El nombre de Andy Warhol no suele asociarse precisamente al género del paisaje, pero estos días cuelga de una de las paredes de la Fundación Valentín de Madariaga una obra que se aparta de la iconografía más reconocible del creador pop. Una serigrafía en la que se perfila el Vesubio, fechada en 1985 y en la que estalla el cromatismo característico del autor, recuerda las varias exposiciones que celebró Warhol en Nápoles.

El retrato del volcán italiano es una de las piezas que ha recuperado el esplendor gracias a una exposición, Visiones de la colección MP renovada, en la que la Fundación Madariaga exhibe sus fondos de arte contemporáneo al completo por primera vez desde hace cinco años. La renovación del título se debe a dos razones: a que las obras que conforman el conjunto, un catálogo en el que tienen cabida artistas tan diversos como Joseph Beuys, Bernd & Hilla Becher, Cristina Iglesias, Federico Guzmán o los MP & MP Rosado, han sido restauradas, y a que el discurso de la muestra se completa con creaciones de otra colección privada cedidas para la ocasión. "La obra de Beuys [La Rivoluzione Siamo Noi, una impresión sobre tabla de 1972], por ejemplo, tenía humedad y estaba combada", detalla Ana Medina, responsable del área de Cultura de la Fundación Madariaga.

El discurso de la muestra incide en un motivo que atraviesa este patrimonio artístico: la naturaleza y la preocupación por el medio ambiente. Fotografías, instalaciones, pinturas y esculturas reflexionan sobre la difícil relación entre el hombre y la fauna y la flora.

La obra de Beuys que forma parte de los fondos.

Así, el sevillano Gonzalo Puch advierte de los efectos de la codicia y la especulación inmobiliaria en su obra Se alquilan, se venden, países, regiones, carreteras. El sueco Henrik Håkansson registra el canto de los ruiseñores en el Tiergarten de Berlín, que reproduce en un bosque artificial de pantallas. ¿Y si nuestra relación con la naturaleza acaba siendo así de artificiosa?, parece alertar el autor.

A menudo los temas trascienden el mero (y necesario) ecologismo. En True North, el londinense Isaac Julien retrata los parajes del Polo Norte, aunque al mismo tiempo reivindica la peripecia del explorador Matthew Henson, posiblemente el primer hombre que llegó a aquel territorio, un logro del que no se tuvo noticia al ser Henson negro. El danés Olafur Eliasson entroncaría con una observación más científica de la naturaleza, pero sus vistas tomadas desde el satélite acaban destilando una inesperada poesía.

'Los tornillos', una obra de Los Carpinteros.

Otros creadores despliegan diferentes maneras de reinventar la naturaleza. En Cordillera Nevada, Joan Fontcuberta recrea los relieves de un conjunto de montañas con los colores y detalles que extrae de su documento nacional de identidad, del que aporta una copia junto a su obra. Lothar Baugarten propone pequeñas intervenciones en la naturaleza que posibilitan el espejismo: donde se ve una flor no hay en realidad sino un calzador. Maider López recurre a otro modo de alterar el paisaje: en Toallas rojas, Playa Itzurun facilita las toallas rojas del título a los bañistas para que ellos propicien una alteración, impregnada de color, del litoral.

Las creaciones de Fontcuberta o López pertenecen a la otra colección privada que dialoga con los fondos de la Fundación Madariaga. Entre estas aportaciones destacan también una poderosa reinterpretación de Adán y Eva de Pilar Albarracín, que abre el recorrido de la muestra, o una rotunda obra de Los Carpinteros, Los tornillos.