Sanja Ivekovic (Zagreb, 1949) ostenta el récord de haber participado cinco veces en la Documenta de Kassel y ahora el Cicus de la Universidad de Sevilla acerca por primera vez y hasta el 26 de noviembre seis de sus primeras performances. Son trabajos conceptuales y políticamente comprometidos que ilustran el cambio en la relación entre artista, público y mercado que se dio en los 70, cuando se democratiza el contexto artístico.

Ivekovic, pionera en el ámbito del arte feminista en la Yugoslavia de Tito, es escultora, pintora y autora de instalaciones pero son sus performances las que hacen que el MOMA, la Tate o el Reina Sofía la valoren como una de las primeras creadoras de la Europa del Este que se abrieron camino -como la mediática Marina Abramovic, que sería su némesis- en la escena internacional.

Luis Martínez Montiel analizando la intervención 'Inter nos' (1978).

Este viernes el director del secretariado de Patrimonio Histórico-Artístico de la Universidad de Sevilla, Luis Martínez Montiel, ofreció una visita guiada a Meeting Points. Early Performances, dentro de las actividades públicas ofrecidas este fin de semana por el programa Open Gallery, el pistoletazo de salida de las galerías sevillanas, que hoy continúan su jornada de puertas abiertas con horarios expandidos, invitaciones y presentaciones que están recibiendo una excelente respuesta del público.

Fotografías y vídeos que documentaron en un primer momento las acciones de Sanja ofrecen ahora la posibilidad de revisitar estas seis performances. "Para Ivekovic lo más importante del arte contemporáneo es la posibilidad que ofrece de establecer relaciones, de crear complicidades y tensiones, y de ahí el título que ha elegido el comisario Mira Bernabeu: Punto de encuentro. Estos trabajos nos permiten ver cómo ella interactúa con la audiencia, el espacio, la propia obra y con los medios de comunicación y aparatos electrónicos -como circuitos cerrados de televisión, grabadoras y magnetofones- que se empezaban a desarrollar en los años 70", incidió Montiel.

Documentación de otra de las 'performances' de Ivekovic.

Realizados entre 1977 y 1979, tras licenciarse en la Academia de Bellas Artes de Zagreb, en estos trabajos los lugares -espacios vacíos, habitaciones conectadas, despachos- son tan decisivos como la reacción del público que, ya sea espontánea o guiada, sorprende por el juego de seducción que se establece con la artista, "cuya propia vida es la base de sus creaciones", añadió Montiel.

La primera performance se desarrolló en Trieste (Opening At The Tommaseo, 1977) y es una intervención en la que vemos a Sanja amordazada y con un magnetofón junto a su corazón que graba cómo los ritmos cardíacos se le alteran según interactúa con los espectadores. Las fotografías recogen el momento en que se encuentra con cada visitante que entra en la galería y sus latidos eran transmitidos en vivo por el espacio expositivo.

La muestra recupera también bocetos y anotaciones de las acciones.

En Inter nos (1978) el encuentro se llevaba a cabo con un circuito cerrado de televisión. La artista y el visitante se comunicaban desde dos estancias distintas, mediante gestos faciales que se transmitían en vivo en vídeo, pero la audiencia veía únicamente la imagen del visitante y no a la artista. La reacción del participante da sentido a la obra, que tiene como música de fondo el Claro de luna de Debussy, lo que acentúa su carácter irónico y relacional. Son dos ejemplos de un legado histórico que permite a la Universidad reflexionar sobre feminismo político y prácticas artísticas contemporáneas.