecino suyo de apenas 26 años se ha llevado a una bebé (que en principio no es suya) para fabricar un móvil que hasta este momento es completamente desconocido.
Mientras tanto, los helicópteros de la Guardia Civil sobrevuelan los pueblos de la comarca y los agentes se están alejando de los núcleos urbanos ataviados con la indumentaria para acceder a cuevas y barrancos. Rastrean cualquier cortijo o finca abandonada en los que pudiera refugiarse a sabiendas de quizás el joven secuestrador y la bebé estén en otro punto del país. El móvil, de momento, desconocido por todos, es la pieza determinante de la investigación. ¿Premeditado o no? El desenlace de la historia se alarga demasiado.
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