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Cine

Tom Cruise insiste con la saga 'Misión imposible'

  • La cuarta entrega de la serie cuenta con el director de 'Los increíbles', Brad Bird

En este agonizante 2011 se ha cumplido el 30 aniiversario de su primer papel destacado. Era un secundario en un film que se convirtió en un vivero de estrellas, entre ellas Sean Penn, como fue Taps, más allá del honor. En 1982 saltó al estrellato con la comedia gamberra Riskie Business y participó en otro reparto cuajado de futuros grandes nombres, el coppoliano Rebeldes. Tal vez muchos pensasen que Tom Cruise estaba destinado a ser un fulgurante joven que en cuanto empezase a sentir el peso de las canas desaparecería, pero durante tres décadas ha resistido en lo más alto. Entre que es un Dorian Gray que no envejece a pesar de frisar ya la cincuentena y un extraño carisma que lo ha mantenido en lo más alto, a pesar de sus limitaciones interpretativas, es una de las indiscutibles estrellas del actual Hollywood. Directores como Oliver Stone, Steven Spielberg o Michael Mann han confiado en él para papeles más complejos, aunque su poder ha pinchado en los últimos años. Sus excentricidades en sus apariciones públicas y su apostolado a favor de la Cienciología le han restado muchos apoyos. Pero lo más determinante en la jungla de Hollywood es que sus últimos filmes no han sido lo esperado en taquilla, obligándole a hacer tonterías como Noche y día, aquella película que trasladó los sanfermines a Sevilla y Cádiz.

Tal vez por esta presión Tom Cruise se ha producido la cuarta entrega de una de sus sagas más exitosas, la de Misión imposible. El primer título de esta serie, dirigido por Brian de Palma en uno de sus días buenos, se estrenó en 1996, en plena fiebre de recuperación de series clásicas, como esta que contaba las sofisticadas aventuras de un grupo de espías de élite. Como de costumbre, la versión cinematográfica corregía y aumentaba en espectacularidad las tramas originales. Dos secuelas aparecieron en años posteriores, dirigidas por John Woo y J.J. Abrams, que impuso su habitual estilo que parece dar más de lo que en realidad hay. Ahora Cruise se hecho una extraña elección para dirigir Misión imposible: protocolo fantasma, como es Brad Bird, que hasta ahora se ha dedicado con gran fortuna a la animación. Suyas son El gigante de hierro, Los increíbles y Ratatouille, estas dos últimas bajo la bandera Pixar. Que pase a la imagen real en una franquicia que no oculta su tendencia al público palomitero es cuanto menos chocante.

No es la única sorpresa que oculta este film, pues veremos a Ethan Hunt, el agente que interpreta Tom Cruise, en apuros. A su agencia, la IMF, se la acusa de estar tras un sangriento atentado en el Kremlim y en aras de la distensión internacional la Casa Blanca ordena la disolución de la organización. Convertido en un proscrito, Hunt lucha por demostrar su inocencia, teniendo que trabajar con un grupo de ex agentes de la IMF que la abandonaron en su momento por turbios motivos y el que no confía plenamente. Esta aventura le llevará a momentos tan espectaculares como una secuencia en el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo -829 metros- situado en Dubai. Simon Pegg, que aparca la comedia, el gran Jeremy Renner y Paula Patton son los compinches de Cruise-Hunt en esta cuarta entrega de Misión imposible, que aspira a conseguir el éxito de sus tres predecesoras.

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