En un tono quizá más apagado de lo que en él es habitual, José María del Nido reconoció que llegar al cuarto puesto es poco menos que imposible. El objetivo de la Champions se esfuma cada vez más y así lo ve también el presidente, que, no obstante, no tira la toalla definitivamente.

"Siendo objetivos, tenemos que ver que cada vez es más difícil. Estamos a la misma distancia que hace cinco jornadas y pasan las semanas y no la acortamos. Es más, cada vez están más cerca los que vienen por detrás en la lucha por la Liga Europa, pero el discurso no lo vamos a cambiar. Quedan 11 partidos, 11 finales, 33 puntos en juego y los profesionales tienen la obligación de ganar los 33 si se puede y si no 30, y si no 27. Después haremos balance de si hemos conseguido los objetivos o no", dijo el máximo dirigente de la entidad de Nervión, que no descarta dar la sorpresa ante el Barcelona. "Creo que el Sevilla está capacitado para ganarle a cualquier rival y lo ha demostrado. Tiene que salir a ganar al campeonísimo sabiendo que estamos ante el mejor equipo del mundo de todos los tiempos. Será un partido bonito y vibrante en el que nos jugamos mucho. El Barcelona puede fallar porque tiene bastante ventaja sobre el segundo, pero nosotros, no", recordó un Del Nido al que le preguntaron si saludó a Joaquín Caparrós en Bilbao. La respuesta fue más rotunda que la pregunta. "Saludar no, cené la noche anterior con él con permiso del presidente del Athetic. Es la cuarta cena que celebramos la noche antes de un Athletic-Sevilla en los últimos tres años", dijo. Luego volvió a hablar de la supuesta vuelta del utrerano al banquillo blanco. "Imposibilidad en el fútbol no existe nunca, pero no es una cuestión que nos hayamos planteado", matizó recordando que en la famosa entrevista en El Correo vasco dijo "a medio o largo plazo". El presidente apostilló inmediatamente: "Fijaros si lo fie lejos...".

Por último, aclaró el incidente con Sergio Sánchez en Portugal, que había provocado algún malentendido. "El día antes del encuentro en Oporto los servicios médicos conocieron por el propio jugador que se había automedicado para una infección de garganta con una sustancia que podría dar positivo en unas pruebas antidopaje. Eso provocó que desde el club se encendieran las alarmas, se le hicieran unos análisis clínicos allí mismo para asegurarnos de que aquella sustancia no daba positivo o había desaparecido y así ocurrió. El jugador en todo momento estuvo a disposición del entrenador y es rotundamente incierto que se negara a jugar, todo lo contrario. Incluso con el riesgo, aun sin las pruebas, quería jugar. Es más, Monchi, el entrenador y Sergio y yo tuvimos una charla en una habitación y Manzano le preguntó delante nuestra si estaba dispuesto a jugar de lateral derecho, a lo que contestó que sin problemas".