Imagen de impotencia
Betis 0-1 athletic
Las ausencias hacían que el Betis no pareciese de Primera · Algo de mejoría hubo con los cambios del descanso, pero no fue capaz de aprovechar el paso atrás del Athletic
Las ausencias se dejaron notar una barbaridad y el Betis caía ante un afortunado Athletic por un gol marcado por Javi Martínez al filo del descanso. El partido fue una clara demostración de las carencias de un equipo que está con lo puesto y que cuando se le caen algunos de sus pilares no encuentra recambios con cierta aptitud para sacar adelante el partido. Y fue una noche de demostraciones palmarias, sobre todo si tenemos en cuenta las limitaciones de uno de los peores de la categoría, el histórico Athletic Club.
El Betis se parecía, ya de salida, al Betis como un huevo se parece a una castaña, absolutamente nada. a las ausencias de los sancionados Mehmet y Emana se uní a a la hora de autos la de Capi por enfermedad. Y por ahí se le empezaba a torcer la noche a este Betis que tanto depende de su columna vertebral. Y tenía Chaparro que improvisar una espina dorsal que no traía buenas vibraciones, sobre todo por la ubicación de Juande, un futbolista que ha de jugar siempre por detrás del balón y jamás por delante.
Así el panorama, el partido no parecía de Primera División. Era un correcalles sin sentido, con Athletic Club presionando arriba, rústicamente pero arriba, lo que impedía que el Betis encarase alguna vez. Con los porteros de asueto y el balón discurriendo siempre entre las dos líneas de tres cuartos, el juego era un dolor, como un duelo entre daltónicos. Había más corazón que cabeza, aunque en los vascos se atisbaba algo más de intención que en un Betis que, sin embargo, contó con una clara ocasión de marcar.
Fue un proyecto de Sergio García finalizado por él mismo. Ocurría en el minuto 33 y por entonces ya se había visto Athletic Club en la tesitura de tener que hacer dos sustituciones por lesión. Al minuto veinte se había quedado sin banda derecha, pues David López tiraba la toalla en el 12 y Murillo en el 21. Paradójicamente, el gol de Athletic Club iba a generarse por ese costado y después de una monumental pifia de Casto sin la que nada de ello hubiese sido posible.
Pero lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible. La sentencia se cumplía de pe a pa, ya que el centro de campo del Betis no tenía ni vigor ni juego, ni física ni química. Había tal carencia de ideas, de fluidez, que rara era la vez que un bético encaraba a un rival. Y como, además, dada la envergadura del personal, es imposible apelar al juego aéreo, cuando llega el cómodo testarazo de Javi Martínez y aunque resta todo el segundo tiempo, nadie apuesta por este Betis tan circunstancial y mediocre.
En el descanso toma Chaparro unas decisiones que bien pudo haber tomado al principio. Juande dejaba de sufrir jugando a contraestilo y metía a Pavone, pero también se iba Juanma, el más incisivo de la primera parte, en beneficio de un Xisco que bulliría mucho para hacer muy poco que agradecerle. No obstante, este Betis tenía más coherencia que el anterior y la prueba es que todo el segundo tiempo iba a jugarse muy cerca de Iraizoz.
Claro que la incógnita es saber si todo fue virtud bética o que el rival dio un paso atrás para asegurar ese tesoro que era el gol de Javi Martínez. Si fue cosa suya la de dejarse venir al Betis pudo costarle muy caro, pues en ese correcalles pudo caer un gol que le hubiese torcido la noche. Un gol lo hace cualquiera y tuvo el Betis dos o tres ocasiones de hacerlo, pero más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena y que le digan ahora a Athletic Club que hizo mal, que se lo digan.
Chaparro intentaba encontrar el resorte para despestillar el aglomerado sistema defensivo del rival. Tras los cambios del descanso hizo otro más, el de meter a José Mari en detrimento de Nelson. Alguien podrá decir que para ese viaje no se necesitan alforjas y es cierto, porque ¿qué puede esperarse del ex sevillista? a todo esto, Pavone seguía incordiando con más voluntad que brillo, Sergio apenas aparecía ya, Damià, desde más atrás, tampoco se atrevía a horadar por su flanco, Rivera continuaba errando en el pase y Arzu no demostraba que ese lugar que él demanda en el dibujo tenga que ser para él.
Era un Betis mejorado, pero inocuo a más no poder. Un Betis idéntico al que estos años atrás ha luchado por la permanencia y, visto lo visto anoche, algo que lleva camino de repetirse en este curso. Porque lo peor de todo, lo que más claras deja las cosas, es que enfrente había un rival como hay muy pocos en la categoría. Aprovechó una de esas permisividades a que acostumbra la defensa bética, luego puso el autobús ante Iraizoz y el Betis pondría el resto para que los vascos inaugurasen su cuenta de victorias como viajeros.
Mal pinta la cosa. Ya sé que son muchas las ausencias, pero la Liga es así y hay que estar prevenido para que cuando llega ese trance, el equipo empate y no pierda, el equipo dé una imagen de cierta aptitud y no la impotente de ayer.
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