El Sevilla perdió una final europea contra la galaxia, contra un club que multiplica por diez su presupuesto, y que tiene a unos futbolistas difícilmente mejorables o imposibles de mejorar. Los de Ancelotti también son los mejores en físico, en fuerza, en velocidad, en aceleración, resistencia... y la diferencia abismal de millones de euros se vio en el campo, aunque el Sevilla, que tenía un plan que evidentemente no salió, cayó con dignidad, defendiendo lo suyo y llegando al área de Casillas al final.

Defensa

Por mucho orden que Emery ordenara a sus jugadores y la concentración de éstos fuera máxima, la calidad y el dinamismo de la circulación rápida de los futbolistas del Madrid no tenía más remedio que crear, alguna vez, espacios que aprovecharan Cristiano o Benzema. En la zona de Krychowiak y Carriço, Modric y Kroos, sobre todo el primero, lograba que en las basculaciones de los nervionenses alguna pieza se quedara descolgada, como ocurrió en el movimiento hacia Bale en la izquierda en el gol de Cristiano y, anteriormente, en otra del portugués en sus botas y que detuvo Beto.

Fazio, imponente ayer, no podía acudir a todos sitios y Krychowiak también se fue entonando con el paso de los minutos, pero la velocidad de los rivales, y del balón cuando lo circulaban, era mucha. En la segunda mitad siguió la misma tónica y la lógica se impuso.

Ataque

El arma era movilidad en la línea de tres cuartos y salidas rápidas, pero pese a que Vitolo y Denis Suárez hacían lo que podían ya durante la primera mitad, el último pase carecía de precisión y los pocos momentos de dudas de la zaga madridista no acababan en verdadero peligro. Aun así, el canario aprovechó algunos. En la segunda mitad Emery lo intentó con Reyes y Aspas, pero no fue posible. Bacca, flojo, no aguantó una posesión.

Virtudes

La dignidad y las agallas de los de rojo. Terminar en la portería del Madrid tal y como se había desarrollado la noche tuvo mérito.

Talón de aquiles

El cuerpo técnico y los jugadores lo prepararon bien, pero la velocidad de circulación del Madrid los superó y descubrió zonas en defensa.