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Fiesta con tarea

  • El equipo de Emery celebra con el sevillismo la clasificación para la final de Turín mientras trata de amarrar la quinta plaza Un empate ante el Villarreal aseguraría el sexto puesto

Resulta difícil abstraerse a la catarata de sentimientos que recorre de Gol Norte a Gol Sur todo el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. El sevillismo tiene previsto continuar hoy la fiesta que inició la noche del pasado jueves cuando la cabeza de M'Bia metió el balón en las redes de Diego Alves en Mestalla. Turín está en boca de todos y todo lo demás ahora mismo para esta afición es secundario. En cambio, los profesionales no piensan igual.

Para éstos, en primer lugar el partido ante el Villarreal es -qué duda cabe- en el que van a recibir la ovación de todo el sevillismo por hacer realidad el sueño de estar en Turín, algo que parecía imposible cuando la pasada temporada el equipo de Unai Emery se clasificaba de rebote para la UEFA Europa League tras una mediocre temporada culminada en un triste noveno puesto. Pero como dijo el recientemente desaparecido Boskov, fútbol es fútbol. Que le expliquen esto a los que un 1 de agosto seguían a lo lejos el comienzo de la andadura europea de los de Emery contra el Mladost Podgorica con dos eliminatorias previas por delante.

En segundo lugar, para los profesionales sevillistas la visita del Villarreal y los dos partidos que restan luego hasta el final del campeonato suponen la obligación de asegurar la quinta plaza que ahora ostenta el Sevilla después de que el pasado domingo se esfumara en Bilbao el primero de esos dos sueños de los que se alimentaba la afición a estas alturas de campaña. El segundo no se escapó, aunque estuvo cerca y sólo el milagro del cabezazo de M'Bia lo evitó, pero la posibilidad de entrar en la Champions ya es historia. Hubiera sido una doble machada por parte de un grupo que llegó a ser colista de la Liga BBVA y que en muchas jornadas -demasiadas- dio muestras de ser incapaz de remontar el vuelo.

Pero, bueno, lo pasado es pasado y el sevillismo disfruta con el presente que le ha tocado vivir. Enfrascado en la lucha por una entrada para Turín, la afición es capaz ya de perdonarle al equipo de Emery todo lo que haya que perdonar de aquí al final del campeonato liguero si se comporta como se tiene que comportar el 14 de mayo. Pero también es cierto que acabar quinto no es lo mismo que hacerlo séptimo porque significaría no tener que disputar las molestas eliminatorias previas, de las que tan mal recuerdo hay en esta casa con, por ejemplo, el emperajamiento con el Hannover 96 alemán. Con sólo empatar hoy ya se ahorraría una de esas molestas citas, pues aseguraría ya el sexto puesto.

De esas malas experiencias puede dar fe el entrenador que hoy se sentará en el banquillo visitante. Marcelino vuelve al estadio en el que no pudo triunfar justo en el momento que más vibra con el presente de su equipo. El Villarreal llegó a ser durante el campeonato un rival directo. Primero con bastantes puntos de ventaja sobre el Sevilla (junto con la Real Sociedad fue la mejor alternativa a los grandes durante muchas jornadas) y al final con los deberes ya hechos por parte de los de Emery, que sobrepasaron con holgura a los amarillos en la tabla.

Será, sin duda, una tarde con tintes de fiesta pero con tarea por hacer. El objetivo, como ya ayer indicó el entrenador de Fuenterrabía, es llegar a la final de Turín en las mejores condiciones sin olvidar las obligaciones en la Liga. Habría que pensar qué triste habría sido para el sevillismo el partido de hoy de haber perdido en Mestalla la ventaja de 2-0 en la ida de las semifinales justo después de tirarse al callejón en un partido importante como era el de Bilbao para los blancos. Y es la capacidad que tiene el fútbol para variarlo todo -pero todo- con un simple cambio de dirección en el viento. Emery, discutido por sus planteamientos tanto ante el Athletic como ante el Valencia, es hoy el entrenador que ha vuelto a despertar una ilusión que no hace mucho ya se sintió en esta casa.

Afearlo todo con un mal resultado o un mal partido ante el Villarreal sería algo que no contribuiría a la fiesta que le queda por vivir a esta afición en la semana y media que tiene por delante hasta la final de la Europa League. Para más inri, es Feria, con todo lo que eso supone en una ciudad como Sevilla.

De la alineación, poco se sabe, aunque es posiblemente de las cosas que menos le importe hoy al seguidor sevillista. Es previsible que Emery refresque algo el once y reparta esfuerzos, aunque la afición, lógicamente, estará en otra cosa y dará por bueno lo que haga. La mente está en Turín.

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