Deportes

Azucarero de sevillismo

  • El club blanco reconoce por quinta vez el trabajo del periodismo en la entrega de los Premios Blázquez y Ruesga Bono García Barbeito, 'Diario de Sevilla' y Sánchez Araújo, protagonistas

El Sevilla llena una vez al año el azucarero para el periodismo y, como las cosas bien hechas que perduran en el tiempo, ya casi ni se aprecia. Para algunos será herencia de Del Nido, que insistía en aquello de que "el pueblo que no recuerda su pasado está condenado a repetirlo", para otros es la propia inercia de un club que avanza solo por unas vías a las que sólo hay que hacerles pequeños retoques para mejorarlas. La entrega de los V Premios Periodísticios José Antonio Blázquez y Manuel Ruesga Bono tuvo, como siempre, el boato de lo organizado con experiencia y con mimo y el pellizco de lo cercano, en un acto arraigado ya en la epidermis de la ciudad. Es una muestra anual del compromiso del club con los que están día a día en el frente de batalla con los profesionales, que tienen una vez al año la oportunidad de ponerse en el otro lado de las cámaras.

No había que darle muchas vueltas para entender que la final y el título conquistado por el equipo de Unai Emery en Turín tenían que ser protagonista y motor de la crónica de lo sucedido ayer por quinto año consecutivo en el antepalco del Sánchez-Pizjuán, allí donde, como dice un eslogan de hace algunos lustros, los sueños se cumplen.

José Castro presidió una edición más de una tradición en el Sevilla que no olvidó ni un detalle, ni con el periodista que sufrió un percance y que no pudo contar lo que allí sucedía como Andrés Ocaña. El Sevilla busca y rebusca para dar en la diana de la fibra sensible. Si Sánchez Araújo, que recibió una mención especial, negó como San Pedro hasta tres veces a su alcalde de Alcalá de Guadaira en su idea de que una calle sea rotulada a su nombre, tenía que claudicar ante la propuesta de su presidente. "Me da igual que diga que no, tengo el orgullo de anunciar que el consejo va a proponer que, en riguroso directo, cuando un periodista pida paso desde la sala de prensa del Ramón Sánchez-Pizjuán, lo haga desde la sala de prensa denominada José Antonio Sánchez Araújo".

Fue una de las sorpresas y, como el personaje, foco de innumerables anécdotas de fútbol, periodismo y vida. Como la de Antonio García Barbeito, sobre el que recayó el premio que honra la memoria de Blázquez. En el azucarero que ponía su madre, Modesta, a la hora del café mojaron el chupe muchos sevillistas. Uno de ellos, su hermano Jesús, que jugó en el Sevilla Atlético y salió en camilla del Sánchez-Pizjuán. A Antonio ese azúcar le moduló la voz y cargó su pluma de tantos registros que le dan para que se le caiga la baba con su equipo y para tirar con acidez al eterno rival. La pieza radiofónica premiada, bajo el doble juego de palabras de su título, el Per Verso, no deja de ser un pique con un bético reconocido en el programa Herrera en la Onda del 15 de mayo, un día después de la final de Turín.

Antes se fraguaban los otros dos galardones, con una participación directa de Diario de Sevilla. El segundo premio Blázquez recaía en Eduardo Florido, que hoy pasa de firmar estos papeles a ser parte de su historia y que plasmó de manera fiel la movilización del sevillismo para estar en la última final. Como se grita en Nervión, le puso nombres al cántico de "recorriendo kilómetros", como el del socio 1.549, Manuel Fernández Carrión, hilo conductor desde que en Nochebuena pronunció una frase en plena discusión sobre el Sevilla de Emery. "No quiero ver ni un tío en Turín" y "aquí estoy con mi amigo Emi". El premio fotoperiodístico Manuel Ruesga recayó en Manuel Gómez por una foto que fue portada de este diario y que reflejaba la explosión de júbilo sevillista al remontar un 0-2 al Betis en octavos de final.

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