Equis en el eje de las abscisas

EL DERBI SEVILLANO · las estadísticas

Sólo los matices sacan de la igualdad una cita en la que el Betis se estiró más y el Sevilla asustó.

Adán y Rami se saludan al finalizar el partido disputado anoche sobre el césped del Benito Villamarín.
Adán y Rami se saludan al finalizar el partido disputado anoche sobre el césped del Benito Villamarín.
Jesús Alba

20 de diciembre 2015 - 05:02

René Descartes hace 500 años, sin que hubiera noticias del fútbol, ya estableció la equis como el marcador de lo horizontal. El padre de la geometría analítica puede decirse que fue el primer visionario del empate. En el plano cartesiano, el derbi discurrió de principio a fin en el eje de las abscisas, en pura coordenada horizontal, que acertadamente el filósofo y matemático francés fijó como variable x.

Betis y Sevilla se movieron en esa línea y poco salieron de ella. El fútbol de verdad es más de sensaciones que de estadísticas, pero los índices numéricos, una herramienta completísima e inacabable para los miembros de un cuerpo técnico, ayudan a entender lo que pasa en el juego. Los equipos de Mel y Emery empataron a casi todo, pero de los matices se pueden extraer las diferencias. Lo más simple en estadística es el porcentaje de posesión, lo más simple y, por ello, claro, lo más inservible. Ni merece la pena mencionar el 48-52% a favor de los visitantes que se registró al final, al igual que el número de pases completados, muy parejo: 216/303 del Betis y 236/331 del Sevilla. La diferencia sí está cuando se delimitan las zonas del campo y ahí si aparece una mayor idea de verticalidad de los de Mel (otra cosa es el resultado final), igual que más peligro real por parte del Sevilla. El porcentaje de pases en el tercio superior del campo favorece al Betis (92 de 129 contra 45 de 82), pero el Sevilla logra encadenar más juego dentro del área rival, concretamente el doble (6 de 24 contra 3 de 11).

Arañando un poquito más se entiende todo con más claridad cuando se recurre a buscar qué combinación de pases es la que más se repitió en cada equipo en todo el partido. En el Betis se dio una docena de veces la conexión Petros-Dani Ceballos, síntoma de que hasta ahí hacía lo correcto, hacia los tres cuartos de campo, pero ahí moría... En el Sevilla, que trató de jugar con más control y cabeza (no es casualidad que cayera dos veces en fuera de juego y que Emery eligiera a Gameiro), el pase que más se repitió fue el de Krychowiak a Kolodziejczak (10), o sea, hacia atrás. Pero el Sevilla disparó dos veces a puerta y el Betis, ninguna. ¿Tienen alguna explicación, por tanto, lo que que dicen las estadísticas? La respuesta es... siempre. Todo tiene un porqué.

Atendiendo a los números -que no es verdad que sean siempre fríos-, el Sevilla mejoró en algunos de esos aspectos negativos que lo perseguían en sus partidos fuera de casa. Fue intenso y, aunque recibió más faltas (23) de las que hizo (19), en la recuperación tuvo un nivel importante, aunque también es una forma de ver que tuvo un buen balance defensivo o que el rival atacó más. Si los de Mel recuperaron 14 veces la posesión en juego, los de Emery lo hicieron 24 veces.

Son, al fin y al cabo, números, coordenadas, cifras... que pueden analizarse con múltiples filtros. Por ejemplo, los temporales. Del minuto 1 al 15, con el liderazgo de Banega, el Sevilla dominó con un 60% de posesión, el doble de pases y dos córners a favor. Por medio, el primer mano a mano de Gameiro. Pero del 16 al 30, el Betis le dio la vuelta a la tortilla con Dani Ceballos como jugador más influyente. Luego todo se igualó más... hasta la horizontal del eje de las abscisas.

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