Champions League: Sevilla -Juventus · El otro partido

Noche pintada para los héroes

  • Llorente y Sergio Rico lideran al Sevilla en un memorable y particular adiós a la Champions. Decisivos el gol del ariete y las paradas del meta.

Cuando un dolorido Fernando Llorente abandonaba el terreno de juego sustituido por Gameiro, su gol de cabeza al mítico Buffon no valía nada a efectos de clasificación. Salvo en la victoria sobre el Real Madrid, cuando marcó también de un cabezazo a centro de Mariano el tercer gol, los goles del riojano no habían valido para ganar. Vencía el Borussia Mönchengladbach en el estadio del Manchester City y, con resignación, ya se adivinaban las declaraciones de los profesionales nervionenses en la zona mixta. "Nosotros hicimos nuestra parte..."

Pero es lo que tienen los héroes, que atraen las buenas noticias y son capaces de alinear los astros para que la película acabe con final feliz. Llorente tenía que ver desde el banquillo, o mejor dicho, en el monitor del vestuario o escondido en la escalera que da acceso al túnel, la apoteosis en la que se convirtió el Sánchez-Pizjuán cuando empezaban a caer goles del City a pares cuando podía decirse que el Sevilla apenas le quedaban diez minutos en Europa. Dos de Sterling casi de corrido y uno más tarde de Bony ponían un 4-2 en el Etihad Stadium que hacían estallar a un sevillismo que ya sólo trataba de enviar sensaciones positivas al otro héroe de la noche, un Sergio Rico que no olvidará el día que tuvo en la otra portería, a noventa y tantos metros de la suya, a una leyenda como Buffon, que en enero cumplirá 38 años. 

 

Lo del meta de Montequinto, con sólo 22, ya es entrar en la leyenda. Si una actuación memorable aquí mismo la temporada pasada precisamente ante el Borussia Mönchenglagbach era decisiva para que los de Emery siguieran adelante hasta la final, frente a la Juventus fue otro coloso. Tranquilidad por alto, certero en balones lejanos endiablados de Pogba y Dybala y rapídisimo en ese balón final de Morata justo cuando el cuarto árbitro había sacado la cartela de los cinco minutos de tiempo añadido. En esas centésimas de segundos se sobrecogió todo el Sánchez-Pizjuán, todas esas 40.000 almas que mandaban su energía hacia el joven guardameta, cada día menos novel y más realidad.

 

Después de esa jugada, y todavía hasta el pitido final, había quedado mucho sufrimiento atrás en una noche en la que las emociones se dispararon porque se tenían que disparar. Llorente y Sergio Rico tuvieron que ver muchísimo en ello, como también la segunda parte colosal de Banega, las agallas de Krychowiak o el saber esconder el balón de N'Zonzi. El Sevilla se despide de la Champions, pero con héroes como éstos, el adiós no iba a ser de cualquier manera. La noche estaba pintada para eso y se dio. 

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