El Betis Baloncesto, que tan bien ha sabido abstraerse en las canchas, durante las últimas semanas, de la marejada institucional por los problemas de los mexicanos de Xoy, no pudo prolongar en el pabellón de Pumarín de Oviedo su buena racha de victorias, que queda en tres.

No gestionó con claridad el cuadro de Bruno Savignani el último cuarto ante el Alimerka Oviedo, que ya había superado a los verdiblancos en el partido de la primera vuelta, en diciembre.

A esos últimos diez minutos de partido llegaron los béticos un punto arriba (63-64), pero en los inicios de ese cuarto final, los béticos se desenchufaron un instante, el tiempo suficiente para que del 71-71 se pasara al 79-71 con el alero vasco Mikel Sanz como protagonista en el cuadro ovetense. Su juego exterior fue indetectable para una defensa, la bética, que bajó sus prestaciones con respecto a los últimos partidos, hasta el punto de conceder 86 puntos a un equipo de la zona media de la LEB Oro.

Esos 8 puntos de ventaja de los anfitriones a falta de cuatro minutos para el final del partido acabaron siendo decisivos, pues de ahí hasta la conclusión, unos y otros rivalizaron en desaciertos.

El Oviedo pudo sentenciar el partido varias veces, pero le costó hacerlo porque, aunque disfrutaron pronto del bonus de los tiros libres por las cinco personales béticas en el cuarto, se empeñaron en fallar desde la línea, acabando el partido con un porcentaje inferior al 50%.

Mientras, el Betis se agarró a la incuestionable calidad del uruguayo Joaquín Rodríguez, su jugador franquicia, quien sin embargo no anduvo fino en sus últimas acciones, sobre todo en un triple que ni tocó aro cuando los heliopolitanos perdían 82-78 y quedaba un minuto y diez segundos para la conclusión del encuentro.

Aun así, un triple de Berzins a falta de 33 segundos mantuvo vivo al Betis (84-81), que sin embargo gestionó muy mal la penúltima posesión del partido: Demetric Horton, el jugador más desequilibrante de los ovetenses, se la jugó camino de la canasta y Polanco le metió la mano, ya superado, cometiendo una falta personal, a falta de 12 segundos, que le dio la llave al alero estadounidense.

Al contrario que la mayoría de sus compañeros, a Horton no le tembló el pulso y sentenció: 86-81. El Betis, que llegó a dominar 24-31 en el segundo cuarto, en lo que fue su máxima ventaja, fue de más a menos y lo pagó.